43. Canto ~Rubén~

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Feliz Viernes 13 mis niños
( ͡° ͜ʖ ͡°) lean a oscuras si se atreven c:

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Mangel, Mangel, Mangel. Pobre, pobre Mangel.

Mangel, Mangel, Mangel. Pobre, pobre Mangel.

Mangel, Mangel, Mangel. No es justo, justo, Mangel. No estás jugando limpio, Mangel.

Mangel, Mangel, Mangel.

Pobre, pobre Mangel. No es bueno hacer trampa, Mangel. Mereces un castigo por no ser justo, Mangel.

Mangel, Mangel, Mangel.























































Separé mis párpados con debilidad al escuchar aquel canto burlón que le era apenas audible a mis oídos. Pero por alguna razón lo había escuchado con claridad, así que, luego de pestañear un par de veces con pereza, intenté enfocar con mi visión borrosa llena de sueño el origen de aquel canto inquietante. Fue entonces cuando me percaté de los brazos que me rodeaban protectoramente desde atrás, y segundos después noté la suave respiración de Mangel en mi nuca. Al parecer ambos nos habíamos quedado dormidos bajo las sábanas en el mismo colchón.

Pestañeé un par de veces más, sintiéndome muy confundido y adormilado. No comprendía por qué todo estaba tan oscuro a mi alrededor, ¿era de noche aún? ¿Me había despertado antes de que amaneciera? Apenas podía ver el salón en el que me encontraba gracias a las pocas llamas que al parecer seguían brillando dentro de la chimenea.

Suspiré.

No me extrañó mucho el hecho de tener un sueño entrecortado, desde los últimos meses siempre me había despertado varias veces en una misma noche, e incluso había llegado a pasar noches enteras en vela por mis molestos insomnios frecuentes. Pero en verdad había pensado que esta noche en particular dormiría a gusto, y aquello se debía básicamente a que Mangel se encontraba conmigo. Siempre era más fácil dormir cuando él estaba presente. Al menos así era la mayoría de las veces.

Al parecer hoy era una de esas noches que serían llamadas excepción.

Luego de un rato mi mente y mis ojos finalmente se conectaron de manera normal, permitiéndome ver e interpretar las imágenes con mayor facilidad. Estábamos acostados al nivel del suelo, por lo tanto yo veía todo el salón oscurecido frente a mis ojos de manera lateral. Mangel me abrazaba con suavidad con su pecho pegado a mi espalda, y detrás de él se encontraba la chimenea con el fogón seguramente apagándose ya casi por completo.

A pesar de estar acostado, una sensación horripilante de vértigo me invadió el cuerpo entero con brusquedad al ver una figura pequeña sentada en los sofás a unos metros de nosotros. Eran cuatro sillones pequeños que estaban enfrentados, y en uno de ellos la pequeña figura humana balanceaba sus piernitas delgadas de un lado a otro, golpeando con suavidad la tela del sillón que se encontraba en la parte bajo sus tobillos. Temblé de puro pánico sin poder evitarlo, y ni siquiera me percaté de que mis ojos se habían cristalizado luego de abrirse como platos.

Era ella. Era ella, joder.

No me acostumbraba a su presencia, por más veces que la tuviera frente a mí me seguía siendo atemorizante el solo verla. Y cuando ella me miraba a mí... sentía como si me fuera a desmayar de puro terror. Sus ojos eran tan vacíos que me causaban una inmediata sensación de tristeza e incomodidad. Era insoportable, realmente odiaba cuando me miraba. Pero ahora, curiosamente ella no tenía sus ojos fijos en los míos. Ahora miraba el techo sobre su cabeza, balanceando sus pies de adelante hacia atrás con tranquilidad y sus manos descansaban en los apoyabrazos del sillón individual en el que estaba sentada.

Luces Fuera (Rubelangel)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora