No fue el único beso que le di. No había quedado satisfecho.
Cuando volví a acercarme Rubius llevó sus brazos alrededor de mi cuello para atraerme más hacia él y retenerme. Supe que quería un beso más largo que el anterior y no tuve problemas en cumplir aquel deseo. Uní nuestros labios sintiéndome complacido al entender que yo no era el único insatisfecho.
Era obvio que ambos seguíamos excitados por lo sucedido en la ducha y el hecho de estar desnudos y aún semimojados no ayudó mucho. Casi no tardé nada en colocarme sobre Rubius sin romper el interminable beso que ya comenzaba a dificultarme la respiración. Me separé un poco pero casi un segundo después volví a atacar su boca que parecía nunca cansarse de mí. Él bajó sus brazos por mi espalda, acariciando mi piel y mandando corrientes de estremecimientos por todo mi cuerpo.
Sin dejar de besarle deslicé también mi mano por su piel, por su pecho, llegando a ciegas hasta su pezón izquierdo. Aún besándole con los ojos cerrados me atreví a pellizcar y a tocarlo un poco, logrando que él temblara y se separara de mi boca para observarme agitado.
-Hay que depilarte otra vez.- jadeé cuando nuestras miradas se conectaron, a lo que él rió revoleando los ojos y luego bajó la mirada hacia sus pezones de manera infantil.
-No tengo tantos pelos como antes, ¿o si?
-Soy el menos indicado para criticar tus pelos, tío.- hablé sincero, y es que mi cuerpo no era precisamente el más lampiño del mundo.
-No importa.- negó apurado, y luego volvió a buscarme la boca para lograr un beso que me transmitió todo el calor que él sentía apoderándose de su cuerpo, un calor que yo compartí por completo al sentir nuestros cuerpos sudorosos rozándose juntos.
-Rubius...- murmuré al abandonar sus labios para bajar hasta el hueso de su clavícula. Lamí, chupé y mordí, arrebatándole una fuerte respiración.- Date la vuelta.- pedí suplicante. Y es que recordar aquella vista que tenía cuando lo dejé contra la pared del baño sólo lograba causarme un ardiente deseo por volver a ver su espalda y besar su nuca hasta hundirme en él por completo, abrazando su pecho desde atrás con firmeza y posesividad. Aquí en la cama debería ser más fácil, y esta vez me había traído un condón conmigo para no cometer el mismo error de antes. Lo había agarrado antes de salir del baño para perseguir a Rubius, sólo por si acaso el calor que conseguimos en la ducha seguía después palpitante en nuestros cuerpos, y vaya que no me había equivocado.
Rubius cumplió mi petición sin preguntar. Le hice lugar para que pudiera moverse con libertad y no tardó en girar su cuerpo para quedar acostado de cara a la almohada bajo mi anatomía. Sólo apoyó sus codos en los costados, y sus omóplatos se marcaron bajo la piel de su espalda al quedar levemente suspendido. No tardé nada en bajar hacia aquel sector para besar y lamer su atractivo cuerpo tembloroso. Era increíble verlo reaccionar así por mí y aquello conseguía excitarme mucho más. Quería seguir siendo el causante de sus estremecimientos. En verdad quería hacerlo sentir bien.
No tardé nada en colocarme el condón (que había quedado apartado a un costado de la cama) ahora que me encontraba relativamente seco. Fue fácil, e inmediatamente después vi cómo Rubius arrastraba sus rodillas por las sábanas, separando sus piernas para que yo pudiera apoyar con mayor comodidad las mías entre ellas. Lo hice, inclinándome al mismo tiempo sobre su recostado cuerpo delgado y pálido. Una de mis manos se apoyó en la cama junto a su hombro y la otra se dirigió hasta sus muslos, colándose entre ellos para así poder comenzar a dilatarlo. Rubius estaba húmedo y sensible, por lo que no se me hizo difícil introducir un dedo que había chupado previamente para impregnarlo de mi saliva. Comencé a moverlo lentamente y sus piernas se retorcieron un poco a la vez que escuchaba salir un jadeo rasposo de sus labios. Su propio cuerpo parecía empujarse hacia mi dedo en busca de mayor profundidad y aquel sólo hecho lograba hacerme perder la razón. Me apoyé por completo sobre él y chupé tras su oreja, a lo que pude ver su cabeza debilitándose y dejando expuesta aún más su nuca pálida. En ese momento decidí colar otro dedo en su interior, sacándole un gruñido que ahogó en la almohada, quitando sus codos del colchón y dejando que su pecho se apoyara al fin enteramente en la cama.
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Luces Fuera (Rubelangel)
FanfictionMi corazón golpeó con fuerza mi pecho y mi respiración se cortó repentinamente al escucharle decir aquello. Rubius sólo seguía observándome, suplicante, con lágrimas de desesperación en sus ojos. -Por favor...- susurró con voz quebrada- Tienes que c...