Capítulo 53

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Penny

Me levanté de la cama con rapidez y lo miré. Tragué un gran nudo, que se me había formado en la garganta en tan pocos segundos, cuando escuché el nombre de ese escritor, con el que que había estado hablando por tanto tiempo.

Pero... estuve hablando con Evan. Siempre fue Evan. Evan es Poe.

Y me sentí tan estúpida porque ¿cómo no lo había notado antes? Siempre fue tan amable conmigo, tan dulce, con todos supongo que era así. Cuando vi la habitación, cuando vi todos estos libros, tendría que haberlo sabido y haber huido cuando tuve la oportunidad.

Me agarraron unas terribles ganas de llorar, porque no anticipé esto y se me está viniendo encima. Lo siento encima ya. Un problema, esto era un problema o no, no lo sé.

Jamás tendría que haber sacado el tema de la tarea, ¿ni siquiera en ese momento se me ocurrió que podría ser él?

Y pensándolo bien, quizás siempre lo supe. Quizás, muy dentro de mí, sabía que era Evan y él probablemente también, y por eso nunca sospeche de él. Porque muy muy dentro de mí, ya lo sabía.

-Ay no...- solté murmurando- Ay no. Ay no. Ay no. Ay no- repetí, agarrándome la cabeza y mirando al suelo, me sentía mareada- Esto... Esto no está bien...- intenté respirar, pero no encontraba el aire.

-Lamento... que... estés decepcionada...- lo escuché y lo miré aterrada por lo que estaba pensando.

-¿Qué? No, no, no, no, no- negué rotundamente, desesperada- Por Dios... Evan...- que raro se siente su nombre- No. No es lo que... lo que quise decir... No- seguí sacando palabras, que no sabía si tenían sentido- Esto no tendría que haber pasado- logré decir con claridad y suspiré.

Asintió, tragando con dificultad también.

-¿Haber hablado?- preguntó.

-¡No!- cerré los ojos ¿Por qué pensaba esas cosas?- No hablo de... las... cartas, ¿ok?- Ay por Dios, nunca me costó tanto decir una palabra- Hablo de esto- nos señalé- Saberlo- aclaré finalmente- Esto... Ay por Dios- me tapé la cara, no lo podía ver más, no podía enfrentar esta situación. Me saqué las manos de la cara y seguí hablando, porque no podía hacer otra cosa- Eres... Tu... Digo, ¿cómo no podrías ser tu?- señalé las estanterías.

Lo miré otra vez, estaba igual de asustado que yo, eso seguro. Pero lo miré de verdad, porque... era Poe y me encantaba. Y por primera vez en mi vida, entendí algo.

Evan era lindo, lindísimo y nunca lo vi de esa manera. Pero era Poe, así que, me parecía perfecto. Con esos rulos castaños tan bonitos, esos ojos marrones tan tiernos, esos cachetes que se le inflaban cuando sonreía y... labios que...

Sacudí la cabeza, porque había un desorden importante en mi cuerpo y él no decía nada. Me estaba desesperando que no estuviera opinando.

-Por favor, di algo- le pedí.

Cambió la expresión a sorpresa y más nerviosismo. Abrió la boca, sacando apenas un sonido de la garganta, pero nada más.

Solo me miró un segundo más, hasta que sentí que se le aceleró un poco la respiración y dio un rápido paso hacia adelante.

Me agarró del cuello y puso sus labios contra los míos tan deprisa, que no tuve ni oportunidad para detenerlo si quería.

Cerré los ojos, porque estaba sintiendo muchísimo. Muchísimo en el estómago, en el corazón, en la cabeza... en todo el cuerpo.

Poe... Evan, estaba en todo mi cuerpo, pero solo me tenía del cuello y yo no me moví. No me moví, porque aunque hubiera querido, no hubiera podido. No esperaba que hiciera eso bajo ninguna circunstancia, y estaba aún más sorprendida, de que quería que no se separara bajo ningún término.

Pero, lo hizo segundos después, porque ¡yo nunca le devolví el beso! ¿Qué mierda me pasa? No pude.

Abrí los ojos y tenía también los labios entreabiertos. Y solo lo miré, porque ya no podía hacer más nada. Sentía una lágrima al borde de salir de uno de mis ojos, pero ya no tenía el poder de reaccionar.

-Penny...- escuché a su mamá en la puerta y sentí que volví a la realidad, porque no me quedaba otra, así que, la miré sonriendo- Tu mamá me dijo que ya se iban- me avisó.

-Gracias, ya voy- le contesté, como si los últimos cinco minutos atrás, no hubieran existido.

Ella se fue y miré a Evan una última vez, antes de irme también y bajar las escaleras.

Pero no lo podía ignorar. No podía ignorar lo que acababa de pasar, porque jamás creí que sucedería.

Y sigue ahí...

Kiss me, out of the bearded barley...

Cartas de amor a escritores 📖Donde viven las historias. Descúbrelo ahora