-Ven.. siéntate.- me susurró cauteloso acariciándome la espalda mientras que me conducía lentamente hacia el sofá.
Me sentó allí como si fuera un niño y percibí cómo se colocaba de cuclillas frente a mí, pero no me atreví a abrir los ojos. Tenía un nudo en la garganta y miles de sentimientos encontrados revolviéndome el estómago.
-Mangel...- me llamó pasando una de sus manos sobre mi cabello. Apreté mis párpados- ¿Qué sucedió...? ¿Pasó... algo con tu familia..?- cuestionó preocupado. Claro... por mis pintas parecía que alguien importante para mí había muerto, y el pobre de Rubius seguramente estaba comiéndose la cabeza por los nervios.
Negué con la cabeza, entreabriendo mis ojos.
Me sorprendí al notar que el ambiente estaba bastante oscuro. Normalmente la casa solía estar muy bien iluminada, ya que Rubius amaba usar su propio hogar como el escenario de su vídeos. Pero tal y como Lana y Luzu habían dicho, ahora el lugar parecía apagado, sin vida.
Y cuando dirigí mis ojos a los de Rubius, comprendí que el lugar no era lo único que parecía haberse apagado.
-¿Quieres agua? ¿Té? ¿Cerveza?- murmuró sonriéndome de manera tranquila. Se levantó sin esperar respuesta de mi parte y comenzó a caminar hacia la cocina. Me tomé el tiempo de observar sus brazos demasiado huesudos, ocultos por la prenda que le tapaba de la cintura para arriba completamente. Llevaba también unos pantalones sueltos y abrigados. Sus pies estaban descalzos.
-Rubius...- murmuré sintiéndome repentinamente débil, como si algo a mi alrededor se llevara mis fuerzas. Supuse que aquello se debía al haber perdido toda la adrenalina anterior de manera tan brusca.
-¿Si?
-¿Estás bien?- pregunté preocupado.
Tardó un momento en responder.
-...sí.
-¿Por qué todo está tan oscuro?- insistí poniéndome de pie con un leve tambaleo que logró marearme.
-Sólo... no me apetecía que entrara tanta luz a la casa, estaba durmiendo...
-Pero no hay luz ahora..- me adentré en la cocina y observé con atención sus manos temblorosas preparando un té. Me daba la espalda.- Rubius...
-¿Ya te sientes mejor?- preguntó sonriente girándose hacia mí.- El té estará listo en un minuto. ¿Quieres contarme por qué me llamabas a gritos hace un momento?- se carcajeó.
Bufé, harto.
Rubius se echó hacia atrás de manera sorprendida al verme aproximarme hacia él con brusquedad. No lo hizo con la suficiente velocidad, así que le di un empujón y lo acorralé con las fuerzas que me quedaban contra la mesada de la cocina.
Nos quedamos cara a cara.
-No me mientas...- reclamé en voz baja- ¡No me mientas más!- exclamé luego, enfurecido. Rubius amplió sus ojos, tragando saliva.- ¡Estoy aquí! ¡Mírame joder! ¡Te ayudaré en lo que quieras! ¡Pero deja ya de mentirme!- seguí gritando, sintiendo mi frente doler por la fuerza con que la arrugaba.
Observé sus ojos frágiles y oscuros comenzando a cristalizarse con rapidez.
-Y-Yo... estoy bie...
-¡No!- grité golpeando la mesada. Él bajó la mirada sin pestañear. Yo jamás le había tratado así y comprendía su desconcierto, incluso yo comenzaba a asustarme de mí mismo actuando de esta manera. Pero es que... me sentía tan frustrado.- ¡No digas que estás bien!
-¡Ya no grites!- sollozó inesperadamente. Tapó su boca al darse cuenta de lo rota que había salido su voz. Comenzaba a respirar agitado al igual que yo.
-¡¿Por qué escondes tus problemas Rubius!? ¡Háblame joder! ¡Soy tu amigo!- insistí a pesar de sus temblores.
-¡No! ¡Cállate!
-¿¡Por qué!? ¡Mírame y suéltalo de una vez!
-Yo...
-¿¡Qué es?!
-¡Tengo miedo!- chilló sollozando.
Finalmente lo había soltado.
Di un paso hacia atrás, sin comprender del todo.
¿Miedo...?
Fue como si con eso al fin volviera a mi la calma, y entonces pude darme cuenta de que Rubius estaba llorando sin volumen, cubriendo su rostro como podía.
Yo ya había visto llorar a Rubius de esta manera, pero sólo en situaciones límite. Como cuando algo le sucedía a su familia, cuando youtube se volvía demasiado, o algún fan lo acosaba de manera enfermiza. Cuando su ansiedad le ganaba y lo superaba, aplastándolo en tristeza.
Sin embargo hacía mucho no lo veía llorar así, y aquello me inquietó muchísimo. Alcancé a ver cómo sus piernas se flexionaban repentinamente y me agaché hacia él de manera rápida. Lo sostuve de los brazos antes de que cayera por completo y ambos quedamos sentado en el suelo.
-¿A qué le tienes miedo?- susurré desconcertado.
Sollozó con más fuerza, negando con la cabeza baja, y entonces quitó la mano de su boca para luego rodearme con sus brazos fuertemente. Le abracé por la espalda, pegándolo a mi cuerpo y dejando que se desahogara en mi hombro libremente.
Ya habían sido demasiadas preguntas por hoy...
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Luces Fuera (Rubelangel)
FanfictionMi corazón golpeó con fuerza mi pecho y mi respiración se cortó repentinamente al escucharle decir aquello. Rubius sólo seguía observándome, suplicante, con lágrimas de desesperación en sus ojos. -Por favor...- susurró con voz quebrada- Tienes que c...