Capítulo 67

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Evan

La última carta que me llegó de Agatha, era que iba a sentir si besaba a la persona que quería y era escuchar esa canción. Que me dijera que la escuchaba conmigo, me hacía sentir como la cosa más importante del mundo.

Porque en el momento en el que la leí, deseé ser esa persona, pensé en si lo creería, fantaseé que así era, pensando que jamás realmente sabría quien era ella.

Pero la estaba besando otra vez y ya solo sentía tranquilidad y no querer detenerme. Ella tampoco supuse, porque me agarró del cuello con suavidad, me acercó más y yo la abracé, porque seguía necesitando estar así de pegado a ella.

Nos separamos varios segundos después para respirar, pero no me alejé y Penny tampoco, porque... estábamos enamorados del otro y no lo podía procesar realmente todavía.

No sé que se hace después de besar a alguien. La primera vez, ella salió corriendo, y la segunda, lo corté para recordarle que tenía novio aún ¿Ahora qué?

-¿Tienes hambre?- pregunté con la respiración acelerada, no sabía que la tenía así.

Soltó una pequeña risa, porque probablemente, era bastante ridículo lo que había dicho, pero no se me había ocurrido otra cosa.

-Un poco, si- respondió.

-Bueno... soy terrible cocinando. Nivel: quemo tostadas- empecé y volvió a reírse, cosa que hizo que yo también lo hiciera- Pero, cuando me quedaba aquí cuando era niño, mi abuelo me hacía algo especial- le dije, teniendo una idea- No es exactamente una cena, pero...

-Adelante- aceptó sonriendo- Quiero probar.

Le devolví el gesto y le agarré la mano para ir con ella hasta la cocina. Me acerqué a la mesada y abrí el refrigerador.

-Espero estén todos los ingredientes- solté y encontré una caja de waffles, así que, la saqué- Uno- los dejé en la mesada- Y...- abrí el congelador y saqué tres potes de helado- Dos- los dejé con los waffles.

Abrí la alacena de arriba y saqué dos platos. Para después, abrir el primer cajón de la mesada y tomar dos cucharas.

Agarré dos waffles de la caja y los puse en los dos platos.

-¿Frutilla, chocolate o vainilla?- le pregunté, señalando los potes de helado.

-Frutilla y chocolate- contestó, aún con una sonrisa y tuve que darle otro beso corto en los labios, porque era lo más lindo tenerla ahí parada.

Con una de las cucharas, puse ambos gustos encima del waffle, y después, serví de chocolate y vainilla para mí.

-Ok... Casi listo- guardé todo otra vez en su lugar, y abrí otra puerta de la alacena, para sacar un frasquito con chispas de colores. Agarré algunas con la mano y los esparcí por ambos platos- Bon appetit- terminé, guradando el frasquito.

-Gracias- agarró su plato y probó una buena cucharada, soltando una risa. Abrió mucho los ojos, casi emocionada- Mmm... Me encanta.

Sonreí otra vez, no iba a parar de sonreír.

-Receta familiar, muy secreta- bromeé, yendo hasta la mesa de la cocina.

Me senté y ella se sentó cerca, conmigo. Había unos libros en la mesa, y los ojeó mientras comía.

-Interesante- levantó una ceja y me mostró el libro que veía- "Poemas completos de Edgar Allan Poe"- revoleé los ojos, aún sonriendo y ella miró el libro unos segundos, antes de volver a mí- ¿Leerías uno?- soltó.

-¿Qué?- casi me atraganto con el helado, me tomó demasiado por sorpresa.

-Vamos- insistió con esa voz tan tierna que tenía- Solo uno, medio, una palabra. Lo que quieras- siguió.

Suspiré, agarrando el libro y pasando las páginas con rapidez, apenas mirando. Hasta que encontré uno que me gustaba.

-Una marea oscura e insondable De orgullo interminable, Un misterio, y un sueño, Debió parecer mi vida temprana;

Agrego que el sueño era tenso Con un pensamiento salvaje y despierto De seres que han sido, Y mi espíritu no ha presenciado,

Si los hubiera dejado atravesar

¡Con mi ojo soñador! Nadie de la tierra inherente dejaria Esa visión de mi espíritu, Aquellos pensamientos hubieran controlado,

Como un hechizo sobre su alma: Por esa brillante esperanza al fin Y ese tiempo de luz ha transcurrido, Y mi descanso mundano ha desaparecido, Con un suspiro mientras se ha desvanecido:

No me importa aunque perezca Con un pensamiento que entonces aprecié"- leí, como leo siempre en mi cabeza.

Hacía muchísimo que no leía en voz alta y no me puse nervioso, porque sin importar que, me concentraba muchísimo en lo que estaba leyendo.

Levanté la vista y Penny me miraba con la cara apoyada en sus manos, con los ojos casi perdidos.

-¿Qué?- me reí.

-Nada... Eres...- suspiró- Ya lo había leído, pero es aún más hermoso si lo lees tu- soltó y el estómago me dió un vuelco. Si seguía diciendo esas cosas, me iba a morir, se sentía tan bien.

-¿Porque soy una versión de él?- pregunté.

-No- contestó y se acercó para darme un pequeño beso en los labios y separarse milímetros- Nunca te había visto leer- otro beso- Muy atractivo- otro- Me encanta tu voz- y otro más- Y si... eres Poe, te sale natural- me dió otro beso más, pero me aseguré, que este no lo cortara.

Me estaba derritiendo lo que me hacía y no quería pararlo... nunca más.

Cartas de amor a escritores 📖Donde viven las historias. Descúbrelo ahora