Capítulo 23

16 3 0
                                    

Evan

Fui a la biblioteca por octava vez en las últimas dos semanas ¿Cuánto puede tardar en leer un libro? Iba día por medio, más o menos, para ver si estaba de vuelta "La sociedad de los poetas muertos" y no.

Antes de ir a casa, volví a ir. Entré, fui hasta la última fila de estantes y estiré la mano, desanimado. Pero sonreí, al encontrarlo ahí.

Lo agarré emocionado y lo llevé al escritorio principal para retirarlo. Me sentía desperado ya a este punto, me alegra ya tenerlo otra vez.

Fui hasta mi casa caminando y cuando llegué, tiré la mochila al piso, me fui para mi habitación y me acosté en la cama, soltando un suspiro con el libro en la mano.

Sonreí mirando la portada y lo abrí. Ni bien lo hice, un sobre blanco cayó de adentro en mi estómago.

Dejé el libro sobre la cama, muy confundido y agarré el sobre. No tenía nombre ni nada y me pareció la cosa más extraña.

Lo miré unos segundos, antes de que me comiera la curiosidad y lo abriera. Saqué una hoja doblada en cuatro partes.

La deshice y me senté en la cama, completamente en shock.

Querido Poe,

¡Hola, otra vez! Te escribo para decirte que leí el libro, no sé si te enteraste que lo saqué. Pero, gracias por recomendármelo.

Solo quería decirte que me encantó. Tantas emociones, tantos sueños, tantos deseos en los personajes. Se nota, que es simplemente un libro para entender ciertas cosas, plantearse otras, inspirarse.

Todd, me pareció la cosa más tierna del mundo, por Dios. Y Charlie, por favor, no pude dejar de reírme con ese chico. Knox, tiene su encanto, ¿sabes? Al principio no le tenía mucha fe, pero... muy lindo. Ah y... Cameron, ojalá tenga una vida miserable.

Y... Neil... Bueno, te culpo a ti supongo, lloré como si me hubieran arrancado el corazón, Poe. Pobrecito, él solo quería actuar... y ser feliz y que su padre lo entendiera. Que injusto es el mundo.

El profesor Keating, es tema aparte, que hombre del bien y... de nuevo: que injusto es el mundo ¿Qué tienen en la cabeza en esa escuela, por el amor de Dios? Él era el único que se preocupaba por sus alumnos. Es más, ¿sabes qué? Me da una onda similar a la Señorita Evergreen, ¿a ti no? Esa forma particular de enseñar literatura.

Ah, y me río, de tan solo recordar cuando LES PIDIÓ QUE ARRANQUEN LAS HOJAS DEL LIBRO DE TEXTO. Por favor, solté carcajadas fuertes en ese momento, te lo juro. Así cada una de sus clases, obviamente.

Me dejó un gusto agridulce, en el buen sentido, muy buen sentido. Esa gran amistad que tenían los chicos era tan bonita y tan pura. Y siento, que el libro, es una gran bofetada a la realidad, pero... que tu puedes controlarla, ¿me entiendes? ¿Es así? ¿O estoy diciendo cualquier estupidez?

Si quieres decirme tu que opinas, déjame una carta en el libro, en estos días, la busco y te leo. Se nota que te encanta la historia y me gustaría entender más cosas, seguro tu sabes muchísimo más que yo.

Recomiéndame algo más, si tienes algún otro libro interesante. Con un final menos trágico, si es posible.

Carpe diem, Poe.

Agatha.

Cartas de amor a escritores 📖Donde viven las historias. Descúbrelo ahora