Nunca, en toda mi vida, y lo juro por el pelaje de mi querido Johnny... nunca había visto a Rubius con la piel tan roja como aquella mañana. Estaba tan sonrojado cuando desperté que lo primero que hice fue carcajearme con fuerza sin poder evitarlo. Y claro, el gilipollas a mi lado no tardó en fruncir el ceño y ponerse más colorado. Una hermosa manera de empezar el día.
-¿De qué cojones te ríes, eh? Cabrón, hijo de puta.- insultó entre dientes separándose de mí rápidamente. Y es que nos habíamos despertado abrazados y pegados el uno con el otro. Sí... definitivamente una hermosa manera de empezar el día. Las palabras de Rubius solo lograron alegrarme aún más... lo cual era totalmente extraño porque solo salían insultos de su boca.
Pero a pesar de sus quejas... yo no lograba dejar de reír... y es que apenas había despertado, la imagen de un Rubius con las pupilas dilatadas, observándome atentamente sin dejar de abrazarme, fue suficiente como para hacerme reír de manera instantánea. Solo un pestañeo... solo un pestañeo de mi parte había bastando para que su piel se tornara roja de repente y para que sus ojos se abrieran de par en par. Le había pillado mirándome, y su reacción sobresaltada había logrado enternecerme inmensamente.
-¡Que te dejes de reír, Mangel!- gritó saliendo de la cama y poniéndose de pie entre gruñidos frustrados.- ¡Joder, hace frío!- se quejó luego como un niño pequeño, buscando con su mirada algún abrigo. Se rodeó a sí mismo con sus brazos y caminó descalzo por la habitación sin dejar de fruncir su ceño.
-Eres un crío.- seguí riendo en un tono más bajo, siguiéndole con mi mirada perezosa.- Ven aquí, yo te protegeré del frío.- me carcajeé nuevamente, abriendo mis brazos hacia él dramáticamente, sólo para joderlo un poco más. Pero la verdad es que también deseaba que volviera a tumbarse conmigo como antes. Estaba muy a gusto... debía admitirlo. Hacía mucho que no me sentía tan revitalizado después de unas largas horas de sueño reparador.
-Que te follen.- gruñó aún malhumorado. El tono rojo de su piel seguían vivo y potente sobre la zona de sus mejillas, pero en el resto de su rostro se iba desvaneciendo lentamente. Sonreí volviendo mis brazos a una posición normal y me acurruqué de costado aún entre las sábanas, viendo cómo él sacaba del armario una prenda aleatoria y más abrigada. Se la colocó sobre su camiseta y luego rascó su cabello castaño alborotado distraídamente, evitando cruzar su mirada con la mía. Suspiré en silencio. -Iré a la cocina a prepararte algo de comer.- dijo comenzando a caminar hacia la puerta.- Tu estómago hambriento me despertó con sus gruñidos hace unos minutos.- explicó colocándose rápidamente unos calcetines en sus pies desnudos.
-Perdona, no te dejé dormir bien anoche....- me disculpé, recordando que también le había despertado por culpa de mi pesadilla. De sólo recordarla sentía desagradables sensaciones. La había sentido tan real...
-Como sea... ya estoy despierto. Vuelvo en un momento.
-Espera... iré contigo.- le detuve sentándome en la cama.- Necesito estirarme un poco, ¿cuánto dormimos?
-No lo sé.- negó apoyado en el marco de la puerta, viendo cómo yo me ponía de pie pausadamente, preparándome luego para salir del cuarto.- Pero estoy seguro de que estuvimos inconscientes un largo rato.- suspiró con nerviosismo.
-Joder...- resoplé caminando hacia él.
-Vámonos ya... seguramente mi madre necesite ayuda o algo...- Y luego de decir aquellas palabras comenzó a salir de la habitación, dándome la espalda.
Suspiré.
-Espera- musité atrapando su brazo delgado entre mis dedos. Volteó a verme con curiosidad, y yo, luego de tragar saliva, me atreví a acercarme un poco más a su anatomía, pestañeando con nerviosismo e inquietud.- Yo... sobre lo que pasó anoche...- tartamudeé bajando mis ojos hacia mis pies, sin poder sostenerle la mirada intensa que me estaba dedicando. ¿Qué debería decir? Seguramente ahora sería yo el que tendría la cara roja de vergüenza. Pero joder... teníamos que hablar sobre lo que había sucedido, ¿verdad? ¿O acaso sería igual que las veces anteriores? Darnos besos por las noches y olvidarnos de todo a la mañana... no quería que eso se hiciera costumbre entre nosotros. ¿Pero qué debería decir para no cagarla en grande?
ESTÁS LEYENDO
Luces Fuera (Rubelangel)
FanfictionMi corazón golpeó con fuerza mi pecho y mi respiración se cortó repentinamente al escucharle decir aquello. Rubius sólo seguía observándome, suplicante, con lágrimas de desesperación en sus ojos. -Por favor...- susurró con voz quebrada- Tienes que c...