Capítulo 42

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Penny

Iba a ir a la casa de Faith, por supuesto que si. Necesitaba contarle cosas, necesitaba su opinión, simplemente necesitaba a mi mejor amiga.

Así que, le mandé un mensaje y me respondió que podía ir para su casa. Al menos, no le mentí a Gabe.

No vivía lejos de la escuela, así que, llegué en diez minutos caminando. Toqué la puerta y me abrió con una sonrisa. Estaba sola, pero de todas formas, fuimos para su cuarto. Era pequeño, pero funcional digamos, me encantaba el color azul claro de las paredes y su cama llena de peluches.

Me senté con ella y suspiré.

-¿Quieres mirar una película? O, ¿pedimos algo para comer? ¿Quieres salir?

-Eh... No, Faith... Vengo a hablarte de algo...- aclaré y asintió rápido.

-¿Todo bien?- me preguntó algo preocupada. Yo no estaba usando el mejor tono de voz, así que, no la culpaba.

No le había contando nunca sobre Poe, porque nunca me pareció exactamente necesario. Además, me gustaba tenerlo para mí sola. Pero, ya es hora.

Suspiré.

-Si, es... ¿Recuerdas la tarea de la Señorita Evergreen? La de los escritores- empecé algo nerviosa y asintió otra vez- Bueno, tuve que escribirle a Edgar Allan Poe y...

-Y tu eras Agatha Christie, ¿verdad?- completó y dije que si con la cabeza- Si, ¿qué hay con eso?- cuestionó confundida.

-Bueno...- mordí mi labio inferior- Seguí hablando con él... Le escribí una posdata, me contestó y... no paramos de hablar- expliqué.

Mi amiga me miraba entre sorprendida y perdida.

-Espera... ¿Te estás mandando cartas con Edgar Allan Poe?- soltó.

-Si- respondí avergonzada- Las dejamos en el libro ese que estaba leyendo, "La sociedad de los poetas muertos"- aclaré- Es su libro favorito- sonreí.

Faith levantó las cejas y sonrió también.

-¿Te gusta hablar con él?- se interesó.

Respiré hondo y una sensación en el estómago me invadió, una linda sensación.

-Me encanta, Faith- aclaré- Es... es muy tierno, como escribe, lo que dice y...- me detuve a mi misma y sacudí la cabeza.

-Y...- habló emocionada. No dije nada- ¿Quién es?- preguntó.

-No lo sé...

-¿Cómo que no lo sabes?- me interrumpió desesperada.

-No, no... Nos llamamos por el escritor, ¿ok? No sé quien es y no quiero saberlo- contesté.

-¿Por qué no?

-Porque si me entero me muero, Faith. Sabe muchas cosas y...- otra vez paré de hablar.

-Y...

Suspiré, casi al borde de llorar.

-Hoy estaba besando a Gabe y pensé en él- confesé y el corazón me latió más fuerte que nunca. Miré a mi amiga, que me miraba con una sonrisa algo triste- Estoy aterrada, Faith.

-¿Pero, por qué?- preguntó- Hay un chico allá afuera que le gusta escribirte cartas y tú a él y... más que eso, ¿no?- agregó.

-Estoy con Gabe- aseguré.

-Lo sé... Pero, no sé si es una buena señal que estés pensando en otro chico, cuando besas a tu novio- dijo finalmente lo que más temía.

Me tapé la cara con las manos y me tiré complemente en la cama, lanzando un gruñido.

Suspiré y me destapé la cara.

-Si ya sé, pero... No quiero terminar con él, me gusta mucho...

-¿Más que Edgar Allan Poe?- interrumpió con una sonrisa. No respondí- Mira, Penny... No tienes que anticiparte tanto a tomar una decisión, ni nada. Tampoco termines con Gabe, sin saber quien es este otro chico. Trata de estar lo más segura posible, ¿está bien?

📖📖📖

La charla con Faith me había ayudado a ordenar mi cabeza un poco. Es increíble, como su simpleza, logra que me tranquilice y que mire las cosas no tan en serio como a veces me las imagino yo.

Volvía a casa caminando, pensando en todas estas cosas, cuando me detuve, al ver un lugar que no estaba antes, de eso estaba segura.

Habían puesta una librería relativamente nueva. Estaba hecha como las casas de Londres antiguas, en color verde oscuro y con grandes vidrieras llenas de libros.

"Libros acaramelados" Libros y Café.

Miré hacia dentro y vi un lugar bastante grande, con una barra para cafetería y muchísimos estantes y sillones.

Sonreí y un maullido me sorprendió. Dejé de mirar a la librería, para ver un gato negro, yendo hasta la puerta y comer de un platito plateado.

Me acerqué a él y me dejó acariciarlo, tenía un collar, así que, me fijé con cuidado.

Solté una risa y lo acaricié aún más.

-Hola, Edgar, ¿cómo estás?- le hablé- ¿Eres de aquí?

¡Por Dios! ¡No puedo esperar para contarle esto a Poe!

Cartas de amor a escritores 📖Donde viven las historias. Descúbrelo ahora