Capítulo 48

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Evan

Golpeé a alguien muy fuerte en el hombro saliendo de la escuela. La otra persona, estaba entrando corriendo, así que, me tropecé un poco, pero todas sus cosas se cayeron al piso.

-¡Ay, lo siento! Pero, ¿sabes qué? Deberías... Ah, eres tu- Ariel ya había empezado a levantar la voz, pero me vio, simplemente se detuvo y se agachó para agarrar varios libros.

-También lo siento- hice lo mismo para ayudarla y agarré un libro de Agatha Christie, que no llegué a leer el título, porque ví en el piso "La comedia de los errores" de William Shakespeare.

Me quedé recalculando, sabiendo que le había recomendado ese libro a Agatha hace no mucho tiempo y que quería conseguirlo. Y que además, tenga un libro de ella, me paralizó.

Se los di y nos incorporamos, pero no podía mirarla, porque tenía miedo de que fuera ella. Lo cual, no me sorprendería demasiado, ¿cómo no pude haber pensado en ella? También le encantaba leer más que cualquiera que conozco en la clase.

-¿Te gusta Agatha Christie?- pregunté, antes de que pudiera detenerme.

-Si- sonrió- Me encanta- asentí- ¿A ti?

-Definitivamente- sonreí también. Pero, sacudí la cabeza, porque sentí que estaba diciendo demasiado- Y... ¿"La comedia de los errores?- insistí.

-Oh... Me lo recomendaron...

-¿Quién?- interrumpí desesperado. Ya había demasiadas cohicidencias.

Ariel me miró sorprendida por mi cambio de actitud.

-Alguien que iba a mi otra escuela... ¿Estás bien?- me contestó.

Respiré hondo y... tenía que asegurarme.

-Nunca te pregunté que escritor te tocó en la tarea de la Señorita Evergreen- solté- Hablamos tanto de libros y... me fascinó hacer esa tarea, me imagino que a ti también.

-Ah... Si, si- asintió- Emily Dickinson, me escribió Virginia Woolf- un suspiro de alivio dejó mi cuerpo- Después seguimos hablando de esto, ¿ok? Tengo que ir al ensayo- agregó caminando unos pasos.

-Seguro... Nos vemos.

📖📖📖

-Abuelo, ya no sirven estos impuestos- le aseguré viendo miles en una carpeta en una caja.

-¿Qué? Claro que si- respondió.

-Ya está todo digitalizado, no necesitas guardar todo esto.

Estaba ayudándolo a organizar un poco. Hacía años que no hacía una limpieza exahustiva de la casa para saber que tirar y que dejar.

Tiraba más cosas de las que creí, yo solo me senté en el piso a abrir las cajas que él traía de arriba.

Encontré una caja mediana de metal con unas flores púrpuras y la abrí. Había un guardapelo en forma de corazon algo desgastado, pero muy bonito y... cartas.

-¿Qué es esto?- le pregunté.

Se acercó a mirar y sonrió.

-Esas... son cartas que me mandaba con tu abuela cuando estábamos en la escuela- contestó.

-¿Se... Se mandaban cartas?- pregunté sintiendo el corazón en la garganta.

-Todo el tiempo- agarró la caja y la miró muy nostálgico, pero también muy feliz- Al principio, ella me recomendaba libros...- me miró levantando una ceja- "Pigmalión", por ejemplo.

Suspiré nervioso, sabiendo lo que estaba implicando.

-Abuelo...- me levanté del piso.

-No te estoy pidiendo que me cuentes nada.

-Quiero contarte- dije, porque si, necesitaba decírselo a él.

-Te escucho.

-Me estoy mandando cartas con una chica- empecé y me miró sorprendido- Es por... la tarea de los escritores. Ni siquiera sé quien es. Ella es... Agatha y yo soy Poe y... me gusta... mucho- confesé por primera vez, porque no podía soportarlo más.

Mi abuelo se quedó callado unos segundos, pero volvió a sonreír.

-Que lindo, Evan. Muy lindo- asintió varias veces- La verdad, me parece espléndido, porque... te gusta ella de verdad, porque no sabes quien es y... deberías, para poder decírselo en persona...

-Estoy bien así por ahora- interrumpí seguro.

-Perfecto- me dio una palmada en el hombro.

Seguimos ordenando. Yo me quedé leyendo algunas cartas y también él me dio varios libros, que ya realmente le ocupaban espacio.

Mi papá llegó unas horas después, para hacer más rápido y mi mamá llegó cerca de las siete, con una bolsa de comida china y una sonrisa.

-David, ¿a qué nos sabes quién me encontré en el restaurante?- habló sacando la comida. Todos la miramos expectante- A Claire Danes... Ahora es Claire Coleman, de hecho.

-Oh si... Espera...- pensó un segundo- Era tu amiga en la secundaria, ¿cierto? Recuerdo tu anuario, eran muy unidas.

-¡S, así es! Lástima, luego con la universidad, nos distanciamos- nos explicó- Pero la vi, nos quedamos hablando un rato y la invité a cenar el fin de semana con su esposo y su hija- mi papá sonrió y ella se volteó a mirarme a mí- Creo que tu la conoces, va la escuela.

Sentí conocido el apellido supongo, pero no estaba tan seguro.

-¿Quién?

-Se llama Penny.

Cartas de amor a escritores 📖Donde viven las historias. Descúbrelo ahora