Capítulo 45

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Penny

Querida Agatha,

¡Estás loca! Definitivamente, estás desquiciada. Estás... no hay palabra, no hay adjetivo. Simplemente... no puedo creerlo, aún estoy procesando, de verdad.

Gracias, creo que nadie jamás hizo algo así por mí. Por Dios, ¿en qué pensabas? ¿En hacerme la persona más feliz o algo así? Me hace preguntar de verdad, que he hecho para mercer algo como eso, o solamente, como ya dije, estás chiflada.

Bueno, a ver, tengo mucho que decirte.

Primero, vi a Edgar en la puerta. Es muy lindo y suave. Y si, la librería es todo eso que dijiste y más. Me encantó.

Gracias también por el café, también tenías razón, riquísimo.

Y... Por el amor de Dios, ¿libros? ¿Me dejaste una caja de libros? Es... es increíble. Eres increíble. Ni siquiera sabía como reaccionar y aún no lo sé tampoco.

Si leí "Las ventajas de ser invisible", creo que a principios de este año y, definitivamente, fue una lectura muy destacada. A veces, me siento como Charlie... invisible y sin poder decir realmente lo que siente. Pero, genial que me lo dieras, yo en algún momento, seguro te lo hubiera recomendado.

Leí el cuento de Cortázar, siento que lo tengo que leer de nuevo, no lo entendí demasiado. O sea, me gustó, pero es un poco complicado, tiene mucha información, perfecto para analizar.

Empecé el libro de Elizabeth, ya que, era el primero y me está gustando. Y, también, siento que solo me manipulas para que escriba algo. No sé porque.

Te traeré reseñas de los demás cuando pueda.

Y... En serio, no tenías que hacer esto. Digo... Ni siquiera lo entiendo, ¿ok? Eres... Eres realmente maravillosa y no, no hablo de Agatha Christie, hablo de ti.

Siempre tuyo.

Poe

Suspiré, mordiendo mi labio inferior, sintiendo el corazón feliz. No hay otra expresión que lo explique. Sonreí sin parar de releer la carta. Nunca creí que le sorprendiera tanto o le gustara tanto una caja de libros.

"Eres... Eres realmente maravillosa y no, no hablo de Agatha Christie, habló de ti." Sonreí de una manera, en la que nunca creí sonreír. Nadie me había dicho algo así alguna vez.

Sacudí la cabeza y guardé la carta en mi mochila, para salir de la biblioteca y volver a los últimos minutos del ensayo. No quería irme, y que todos vieran que no iba para la salida.

Cuando llegué otra vez, pasamos unos diálogos de la última parte del primer acto y la primer parte de "Defying Gravity" con Ariel.

-Penny...- llamó mi atención la Señorita Arnold- Antes de irte, ¿podrías pasar a mi oficina unos minutos?- me preguntó sonriendo.

Que la consejera te quiera en su oficina, no es una buen señal.

-Claro- respondí sonriendo.

Cuando todos salimos del teatro, yo la seguí nerviosa hasta el otro lado de la escuela, a su oficina. Me hizo pasar primero y me senté en la silla.

Ella hizo lo mismo frente a mi y apoyó los codos en la mesa, mirándome.

Había estado en ese lugar una vez sola, el año pasado, cuando vimos una película tristísima en historia y me puse a llorar como una niña.

-¿Cómo estás, Penny?- preguntó simplemente.

-Oh...- me esperaba algo diez mil veces peor- Bien, bien ¿Por qué?

-Tus calificaciones bajaron un poco- soltó y era verdad. No era una chica 10, pero me iba bastante bien y últimamente no tanto- ¿El musical es demasiado? ¿Pasa otra cosa de la que quieras hablar?- agregó con amabilidad.

Suspiré.

-Si, el musical es mucho tiempo, es verdad y no estoy acostumbrada. Pero... ya me acomodaré, lo prometo- hablé rápido.

Asintió, pensando.

-También, quería decirte que no he recibido consultas sobre la universidad de tu parte- siguió y cerré los ojos unos segundos, irritada por el tema.

-Lo sé... Aún lo estoy resolviendo- contesté simplemente.

-Sabes que si necesitas ayuda para guiarte, estoy aquí- dijo- Puedo hacerte un test vocacional, si quieres.

Sonreí.

-Lo voy a pensar- era cierto.

-¿Nada más?- insistió- ¿Nada que te esté distrayendo?- levantó las cejas.

Sabía que estaba hablando de Gabe, porque era más que obvio. Pero la realidad, era otra completamente diferente y no se lo iba a decir.

-Estoy leyendo mucho y... eso me distrae un poco, pero no es nada- dije para no mentir, porque era verdad.

-¿Leyendo?- preguntó interesada- ¿Qué lees?

-A Edgar Allan Poe- respondí, como si estuviera esperando que alguien me lo preguntara, pero a la vez, algo arrepentida de haberlo dicho en voz alta.

-¿Edgar Allan Poe?

-Si- sonreí- Lo am... ¡Me gusta! ¡Me gusta!- exclamé, con el tono un poco más fuerte de lo que debería.

La Señorita Arnold me miró sorprendida, pero volvió a sonreírme.

-Está bien que leas, es muy hermoso que expandas tu imaginación- respondió y asentí- Espero encuentres un balance entre todas estas cosas- siguió- Y como te dije, estoy aquí, si me necesitas.

Cartas de amor a escritores 📖Donde viven las historias. Descúbrelo ahora