60. Culpable

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-Dime la verdad, Alex...

No respondió de inmediato.

-Joder, tío, dime algo.

-No sé, Cheeto. No sé.

-¿Entonces? ¿Qué coño podemos hacer nosotros?

-Es que no lo entiendes, macho. Yo... yo nunca antes había visto a Mangel así.

Había tanto silencio en mi departamento que podía escucharlos a la perfección.

-Ya. Tampoco yo, pero..., joder.

-En serio Cheeto. No estoy exagerando. Muchas veces he estado con Mangel en momentos horribles. Pérdidas, rupturas... pero... pero nunca lo había escuchado llorar como hoy.

Silencio.

Sólo duró un corto momento.

Bajé los párpados cuando continuaron hablando.

Podía escuchar lo que mis amigos estaban discutiendo en susurros desde el salón de mi hogar, mientras que yo permanecía resguardado en mi habitación acostado bajo las sábanas con la mirada puesta en la nada. Me dolían los ojos y no me sorprendía. No había tratado a mis párpados con delicadeza al limpiarme las lágrimas. Ardían por mi maltrato... pero aún así, a pesar del cansancio que me aplastaba contra el colchón, no lograba dormirme.

Tampoco podía dejar de escuchar lo que ellos estaban hablando.

-Yo creo que... tal vez vio algo que no debió ver. Algo que en serio lo dejó mal.- La voz de Cheeto se escuchaba muy lejana y ahogada por la distancia que separaba a mi habitación del salón. Pero aún así podía oírle claramente. 

-¿Algo como qué?

-Yo qué sé, tío. También pudo haberse enterado de algo. Algo relacionado con Rubius.

-¿Tú crees que todo esto... es por Rubius?

-Es de lo único que estoy seguro.

Me cabreaba escucharles tan claramente.  

-No sé. No sé cómo ayudarlo esta vez. No sé cómo, Cheeto.

Odiaba escuchar a Alexby tan angustiado.

Odiaba escuchar a Cheeto tan nervioso y confundido.

Lo odiaba.

Lo odiaba tanto.

Lo odiaba a él.

Todo era su culpa.

Salí de la cama con pesadez, colocándome luego mis gafas de la misma manera. Ya habían pasado dos horas desde que Alexby y Cheeto lograron calmarme y me obligaron a meterme en la cama para descansar, pero en verdad no lograba dormirme. Ya no tenía caso.

Salí de mi cuarto caminando descalzo y entré de la misma manera al salón, interrumpiendo así la charla en susurros que estaban teniendo mis amigos. Ellos se callaron y voltearon a verme sorprendidos en cuanto sintieron mi carraspeo bajo. Obviamente no sabían que yo los había estado escuchando desde el principio.

-Mangel...- comenzó a decir Alexby, pero no le dejé terminar.

-Ya se pueden ir.- dije sin mirarles a los ojos.- Ya no es necesario que se queden.

-Nos nos molesta. Nosotros estamos...- Nuevamente no le dejé terminar.

-Quiero estar sólo.- Me observaron con los ojos bien abiertos. Pero no me importaba quedar mal frente a ellos. No me importaba echarlos de manera descortés. Realmente nada me importaba en este momento. Sólo quería que se fueran y que hablaran de mí en otro lugar si así lo deseaban. Un lugar en donde mis tímpanos no recibieran el sonido de sus voces preocupadas.

Luces Fuera (Rubelangel)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora