Evan
Me pasaban los ojos, me pesaba el cuerpo, me dolía la garganta porque no dejaba de tragar nudos. No me podía levantar de la cama, no había forma.
Me abrazaba a la almohada y a la colcha, mientras no dejaba de repetir toda esa escena en mi cabeza. Penny es Agatha, Penny empieza a hablar y a decir cosas en voz alta, que yo estaba pensando y me pide que yo diga algo también, pero no puedo, así que la beso.
Cada vez que recuerdo esa parte, cierro los ojos, me late el corazón demasiado y mi estómago da un vuelco. Fue muchísimo y no estuvo bien, porque ella no quería eso.
Yo si, tanto tiempo. La última vez que pensé en Agatha, era que quería besarla, no tenía otro sentimiento más que ese. Jamás creí que lo haría, pero en ese momento, no pude hacer otra cosa, porque... Penny se volvió hermosa.
En el momento en el que supe que ella era Agatha, Penny se volvió la chica más preciosa que había visto en mi vida. El pelo pelirrojo, Dios, que lindo que era. Esos ojos claros le resaltaban todo. Las pecas le quedaban tan tiernas. Las polleras le quedaban tan bien.
Ni siquiera se llevó "El Mago de Oz", lo dejó, quizás sin darse cuenta y lo puse en mi mesita de noche, como para que me coma más la cabeza, supongo.
-Hey...- escuché a Billy en mi cuarto.
-Les dije que no iba a ir a la escuela.
-¿Qué pasa?- preguntó Fred.
-Estoy enfermo.
-Ajá... La verdadera razón- siguió él, sin creerme ni media palabra.
Sentí un peso más en el colchón y me di vuelta, para verlo sentado en el pie de la cama y Billy parado junto a él.
-¿Por qué estaría mintiendo?- pregunté.
-Es lo que vinimos a averiguar- me sonrió Billy- ¿Qué pasó?- insistieron.
No había forma de engañarlos y en serio quería estar solo. Tampoco quería hablar del tema, pero sabía que no se iban a ir sin una respuesta.
Suspiré.
-Sé quien es Agatha- solté.
-¿Qué? ¡Eso es fantástico!- exclamó Fred.
-¿Quién es? Está buena, ¿no?
Suspiré otra vez.
-Penny.
-¡¿Penny?!- hablaron al mismo tiempo muy sorprendidos.
-Si, Penny- dije de nuevo dándome vuelta en la cama, muerto de vergüenza.
-¿Cómo es que te enteraste?- preguntó Fred.
Ya ni siquiera tenía sentido seguir estando tan destruido por el tema. Pero, no podía evitarlo, así que, hablé rápido.
-Vino ayer a cenar con su familia, su mamá y la mía eran amigas. Estábamos aquí, empezamos a hablar de libros, y... le pregunté que escritor le había tocado en la tarea, y me lo dijo y yo se lo dije también- expliqué.
Hubo un poco de silencio.
-Wow... Amigo- escuché a Billy- Que intenso, pero... No entiendo, ¿por qué estás así?
-Si... ¿No te gusta que sea Penny?
Me encanta que sea Penny.
-No voy a ir a la escuela, mucho menos a literatura- aseguré, sin realmente contestar nada.
-Ay, por favor- Billy vino de mi lado y se sentó también en el colchón mirándome- ¿Hay una chica hermosa que gusta de ti y tu de ella y no vas a hacer nada?
-Ya hice algo- estaba tan cansado, que ni siquiera me di cuenta de lo que estaba diciendo.
-¿Cómo que hiciste algo?- preguntó Fred intrigado.
Cerré los ojos, porque decirlo iba a ser peor que imaginarlo.
-La besé.
-¡¿Qué?!- hablaron otra vez los dos al mismo tiempo.
Billy se paró en la cama y empezó a saltar con una sonrisa. Cayó encima mío y lo miré como si estuviera loco, porque lo estaba.
-¡Estoy tan orgulloso de ti!- se movió y se levantó de la cama, sacándome la colcha y sábana de encima- Levántate ya mismo y ve a besar a esa chica otra vez. Es una orden, Evan Philips- señaló la puerta con seriedad.
-Estás demente- dije simplemente.
-No, no lo está- aseguró Fred, sonriendo también- Evan, por favor, esto muy muy bueno...
-No me devolvió el beso, ¿está bien?- hablé molesto y volvió a agarrar la sábana para cubrirme completamente- No lo devolvió, porque probablemente yo nunca le gusté como ella me gustaba a mí- solté- Así que, no voy a ir a la escuela a enfrentar esa vergüenza, y mucho menos, en esa clase- repetí- Por favor, déjenme solo.
Silencio. Hasta que escuché varios pasos y la puerta cerrarse.
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Cartas de amor a escritores 📖
Teen FictionEdgar Allan Poe, dijo una vez que no hay belleza sin un poco de extrañeza. Y Agatha Christie, estipuló que la cara, no es solamente una máscara de lo que verdaderamente es el corazón humano. Por esto mismo, no hace falta ver a alguien para poder ena...