83. Traición

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No sé cuántos minutos pasaron hasta que me atreví a extender mi mano temblorosa hacia su rostro. 

Toqué su piel con la yema de mis dedos, viendo cómo él pestañeaba dudoso con su mirada aún escaneando la mía. Podía ver sus pupilas moviéndose alternativamente de uno de mis ojos al otro, inquietos y vidriosos.

Era demasiado nítido como para ser un sueño.

-Mangel.- volvió a decir con voz afónica, poniéndome la piel de gallina.

No le respondí. Poco a poco fui recuperando el control de mí mismo, aquel que había perdido al recibir la irreal noticia que me hizo correr por los pasillos del hospital como un loco.

Continué acariciando su piel, la cual seguía igual de fría que antes, y pensé que era escalofriante ver sus ojos abiertos porque, si sólo pudiera verle con mis manos, con el tacto, aseguraría que seguía muerto. 

Esto no era un sueño.

-¿No...? ¿no te...- Mi mandíbula temblaba por sí sola, y entonces sentí al fin todas las lágrimas acumuladas escapándose de mis párpados. Un destello de preocupación pasó por la mirada de Rubius al ver mi expresión asustada..- ...no te vas a morir otra vez.., ¿verdad?

-¿Qué?- exhaló desconcertado, negando con la cabeza. El sólo hecho de ver aquel movimiento... tan simple... apretó el nudo en mi garganta, por lo que más lágrimas recorrieron mis mejillas inevitablemente..- Mo... ¿Morí?

Asentí, soltando un sollozo para luego alejar mi mano de su rostro y llevármela a la boca.

-No puedo.- negué asustado, y es que el cúmulo de sensaciones que estaba sintiendo comenzaba a sobrepasarme otra vez. El nudo en mi garganta se replicaba dolorosamente en mi estómago y aquello sumado al estado de mareo que me punzaba en las sienes logró desestabilizarme de manera perentoria.

Me puse de pie, alejándome hacia la puerta al sentir que perdería nuevamente el control de mí mismo si permanecía más tiempo en la habitación. Sin embargo, no sabía realmente si ahora debería irme o arrojarme a abrazarlo. ¿Y si moría en mis brazos justo en ese momento? ¿Y si se desvanecía? ¿Y si volvían a darme aquella terrible noticia? No podría, iba a morirme si aquello pasaba, iba a colapsar definitivamente, iba a...

"Su latido es débil y es probable que vuelva a detenerse"

-Mangel.- Esta vez fue Rubius quien estiró su brazo hacia mí. Cuando observé su rostro me di cuenta de que estaba llorando al igual que yo. Él se veía incluso aún más asustado.

-Perdón.- me abracé a mí mismo, y luego retrocedí para salir por la puerta. Abandoné el cuarto, horrorizado por mis propias acciones, pero no me detuve y seguí caminando hacia ningún lugar en específico.

No pensé en las consecuencias. Tampoco en lo que yo quería, lo cual era obviamente estar con Rubius. No pude, porque la sensación de estar al borde de la locura alteraba todos mis sentidos al mismo tiempo, y era aterrador. Algo que nunca antes me había pasado, y que ahora me obligaba a huir al no saber cómo controlarlo.

Huí, teniendo miedo de mí mismo, caminando con los brazos rodeándome el torso fuertemente. Sólo cuando doblé hacia donde supuse vagamente, estaba el baño, choqué sin fuerzas contra alguien que al instante me sostuvo de los hombros para detenerme. Cuando dirigí la mirada hacia aquella persona, descubrí a Alexby observándome con los ojos bien abiertos y las cejas alzadas.

-¿Mangel? ¿Qué haces aquí? ¿No te enteraste? Rubius está...

-Alexby.- lo detuve, ya que sus palabras rápidas sólo conseguían marearme aún más.- Sa... sácame de aquí, tío.

Luces Fuera (Rubelangel)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora