El tiempo pasaba cruelmente lento.
No era nada nuevo. Ya me había habituado a mirar fijamente mi móvil durante minutos y minutos interminables en los que nada cambiaba en aquella pantalla que nunca me mostraba lo que realmente quería ver.
Por favor, necesito saber que estás bien, pensé calladamente, atento por si recibía algún mensaje que muy en el fondo sabía que nunca llegaría. Rubius no me había respondido ni un mensaje más en estas dos últimas semanas. ¿Por qué ahora sería diferente? Por favor... por favor..., Yo solo podía pedir en silencio. Nada más.
-Tierra llamando a Mangel. Tierra llamando a Mangel. No, no responde. Houston, tenemos un problema, Apolo Mangel no responde, comenzad a preparad medidas de rescate. Repito. Comenzad a...
-Ya vale, Staxx- gruñí irritado desviando finalmente la atención de mi móvil, y entonces él comenzó a descojonarse junto a Cheeto y Alex mientras que el sonriente Máximus tomaba más frituras de la mesa baja frente a nosotros.
-¿No se supone que esa es tu frase?- rió Cheeto mirando a Alexby.- Si hasta parece que cambiaron de personalidad y todo. Mangel tiene tu mala hostia habitual y tú estás haciendo puras gilipolleces en el juego como acostumbra a hacer Mangel.
-Que te calles la boca ya, si Mangel no va a jugar pues entonces dame el mando.- se quejó el niño, dándole un empujón al barbudo que estaba a su lado para intentar alcanzar el mando que al parecer Máximus antes iba a pasarme. Sonreí divertido al presenciar la escena de todos comenzando a alborotarse en mi salón, sintiéndome a la vez un poco mal por ignorarlos. Pero no podía evitarlo.
Ya habían pasado dos semanas desde la última vez que supe de Rubius, y esperarle estaba siendo más difícil de lo que antes había creído. ¿Estaría él extrañándome de la misma forma?
-¿Mangel?- escuché que dijo Staxx, y fue el silencio de los demás lo que me hizo volver a prestar atención. Pestañeé nervioso al ver que todos me miraban fijamente, sentados inmóviles en los sillones.
-Andas muy distraído últimamente, eh... vamos, cuéntanos qué pasa Mahe.- sonrió Cheeto, sin saber que al llamarme "Mahe" sólo lograba recordarme aún más a la persona responsable de mi distracción.
-Nada, nada... ¿es mi turno de jugar?- pregunté intentando cambiar de tema, observando la partida pausada en la pantalla de la televisión. Nos habíamos reunido a pasar el rato, ya que hacía bastante que no nos veíamos, y aunque yo no estaba de muchos ánimos, Alexby prácticamente me había obligado, trayendo directamente hasta mi casa la reunión sin siquiera permitir que yo me negara. De todos modos no iba a hacerlo, ya que en parte yo también extrañaba a mis amigos. Verlos con tanta comida, bebidas y sonrisas en la entrada de mi departamento al instante me había hecho sentir mejor y acompañado; sentimientos que los últimos días había tenido completamente olvidados.
-¿No es obvio lo que le pasa? Extraña a su media naranja.- bromeó Máximus, haciéndome revolear los ojos.
-¿A Rubius? Se ha ido a Noruega, ¿no?- preguntó Staxx.
-Exacto. Por eso Mangelcito está calladísimo.- siguió Máximus.
-Ah... el rubelahe...- suspiró el sonriente Cheeto, echándose con su cerveza en mano hacia atrás para apoyarse por completo en el respaldo del sofá.
-Dejadme en paz, coño.- me quejé haciéndome el desentendido.
-No lo negó, no lo negó.- sonrió Staxx, soltando después de golpe una de sus risas agudas, la cual logró espantar al antes dormido Johnny sobre la alfombra. El gato pegó un tremendo salto que al final nos hizo reír a todos.
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Luces Fuera (Rubelangel)
FanfictionMi corazón golpeó con fuerza mi pecho y mi respiración se cortó repentinamente al escucharle decir aquello. Rubius sólo seguía observándome, suplicante, con lágrimas de desesperación en sus ojos. -Por favor...- susurró con voz quebrada- Tienes que c...