-¡RASPY!- Rubius había comenzado a gritar como todo un lunático y a correr por toda la casa. Estaba fuera de sí, y sinceramente, hasta me había dado miedo su cara de desesperación y sus ojos rojos hinchados de lágrimas. Jamás, jamás había visto a Rubius de esa manera, no parecía él. Estaba tremendamente alterado.
Yo lo seguía cauteloso y asustado, mientras que él corría de acá para allá, buscando a la gata frenéticamente. Volteaba los muebles y los adornos, los regalos que alguna vez le habían hecho los fans, la computadora, los peluches y almohadones; todo acababa desparramado en el suelo, roto e inservible. Sólo algunas cosas no estallaban en mil pedazos al caer contra el suelo.
Y yo... no sabía cómo reaccionar. Estaba terriblemente confundido. No sabía quien era esa "ella" que él había mencionado. Pero según él... "ella" desgarró el estómago del pobre Wilson. ¿Acaso Raspberry era "ella"? ¿Su gata podría haber hecho algo así? ¡No! ¡No joder, imposible! Estábamos hablando de Raspberry, la gata que Rubius quería con toda su alma. Vale, a veces era un poco agresiva pero... Imposible que hubiera hecho algo así. Im-po-si-ble.
-¡RASPBERRY! ¡JODER MANGEL! ¡AYÚDAME A BUSCARLA!- Y ahora los gritos iban dirigidos a mí, y yo estaba tan nervioso y asustado que sólo podía asentir con la cabeza cada vez que él me fulminaba con sus ojos desesperados.
No había nadie más en la casa, ya me había asegurado de ello. Sólo nosotros dos. Así que no lograba comprender quién era "ella". Pero por ahora... sólo me enfocaría en encontrar a Raspberry antes de que Rubius terminara por enloquecer.
Aunque lo entendía... no sé que haría yo si encontrara a mi querido Johnny con el estómago abierto de esa manera tan escalofriante. Joder... de sólo pensarlo se me aguaban los ojos.
Fue entonces cuando comprendí que Rubius buscaba a Raspy con el temor de encontrarla en las mismas condiciones que Wilson. Si la gata llegaba a estar muerta... Rubius estallaría.
Me adelanté rápidamente saliendo de mi confusión y alcancé su hombro. Rubius se giró hacia mi, con un millón de emociones reflejadas en sus ojos rasgados y vidriosos. Su ceño fruncido se relajó un poco al ver mi expresión serena y cuando vi que se hubo calmado lo suficiente, jalé su brazo y atrapé su cuerpo tembloroso en un fuerte abrazo. Él se quedó quietísimo, sin corresponder.
-Tranquilo... Me estás asustando...- susurré aliviado de que los gritos hubieran cesado.
-Encuéntrala...- suplicó comenzando a sollozar- Encuentra a mi gata Mangel... tengo miedo de que le haya pasado algo malo...
-De seguro está por ahí escondida. Yo la buscaré, tú ve a descansar.
-No..
-Sí.- le interrumpí seriamente- Ve a lavarte, tienes... sangre en tus manos.- informé con temor, temor a que Rubius volviera a alterarse. Pero él sólo asintió en silencio lentamente y se separó de mí, arrastrando sus pies hasta el baño.
Cuando le vi cerrar la puerta, me di la vuelta y comencé a buscar a la gata con mayor tranquilidad.
Yo no creía mucho en Dios, pero esa vez recé por encontrar a Raspberry sana y salva. Me daba miedo imaginar lo que sucedería si no era así.
Así que rezando en mi cabeza, caminé hacia la habitación, en donde Rubius ya había buscado, pero no perdía nada por intentarlo una vez más.
Busqué debajo de la cama, en el armario, detrás de las cortinas, en las ventanas...
Nada. La gata no estaba por ninguna parte, y yo ya comenzaba a pensar en lo peor. ¿Cómo era posible que el animal hubiera desaparecido así de la nada? Cuando vivía con Rubius, Raspberry solía elegir los lugares más impensados para echarse una siesta, pero a pesar de ello siempre la encontrábamos cuando nos lo proponíamos. Nada de esto tenía sentido. ¿Por qué...?
En ese momento, un débil maullido interrumpió mis pensamientos.
Un maullido que venía desde... ¿arriba?
Imposible.
¡¿Qué cojones?!
Elevé lentamente mi rostro hacia el techo y me quedé petrificado al ver una inmóvil bola de pelo negra pegada al techo sobre mi cabeza.
¿Raspberry..?
Pero antes de que pudiera reaccionar, la gata cayó sobre mi cara, arañándome dolorosamente la frente y la mejilla. Me la quité con un brusco movimiento reflejo y la lancé lejos de mi cuerpo, pero no me preocupé al verla caer de pie y esconderse temblorosamente bajo la cama.
Pestañeé, totalmente confundido, sin entender qué acababa de suceder.
Volví a mirar hacia arriba, buscando aquel lugar del cual Raspy debería haberse sostenido para no caer. Pero no había nada, solo un techo plano y blanco. ¿Cómo cojones había hecho la gata para subirse al techo? Si no estuviera cuerdo... podría haber jurado que me pareció verla levitar por unos segundos.
Bufé masajeándome la cabeza. Tendría que volver al oculista a por un nuevo par de gafas. Ya veía cosas sin sentido.
-¿Mangel?- me di la vuelta aún medio boquiabierto y observé al castaño ya duchado y vestido frente a mi.- Dime que la encontraste...- susurró temeroso al ver mi rostro de confusión total.
Abrí y cerré mi boca varias veces pero no pude articular ninguna palabra. No sabía cómo explicarle algo que ni yo había entendido. Terminé señalando con mi dedo en silencio hacia la cama.
Observé aún petrificado en mi lugar cómo Rubius se lanzaba al suelo, agachándose debajo de la cama y metiendo su brazo para alcanzar a la igual de asustada Raspberry. Parecía que la gata también estaba confundida por lo que acababa de pasar, y mientras Rubius la consolaba yo decidí sentarme en la cama con la mirada posada nuevamente en el techo.
Joder...
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Luces Fuera (Rubelangel)
FanfictionMi corazón golpeó con fuerza mi pecho y mi respiración se cortó repentinamente al escucharle decir aquello. Rubius sólo seguía observándome, suplicante, con lágrimas de desesperación en sus ojos. -Por favor...- susurró con voz quebrada- Tienes que c...