Tengo la certeza de que me siento inclinado al mal.
¿Qué será si no aquella sensación de fuerza contenida, pronta a reventar con violencia, aquella sed de emplearla a ojos cerrados, entera, con la seguridad irreflexiva de una fiera? ¿No era acaso sólo en el mal donde alguien podía respirar sin miedo, aceptando el aire y los pulmones?
Ni el placer me daría tanto placer como el mal. (...) Porque la mejor frase, e incluso la primera es: la bondad me da ganas de vomitar.
Clarice Lispector
Cerca del corazón salvaje
El sonido del teléfono me despertó de golpe.
Me enderecé en mi cama sintiéndome desorientado y luego intenté ver a mi alrededor con los ojos entrecerrados por el sueño. Obviamente no pude enfocar nada, no sólo por mi falta de gafas sino porque era de madrugada y todo estaba oscuro. Lo único que emitía luz era la pantalla de mi celular, el cual vibraba sobre la mesita de luz al lado de mi cama. Estiré mi brazo y contesté la llamada con los ojos cerrados y la frente arrugada.
-¿Hola?
-Miguel.
Abrí los ojos completamente al escuchar la voz de Norman y todo el sueño se me fue a la mierda.
-¿Qué pasó? ¿Lo encontraron?- pregunté temeroso alcanzando mis gafas.
Norman no contestó de inmediato y entonces sentí la ya familiar sensación de mi estómago revolviéndose desagradablemente.
-Aún no lo sé.- contestó al fin. Pude notar que se escuchaban sonidos de coches por detrás de su voz, por lo que supuse que estaría en la calle o conduciendo.- Acabamos de recibir una llamada de unos policías cercanos a la zona. Dicen que denunciaron ver a un sujeto alto y delgado en la Sacramental de San Isidro.
-Eso es un cementerio.- señalé al mismo tiempo que me ponía de pie para encender la luz y ponerme rápidamente más ropa encima.
-Sí. El panteonero lo vio cuando estaba haciendo una última vigilancia del cementerio.- explicó lentamente.- Había un sujeto de pie, castaño y quieto a lo lejos. Tal vez es Rubén.
-Tiene que ser él.- Corrí hacia la puerta luego de colocarme los zapatos, tomando mi billetera y las llaves.- Voy para allá.
-Estoy yendo ahora mismo junto con otros policías. No es necesario que vengas.
-No me importa, iré de todos modos.- dije terminando de cerrar la puerta ya del lado de afuera.
-Miguel no me hagas discutir mientras estoy conduciendo.- gruñó con su clásico tono cansado. Casi pude imaginarlo ceñudo en la patrulla, con sus manos arrugadas sobre el volante, sus canas, y sus ojos marrones concentrados.- Cambiaré mi respuesta: no tienes permitido venir. Rubén es un paciente psiquiátrico que no recibe su medicación habitual desde hace dos días. Es peligroso. Y tú aún sigues siendo un sospechoso.
Tragué saliva mientras, ya frente al ascensor del pasillo, esperaba impaciente que las puertas se abrieran luego de presionar el botón. Sentí que se tardaba una eternidad pero finalmente pude subir luego de un minuto. Mientras el ascensor comenzaba a bajar continué pensando a toda velocidad. Norman tenía razón. Habían pasado sólo dos días desde que Rubius había escapado de la clínica en donde estaba internado. Era poco tiempo considerando que antes había desaparecido por casi dos meses enteros, lo cual yo había temido que se repitiera ahora. Pero no. Sólo habían sido dos días. Aunque aquello no aseguraba que estuviera en mejor estado. Era imposible saber cómo estaría él ahora.
ESTÁS LEYENDO
Luces Fuera (Rubelangel)
FanfictionMi corazón golpeó con fuerza mi pecho y mi respiración se cortó repentinamente al escucharle decir aquello. Rubius sólo seguía observándome, suplicante, con lágrimas de desesperación en sus ojos. -Por favor...- susurró con voz quebrada- Tienes que c...