Capítulo 34

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Evan

Si Faith era Agatha, era un problema, un gigantesco problema. No puedo hablar más con ella, si es así. Porque es lo mismo que estarme mandando mensajes de texto con la chica que le gusta a mi amigo. Pero, ella estaría haciendo lo mismo, lo cual es extremadamente raro.

Había más, me estaba encantando hablar con Agatha. Era una especie de lugar seguro escribirle y leerla también. Jamás se me había ocurrido quien podría ser. No me lo he preguntado exactamente.

No quiero saber quien es, no hace falta. No quiero intentar averiguarlo.

Me quedé en la mesa de las bebidas unos minutos con Billy, mientras Fred y Faith se habían ido hasta un sillón en el living. Y no podía dejar de pensar en todo esto.

-Por Dios, Hannah Redder es preciosa. O sea, me la comería... Bueno... No exactamente, sabes a lo que me refiero- me decía mi amigo- ¿Cómo es que es tan hegemónica? Voy a ir a preguntárselo, como una broma, pero diciendo en realidad que quiero todo y... me parece que ya tomé demasiado- Billy miraba el tercer vaso vacío de vodka y jugo que se había tomado.

-Ve a hablarle sin ligue y seguramente tendrás suerte- le aconsejé.

-¿Crees que funcione?- me vio sonriendo y emocionado.

-No pierdes nada probando- le contesté.

-Tienes razón- me dió una palmada en el hombro y fue directo hasta la chica, a varios metros.

Suspiré al ya estar solo. Mierda, ¿en qué me metí?

-Hola, otra vez- Faith apareció a mi lado sonriendo, con dos vasos y los dejó en la mesa- ¿Te diviertes?- agarró dos botellas de cerveza.

-Eh... Si- la inspeccionaba para encontrar a Agatha y no podía. Volvió a sonreírme y amagó a irse- Espera, Faith...- la detuve, con la respiración acelerándose.

Se dió vuelta para mirarme otra vez.

-¿Qué?

Tenía que preguntárselo y terminar con esto si era necesario. No podía quedarme con la duda y seguir escribiéndole como si nada.

-¿Puedo hacerte una pregunta extraña?- empecé.

-Uh... Me encantan las preguntas extrañas- respondió.

Asentí y respiré hondo.

-¿Qué escritor te toco en la tarea de la Señorita Evergreen?- solté y esperé la respuesta con los nervios de punta.

Sonrió aun más, casi emocionada. Ay no.

-Arthur Conan Doyle- respondió y sentí un alivio increíble- Es el escritor de Sherlock Holmes- aclaró.

-Si, si... Lo sé- le devolví el gesto finalmente- Muy interesante.

-Lo es... Fue muy asombroso- asintió- Bueno... será mejor que le lleve esto a Freddy- asentí- Nos vemos- se fue con las dos botellas de vuelta al sillón.

Gracias Dios.

Me serví el vaso el segundo vaso de vodka con limón, me alejé de la mesa de bebidas y fui hasta el patio. No había tanta gente y me sentí menos ahogado.

-Hola, Evan- escuché la voz de Ariel y la busqué con la mirada. La vi a unos metros en una de esas reposeras de piscina, con un vaso en la mano.

Me acerqué un poco. Tenía un top muy corto negro y una pollera ajustada del mismo color.

-Hola- tomé de mi bebida.

-¿Leyendo algo interesante?- preguntó sonriendo- Yo estoy por terminar "Pétalo carmesí, flor blanca" de Michel Faber- dijo- Es sobre dos mujeres muy diferentes en la época victoriana, que quieren al mismo hombre- explicó- Creí que no estaría tan bueno, pero me está gustando.

-Genial- respondí.

-¿Qué pasa?- cuestionó frunciendo el seño.

-Nada- negué con la cabeza. Pero, por su expresión, no me estaba creyendo. Suspiré- No me pareció bien lo que le hiciste a Penny el otro día- solté. Me miró sorprendida- Vi que le metiste el pie.

Respiró antes de contestarme.

-No creí que se caería así- aclaró- Era una broma, creí que se tropezaría un poco y ya- siguió y la noté sincera- No estoy orgullosa, quiero disculparme, de hecho, la he estado buscando- dijo- ¿Es amiga tuya?- preguntó.

-No- respondí.

-Entonces, no te pelees conmigo por ella- habló seria- Me caes bien, Evan. Creo que la única persona que me cae bien en la escuela- agregó- Vine aquí para ver si, borracha, pienso que alguien es menos ridículo- aclaró y solté una risa.

-También me caes bien- aseguré- Pero, intenta no matar a nadie y caerás mejor- bromeé y se rió.

-De acuerdo, tomaré tu consejo- contestó.

Me di cuenta que ya no tenía más líquido en el vaso, así que, volví para adentro. Justo cuando crucé la puerta, me choques con alguien que venía prácticamente corriendo.

-Lo siento, lo siento, lo siento- habló desesperada Penny.

Tenía un vestido corto azulado tirando a turquesa, con el pelo medio recogido atrás y cortas botas negras.

-Tranquila, está bien. También lo siento- le respondí.

Respiraba con dificultad y cerró los ojos unos segundos, antes de volver a abrirlos.

-¿Has visto a Gabe?- me preguntó y negué con la cabeza. Soltó una especie de gruñido- ¿A Faith?

-Creo que sigue con Fred en uno de los sillones- contesté. Asintió, aún respirando con pesadez y la noté roja- Hey... Deberías tomar agua- le dije.

Soltó una risa.

-Parece que siempre estás para ofrecerme agua.

Cartas de amor a escritores 📖Donde viven las historias. Descúbrelo ahora