94. El secreto

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A pesar del silencio y la quietud... me sentía muy agitado, como si acabara de detenerme luego de haber corrido una gran maratón.

Mi mano temblaba contra el material duro del arma de fuego rodeada por mis dedos. La sentía terriblemente pesada, incluso la sentía más que al propio Rubius, el cual seguía rodeándome el cuello con sus brazos, escondido en mi hombro. Aún así intenté que no se notara mi inestabilidad.

Pero lo sentía. Era como si la extremidad que conformaba mi brazo no me perteneciera.

-Ordénale a todos los policías que se alejen de la salida del cementerio.- le dije a Norman, sin dejar de apuntarle a la cabeza con su propia arma.

-Te aseguro que no se irán tan fácilmente.- habló él sin bajar sus brazos.- Ni siquiera ante una orden directa de mi parte. Sospecharán que algo está mal.

Arrugué la frente con enojo, pero sabía que él tenía razón.

-Rubius está mal. Ver tanto movimiento de luces, personas y ruido lo alterará. Sería mejor si despejaran la zona para que tú, el investigador en jefe, pueda llevarlo al hospital por su cuenta.- expliqué la excusa improvisada que se me acababa de ocurrir.- Sin movidas exageradas.

-Aunque ellos me hagan caso, los paramédicos no están bajo mis órdenes. Ellos se quedarán sin importar lo que pase.

-Joder, Norman.- resoplé con brusquedad, sintiéndome cada vez más nervioso.- Entonces tiene que haber otra salida. Este cementerio es jodidamente antiguo, estoy seguro de que los cadáveres no siempre han ingresado por la entrada principal a plena vista.- pensé en voz alta.- ¿Qué hay de los empleados? Deben tener otro medio de ingresar al cementerio.

-No lo sé.

-¡Haz memoria!- le grité impaciente. Al hacerlo moví el arma hacia él con intención de intimidarlo, lo cual pareció funcionar cuando él dio un paso hacia atrás instintivamente.

-¡Vale! Vale, tranquilo.- exclamó, aún con sus manos elevadas.- Tal vez el panteonero mencionó una salida de emergencia.

-Vale, pues saldremos por ahí.

-Cuando se den cuenta que ya no estamos, van a buscarme, Miguel.- explicó él a medida que yo me acercaba hacia su posición.- Sospecharán que algo anda mal. Baja el arma ahora y solucionemos esto de otra manera.

-Ya me cansé de eso. Me cansé de las otras maneras.- murmuré, sin dejar de apuntarle. En ese momento, Rubius se removió y elevó su cabeza antes oculta en mi hombro y parte de mi cuello. Lo hizo lento, pero aún así se sintió aterrador de cierta forma que no pude explicarme en ese momento. Vi de reojo cómo su mirada amenazante fue a parar en Norman segundos después, el cual de repente pareció incluso más aterrado por eso que por el arma con la que yo le apuntaba.

Norman apartó sus ojos de nosotros y bajó la cabeza, comenzando a temblar en su lugar. De repente parecía un anciano vulnerable y asustado.

Tragué saliva.

-Muévete, Norman. Guíame a esa salida.- volví a ordenarle, intentando ignorar el aura sumamente pesada y horrible que Rubius estaba proyectando en nosotros.

Norman aceptó. Sospeché que no lo hizo por el hecho de que le estaba apuntando a la cabeza con un arma de fuego (él sabía que probablemente yo no sería capaz de disparar). Más bien, parecía que tenía urgencia por dejar el cementerio. Lo entendía; la presencia de Rubius había vuelto el ambiente pesado, incómodo y excesivamente insoportable. El aroma nauseabundo y la humedad fría en el aire hacían parecer que todos los cuerpos habían sido retirados de sus cajones enterrados para ser exhibidos a nuestro alrededor, putrefactos. Pero no: sólo Norman, Rubius y yo estábamos vivos en este espacio. Todo el malestar lo causaba Lara, utilizando el cuerpo debilitado que se apoyaba en mí.

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⏰ Última actualización: Apr 17 ⏰

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Luces Fuera (Rubelangel)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora