70. Despedida ~Rubén~

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En verdad no importaban todas las veces que ya la hubiera visto... jamás me acostumbraría a observarla sabiendo que nadie más que yo podía hacerlo. Ni el largo tiempo "conviviendo" con ella lograría que su presencia se tornara normal ante mis ojos.

Seguía siendo igual de escalofriante que la primera vez, pero por suerte yo había aprendido a respirar hondo y a desviar mis ojos para ignorarla, o al menos para pretender que no la veía. Había aprendido a fingir, aunque en ocasiones no era del todo bueno en eso.

-Dime Rubén, ¿esto duele?- El doctor frente a mí ya llevaba un buen rato revisándome y haciendo todo tipo de análisis a los cuales no les estaba prestando atención. Al principio estaba algo nervioso por que descubriera todas las heridas de mi piel. Aquellos moretones que aparecían de la nada en mi cuerpo ya se habían hecho parte de mi reflejo cotidiano hace mucho tiempo. También temía que notara las heridas más actuales, las que me había hecho estando encerrado bajo tierra. Incluso las manos me temblaron cuando me revisó delicadamente las uñas. Aquellas que yo había destruido cuando rasgaba la madera dura del ataúd en un vano intento por escapar del interior. Aún no se recuperaban del todo.

Sin embargo, el hombre de cabello corto y lentes finos no opinaba ni me interrogaba. Sólo hacía preguntas como "¿te duele?" y luego proseguía a tocar con sus manos expertas zonas específicas de mi cuerpo en busca de anormalidades.

Dejé de preocuparme por completo del doctor cuando noté que Lara había aparecido en el cuarto blanquecino de hospital. La vi de pie detrás del hombre que ahora me revisaba el brazo izquierdo. Ella era mucho más pequeña de estatura que todos nosotros pero aún así me sentía completamente indefenso cuando me sonreía con sus ojos celestes clavados en los míos. Era una sensación ya conocida para mí pero no lograba acostumbrarme. El terror jamás se iba cuando mis ojos la divisaban.

Levanté mi brazo libre para rascarme el cabello con nerviosismo al verla jugando con los utensilios de hospital que se encontraban en la gaveta que el doctor había dejado abierta hace unos minutos. Lara siempre se ponía feliz al verme nervioso y sabía exactamente cómo lograrlo.

Respiré con pesadez y bajé la cabeza al verla sostener entre sus manos una pequeña cuchilla de metal.

-¿Estás bien?- La voz del hombre que seguía revisándome me hizo volver a subir la mirada. Hasta ahora era la primera vez que preguntaba algo que no tuviera que ver con mis dolores corporales.

-Sí... sólo estoy algo cansado.- murmuré mirándolo e intentando que mis ojos no se desviaran hacia Lara. Podía verla de todos modos. Se estaba riendo y ya había guardado nuevamente la cuchilla en la gaveta, feliz de haber logrado una reacción de mi parte.

-Vale. Comprendo.- asintió el doctor.- No te preocupes. Ya terminé de revisarte y no creo que sea necesario hacer estudios más profundos.

Le observé sorprendido.

-¿De verdad?

-Te explicaré mejor todo esto cuando el investigador a cargo llegue. Por ahora debes saber que no tienes heridas de gravedad ni nada que indique que tu ausencia estuvo relacionada a un delito. Tu examen médico muestra la verdad de tus palabras sobre que tu desaparición fue voluntaria, pero aún deberás responder algunas preguntas para que todo se termine de confirmar.

Temblé cuando mis ojos se desviaron inconscientemente hacia Lara, la cual acababa de guiñarme un ojo sin dejar de reír entre dientes.

Ella había sido la responsable de esto. Ella había ocultado todas mis heridas para que los profesionales no pudieran verlas. Me dijo que lo haría pero yo no le había creído del todo. No entendía cómo lo haría. Mangel tampoco se había mostrado seguro sobre esto cuando le expliqué, pero tuve que insistir hasta convencerlo, a pesar de que ni yo estaba muy convencido.

Luces Fuera (Rubelangel)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora