Capítulo 37

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Evan

Querido Poe,

Leí "El gato negro", estoy aterradísima, muchas gracias. Me encanta, no me malentiendas. Es que... el suspenso, las descripciones, las palabras que usa, es tan profundo y te mantiene al borde de todo siempre.

Sinceramente, recordé cuando leí "Corazón delator" hace unos años, lo volví a leer, por cierto, no sé si tú lo has hecho. Pero siento, que justamente, en este cuento en particular hay como una... venganza, ¿me explico? Y en "El gato negro" pasa lo mismo. Ahora que lo pienso, creo que en "El cuervo" también. Todas estas cosas acechan al protagonista, es maravilloso.

Ah, y por supuesto, me gustó mucho "Annabelle Lee", un poco extraño para ser un poema de amor, pero muy interesante.

Eres un increíble escritor, Poe.

Me alegra que no creas que soy tonta, por cierto. Significa mucho viniendo de ti, porque creo que eres una de las personas más listas que conozco y te siento tan amable y sincero. Así que, te creo, de verdad.

Me siento como Olive en "Easy A", todos hablando de cosas que no saben, no sé si sabes de lo que te estoy hablando. Probablemente no. Lo que me recuerda, deberías leer "La letra escarlata" de Nathaniel Hawthorne.

Agatha.

Leí la carta aún en la biblioteca y cuando llegué al quinto párrafo, mi corazón empezó a latir acelerado y no entendía porque.

Con Agatha, las cosas se estaban volviendo más personales, no solo nos recomendábamos cosas. No me molestaba, es que, no soy de compartir mucho mis cosas, lo que me pasa y lo que estoy pensando. Me pone incómodo.

Pero con ella, no tenía problema. Más que nada, porque parecía estar con las mismas incógnitas que yo. Y me pareció... lindo que por decirle la verdad y tan solo con leerme, se sienta tan bien. Porque a mí, me pasaba igual.

Doblé la carta por la mitad de nuevo y la guardé en mi mochila, antes de salir de la biblioteca y encontrarme con mis amigos en la puerta de la escuela para irnos.

Bajamos las escaleras de la entrada y empezamos a caminar, para ir a una cafetería que íbamos de vez en cuando que estaba cerca.

-La semana que viene empezamos con el musical- habló Billy emocionado- Va a ser un poco intenso, tenemos tiempo, pero la Señorita Evergreen, aclaró que no va a ser solo ensayos.

-¿A qué te refieres?- preguntó Fred.

-No sé... Quiere hacer ejercicios. Quiero creer, que va a ser como una clase de teatro como las que hago...

Dejé de escuchar a mis amigos, porque solo pensaba en que ya había leído "La letra escarlata", mi mamá lo usaba para dar clases y estaba intentando buscar en mi cerebro como se relacionaba con esa película que había mencionado Agatha. Siento que la escuché nombrar, pero no estoy seguro.

-¡Hey!- Billy chasqueó los dedos delante de mi cara y parpadeé- ¿Estás aquí?

-¿Qué? Si, si. El musical- asentí, esperando que no hayan cambiado tanto el tema.

-Te preguntamos si ya terminaste "Farenheit 451" para literatura- aclaró Fred.

-Ah... Si- contesté- Ya lo había leído, de todas formas.

Seguimos caminando, pero sentía la mirada de Billy y no entendía porque, hasta que habló.

-¡No puede ser!- exclamó sonriendo- ¡No puede ser!- repitió deteniendo el paso.

-¿Qué?- pregunté.

-¡Conociste a una chica!- aseguró.

-Claro que...

-Oh no, no- negó riendo- No intentes negarlo. Estás en otro mundo, sonríes sin razón y estás muy distraído- siguió.

-No hay ninguna chica- respondí.

-¡Ay por Dios! Por supuesto que hay una chica.

-Fred...- miré a mi otro amigo para que me apoye.

-Lo siento, Evan. Pero, en estas cosas, no le discuto- contestó- Sabe mucho del tema- sonrió- ¿Quién es?

-¡No hay chica!- insistí.

Ambos intercambiaron una mirada y se encogieron de hombros.

-Muy bien...- dijo Billy- Está muy bien. No hay chica.

Seguimos caminando y pensé en la carta. Era como que la releía una y otra vez y pensaba como podía contestarla.

Después de unos metros, miré a mis costados y mis amigos no estaban ahí. Me di vuelta confundido y estaban parados riéndose.

-¿Qué?- pregunté y vinieron hasta a mí.

-Estás perdidísimo, amigo- Billy me abrazó por el hombro- ¿Quién te está haciendo esto? En serio.

-No... Nadie... Ya basta- no quería hablar del tema, porque ni siquiera yo sabía que significaba todo esto.

-Vamos... Dinos- insistió Fred- ¿La conocemos? ¿Quieren salir? ¿Hablaste con ella?

-¿Quieres besarla? ¿La besaste ya? Es un bombón, ¿no?

-¡Ok, de acuerdo!- exclamé deteniéndome y dándome vuelta, para verlos a los dos de frente- Quizás... Hay una chica- confesé. Ambos sonrieron emocionados- No es exactamente lo que creen es... es complicado.

-¿Por qué?- preguntó Fred.

-Porque... Porque no sé quien es- empecé diciendo.

-¿Eh?- dijo Billy muy confundido después de unos segundos en silencio.

-Es... Agatha Christie, pero...

-Sabes que está muerta, ¿verdad?- me interrumpió Fred.

-No es... No es ella... Solo...- suspiré, explicarlo era aún peor- En la tarea de la Señorita Evergreen, me escribió Agatha Christie y agregó una posdata, diciéndome que le había encantado la tarea, así que, contesté y... le recomendé "La sociedad de los poetas muertos" y... seguimos recomendandonos cosas... sin saber quien es el otro- explique finalmente.

-¿Te estás mandado cartas con esta chica?- preguntó mi otro amigo y asentí algo nervioso- Interesante...

-¿Y no quieres saber quien es?

-No- aseguré.

-¿Por qué no? ¿No te gusta?

-Es que...- no sabía que contestar- No sé si me gusta, no importa eso. No quiero saberlo... No por ahora... Está bien así. Habemos y punto.

Cartas de amor a escritores 📖Donde viven las historias. Descúbrelo ahora