87. Comezón

2.7K 206 1.2K
                                    

Dudar es humano.

Eso fue lo que pensé mientras subía al tren. Mientras le mostraba mi boleto al encargado de inspeccionar a los pasajeros con destino a Madrid. Mientras buscaba mi asiento, y mientras despedía hacia afuera a mis padres y mi hermanita, los cuales podía ver a través de la ventanilla a mi lado.

Dudar es humano. Repetí aquello en mi mente cuando el tren se puso en marcha con un sonido chirriante.

Mi familia me había ayudado a decidirme por volver a Madrid para ver a Rubius y acompañarlo en su enfermedad. Ellos me habían ayudado a entender que dudar es humano, que no tiene nada de malo doblegarse, pensar dos veces antes de actuar, tomarse un tiempo para reflexionar sobre lo que realmente quieres en tu vida. Entendí que tampoco es malo no saber de inmediato qué hacer exactamente, y no es malo recibir ayuda o mostrar lo que realmente sientes a alguien más. Entendí que mis dudas sobre qué hacer con Rubius no me hacían mala persona, no me hacían amarlo menos, no me hacían responsable de todo lo que estaba sucediendo.

No estaba mal dudar de mis propios sentimientos.

Incluso ahora, mientras el tren se alejaba de la estación y el paisaje iluminado por el sol naciente comenzaba a ocupar todo el espacio con su naturaleza, me daba cuenta de que lo único que tenía claro en mi cabeza, era que en el pasado, cada una de las decisiones que había tomado habían sido pensando siempre en el bienestar de Rubius. Pensando siempre en lo que sería mejor para él, para su salud y felicidad.

Y aunque algunas de aquellas decisiones hubieran sido erradas... aunque hubieran logrado causar desastres que se podrían haber evitado, me prometí a mí mismo que jamás volvería a culparme por mis decisiones. Dieran o no resultados positivos, me prometí jamás volver a dudar de mis propias intenciones honestas.

Siempre había pensando en lo que sería mejor para Rubius, pero ahora estaba decidido a comenzar a pensar también más en mí mismo. La decisión que tomé al alejarme de él había sido acertada, porque de haberme quedado en aquel hospital un sólo día más... habría colapsado definitivamente.

Sin embargo, pensar en mí no significaba dejar de pensar en Rubius. En realidad era todo lo contrario y eso era... era increíble.

Dudar es humano, pensé aquello una vez más a la vez que suspiraba sin quitar mis ojos del paisaje exterior en movimiento. Estaba mucho más tranquilo en comparación a cuando llegué a Algarinejo. Sin embargo, mi mente se encargaba de imaginar una y otra vez distintos escenarios en donde podría encontrarme con Rubius nuevamente. ¿Estaría bien? ¿Habría mejorado? ¿Empeorado? ¿Estaría feliz de verme?

Antes de irme le había prácticamente ordenado a los doctores que si Rubius empeoraba o se encontraba mal de verdad, debían llamarme, no importaba la hora ni el día. Yo necesitaba saber que, a pesar de estar lejos, los doctores y su familia sabrían controlarlo. De otra forma tal vez nunca me habría atrevido a irme.

Los doctores encargados no me habían llamado en estas dos semanas, y había sido un alivio recibir sólo noticias buenas sobre Rubius mediante mensajes de texto que ocasionalmente me enviaba Bente. Vale... no eran "buenas noticias" pero eran mensajes que me calmaban al decir que Rubius estaba tranquilo y cooperando poco a poco. Podía notar el tono cortante en los simples mensajes escritos que ella enviaba, pero aún así agradecía que me mantuviera informado.

No estaba seguro de que algún día lograra llevarme bien con Bente como antes, y siendo sincero aquello no me importaba demasiado ahora.

Tenía un poco de sueño por no haber dormido demasiado la noche anterior debido a los nervios, por lo que entrecerré cansado mis ojos al mismo tiempo en que el sol era tapado por una gran y única nube blanca en el horizonte, haciendo que la mañana se volviera un poco más oscura y agradable para descansar. Iba a cerrar por completo los párpados cuando una llamada entrante hizo que mi móvil vibrara en mi bolsillo.

Luces Fuera (Rubelangel)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora