Capítulo 31

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Evan

Querido Poe,

¡Si! Sabía que te encantaría "Buscando a Alaska", ¿suficientemente trágico para ti? Ok no, estoy jugando. Pero, entendí lo que lees realmente de todas esas historias, porque creo, que veo la de Alaska, como esa forma ahora.

Y si leí "El Teorema Katherine", me pareció perfección literaria, si te soy sincera. Las matemáticas son muy románticas, parece. Nunca lo había pensado.

Acepto tu opinión de "Pigmalión", obviamente. Pero, a mí si me fascina. Eliza, era señalada como una tonta, ignorante, desagradecida y se vivían riendo de ella. A veces, yo me siento así. Que todos creen que soy una tonta, es frustrante.

Pero ella, siempre tuvo un objetivo y le cerró la boca a todos. En ese caso, supongo, no me identifico tanto. La verdad, no sé cual es mi objetivo, ¿eso es malo? Me refiero a... no sé que hacer cuando termine la escuela y me siento bastante ansiosa por eso, me gusta anticipar las cosas, ¿sabes ¿Tu sabes que vas a hacer?

Me alegra que no te molesten mis cartas, a mí tampoco me molestan las tuyas. Al contrario.

Ah, y sobre mi opinión de usted Señor Poe... me parece un escritor de primera. Muy sensible y... trágico (hey, se parecen en serio). Son interesantes todos sus cuentos ¿Me recomienda alguno en particular?

Agatha.

📖📖📖

Michael Starkwedder, llegaba a la casa de Laura Warwick, y ella le explicaba, que había matado a su marido porque la tenía harta y era una violenta y mala persona. Un completo extraño para ella, pero él quiere ayudarla.

-Cariño, ya casi va a estar la cena- mi mamá se asomó a la puerta de mi habitación.

-Ya comí algo con Fred y Billy- respondí sin sacar la vista de "Una visita inesperada" de Agatha Christie.

Me dieron aún más ganas de leerla en este último tiempo. Técnicamente, estoy hablando con ella y no sé... me hace sentir seguro también leerla.

Estaba acostado en la cama, sin tener ganas de absolutamente, como últimamente. El sábado pasado, cuando salí de la oficina, fui a la casa de Fred y me quedé ahí casi todo el dia, contándole lo que había pasado. Y todos estos días, no he cruzado ni siquiera una mirada con mi papá.

-Evan...- siguió y entró finalmente a mi cuarto, sentándose en la cama- Él te quiere... Muchísimo- dejé el libro y la miré- Le cuesta hablar contigo de por si, sabe que no tienen los mismo gustos, pero...

-No me importa que seamos diferentes- interrumpí- Si quiere al menos entablar una relación conmigo, que no me insulte- expliqué.

-Sé que te lastimó y...

-Betty...- apareció él, ahora en el marco de la puerta. Se veía más cansado que de costumbre- ¿Nos dejas a solas un segundo?- preguntó.

-Seguro- respondió mi mamá y me acarició la mano, antes de dejar la habitación.

Mi papá entró y se puso donde estaba mi madre.

-Hijo... Lo lamento, lamento haber dicho todas esas cosas sobre el abuelo y sobre... todo esto- señaló los estantes en mi cuarto, o sea, todo mi cuarto.

-¿Lo lamentas porque lo dijiste en voz alta o porque no lo dijiste en serio?- pregunté.

Suspiró.

-De verdad, Evan- asintió- Lo lamento de verdad. Porque... porque estoy celoso de tus libros- soltó y lo miré confundido, sentándome en la cama.

-¿Qué?

-Siento que encuentras más seguridad y confianza aquí- señaló el libro de Agatha- Que en mí o en tu mamá- siguió- Por eso quería ayudarte con la universidad, ver si podíamos encontrar algo juntos.

Mi papá, jamas había estado tan vulnerable en su vida. Por lo menos, nunca conmigo. Así que, verlo así, era un clara señal de que estaba hablando muy en serio.

-Es cierto que... los libros son una parte importante para mí- hablé- Pero... no sería quien soy ahora, si no fuera por ti y mamá- aclaré- Y agradezco la ayuda, pero... la verdad, es que me pone nervioso el tema de la universidad, también me preocupa y... siento que si se hablo del tema, exploto y lo siento- expliqué con el corazón latiéndome a mil por hora.

Sonrió un poco y me agarró el hombro con cariño.

-Entiendo- respondió- Yo tampoco sabía muy bien que hacer y... elegí lo que creí que me convenía. No hagas eso- aconsejó- Encontrarás lo que te gusta y yo te apoyaré- aseguró.

Sonreí yo esta vez, casi con lágrimas en los ojos, porque nunca me había sentido tan conectado con él.

Me acerqué en el colchón y le di un abrazo. Él me lo devolvió al instante.

-Gracias, papá y... también lo lamento.

Cartas de amor a escritores 📖Donde viven las historias. Descúbrelo ahora