71. Recuerdos

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Ten cuidado.
No estás en el país de las Maravillas.
He escuchado de la extraña locura que crece en tu alma.
Pero eres afortunado en tu ignorancia.
En tu aislamiento.
Tú, que has sufrido.
Encontrar dónde el amor se oculta.
Dar, compartir, perder.
Para que no fallezcamos marchitos.


(de la película "Kill your Darlings")






















































































5 meses después...









































































Apoyado contra la puerta trasera del tranquilo hogar, observaba hacia afuera con decaimiento la silueta de Rubius en la distancia.

Él, sentado en el pequeño banco gris ubicado junto al gran árbol del patio, me daba la espalda y miraba perdidamente quién sabe qué, completamente quieto.

Suspiré con el brazo izquierdo apoyado sobre la pared a mi lado, sin quitarle la mirada de encima a su figura delgada tapada por una manta marrón de polar. Su cabello apenas se veía por sobre aquel enorme abrigo que lo cubría por completo.

-Miguel.- Repentinamente escuché la voz del padrino cerca, y al girar mi cabeza un poco lo descubrí detrás mío.

-Él no debería estar afuera con este frío.- hablé de inmediato, preocupado por su quietud en medio del clima exterior. Ya estaba atardeciendo y la temperatura no hacía más que bajar.

-Lo sé. Pero nunca logramos convencerlo... sin importar qué, siempre que viene a nuestra casa, antes de que anochezca sale al patio trasero y se queda quieto ahí un buen rato. Es como si lo necesitara.- explicó sereno, a lo que simplemente asentí, comprendiendo.

-Voy a hablar con él.

-Vale, pero no tardéis mucho, la cena ya casi está lista.

Asentí sin mirarlo, realmente sin prestarle mucha atención a sus palabras. Decidí pasar la puerta para después pisar el césped podado del patio, y así comencé a caminar con pasos firmes hacia Rubius, dejando al padrino atrás.

El aire frío me hizo abrazarme y apresurar el paso. Este año el otoño parecía invierno por lo rápido que la calidez veraniega había desaparecido.

Estábamos ya en el mes de octubre y a veces sentía que el clima era lo único que había cambiado realmente desde aquel día...

Cuando al fin estuve cerca de Rubius di un par de lentos pasos más hacia el banco y luego me senté a su lado sin preguntarle si podía hacerlo. Él me miró en cuanto me coloqué junto a su cuerpo, y pude ver cómo una sonrisa tranquila se formaba en sus labios.

Al menos ahora sus sonrisas eran más habituales.

-Bueno...- hablé, frotando mis manos entre sí.- Dame un poco de esa manta, ¿no? Que se me congela el culo.

Rubius rió con la boca cerrada y luego extendió con su brazo el abrigo que lo cubría, para después echar un poco de éste sobre mis hombros. Lo sostuve contra mí de inmediato, sintiéndome al instante algo más aliviado al percibir la suavidad del polar contra mi cuerpo. Luego Rubius se acercó a mí levemente hasta que nuestros hombros y brazos quedaron pegados lado a lado y la manta nos cubrió por completo perfectamente.

Luces Fuera (Rubelangel)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora