-El cuarto de invitados está por allá.- le informé señalando hacia el fondo del pasillo.
Observé cómo Rubius miraba hacia donde apuntaba mi dedo y luego cómo asentía mientras que todo su cuerpo se agitaba levemente. Había tenido un escalofrío. Supuse que por el frío.
-Vale, gracias, Mangel.- dijo enseñándome otra vez una de esas sonrisas que no le llegaban a los ojos. Me estremecían de manera incómoda.
-No hay de que, macho.- reí dándole una palmadita amigable en la espalda- Ya sabes dónde está mi cuarto así que, llámame si necesitas algo.- Y luego de despedirnos, nos adentramos cada uno en nuestras habitaciones.
La fiesta había terminado hace un par de horas, y con Rubius nos habíamos quedado platicando hasta que sentimos que el sueño nos vencía. Fue entonces cuando nos decidimos por ir a dormir.
Me adentré en mi cama ya descalzo y me cubrí con las mantas y sábanas hasta la cabeza, sintiendo el frío nocturno alejarse lentamente de mi cuerpo que entraba poco a poco en calor. No me tardé ni dos segundos en caer dormido, ya que en verdad estaba destruido. Así que apenas cerré mis ojos, me sumí en la plena inconsciencia.
×××××
Fue un pequeño sonido lo que me despertó, pero cuando mis ojos se abrieron nuevamente, el sonido se escuchó más fuerte, haciendo que me alarmara.
Ladrones, pensé, y me maldije internamente por tener tanta mala suerte. Es decir, la casa estaba recién amueblada y decorada. ¡Me acababa de mudar y ya entraban a robarme! Esto solo me pasaba a mi...
Me levanté más enfurecido que preocupado, y tomé mi móvil dispuesto a llamar a la policía aún un poco adormilado, pero unos golpecitos en la puerta me hicieron pegar un salto.
-Mangel...- escuché del otro lado. Una voz baja y profunda que no logré identificar y me asusté al pensar que tal vez algún fan se había metido a mi casa. No era la primera vez que sucedía ¿Pero cómo? Si ni siquiera sabían mi dirección. Acababa de mudarme, era imposible. Pero entonces... ¿quién?
-¿S-Si?- pregunté dejando el móvil en la mesita de luz sin hacer el menor ruido. Todo el cuarto estaba oscuro ya que aún era de noche, pero de alguna manera, el prender la luz me acojonaba más, y eso se debía a que el interruptor estaba al lado de la puerta.
Los toques en la madera de la puerta volvieron a escucharse en un ritmo parejo y fruncí el ceño, haciendo que todo el leve miedo que sentía se convirtiera en enojo. Alguien me estaba jugando una broma o...
Y entonces, recordé que tenía un invitado. Uno muy "chistoso".
Chasqueé la lengua blanqueando los ojos y me aproximé a la cama sin siquiera abrir la puerta, volviendo a acostarme de manera despreocupada.
-Ya vete a dormir, gilipollas.- le gruñí cabreado. No era nada nuevo que Rubius me hiciera bromas en la noche, pero en verdad había pensado que era un ladrón, y me había asustado.
Escuché su baja risa y luego sus pies comenzando a correr de vuelta a la habitación de invitados desde el otro lado. Bufé cerrando mis ojos, dispuesto a dormir y resistir las ganas que tenía de salir del cuarto para tirarle la almohada por la cabeza.
Pero no pude evitar esbozar una pequeña y suave sonrisa, recordando aquellos viejos tiempos en los que vivíamos juntos y en los que las bromas reinaban en aquel departamento compartido, mi primer departamento en Madrid. Mi primer compañero de juegos... de aventuras y... ahora,.. de vida. Ahora que lo pensaba... tal vez sin Rubius jamás hubiese llegado a conocer a tantas personas a través de una simple pantalla, a través de Youtube. Y le estaba eternamente agradecido, aunque fuera un completo gilipollas. Le debía mucho.
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Luces Fuera (Rubelangel)
Fiksi PenggemarMi corazón golpeó con fuerza mi pecho y mi respiración se cortó repentinamente al escucharle decir aquello. Rubius sólo seguía observándome, suplicante, con lágrimas de desesperación en sus ojos. -Por favor...- susurró con voz quebrada- Tienes que c...