Evan
Penny cerró la puerta de la biblioteca y volvió a acercarse a mi, agarrándome del cuello y besándome con más ganas que antes, si era posible.
Ya me había puesto nervioso, con que me dijera que quería estar sola conmigo, no que no hubiéramos estado solos antes. Pero... había algo en el aire esta noche, que venía de parte de los dos. No sé bien como explicarlo.
Besar a alguien en una biblioteca, ha sido un pensamiento que he tenido desde los 14 años. Que nuestro primer beso... real, podríamos decir, haya sido en ese mismo lugar, me había sentido la persona más feliz del mundo. Y ahora, eso solo estaba multiplicado por diez.
La abracé por la cintura y la acerqué más a mí. Pero se separó segundos después, mordiendo su labio inferior.
-Ven- soltó, volvió a agarrarme de la mano, para ir hasta el último estante y se sentó en el piso- Leamos- sonreí, porque esas palabras, viniendo de ella, eran mágicas.
Me senté a su lado y ella sacó "Los crímenes de la calle Morgue" para dármelo.
-Nos tomamos descansos, ¿no?- la miré, preguntándole mil cosas, con solo una.
-Por supuesto- aseguró.
📖📖📖
-"Por cuanto acabo de decir, no hay que creer que estoy contando algún nisterio o escribiendo una novela. Mis observaciones a propósito de este francés no son es que es el resultado de una inteligencia hiperestesinda o tal vez enferma. Un ejemplo dará mejor idea de la naturaleza de sus observacions durante la época a que alado"- ni siquiera había terminado esa página y apenas había leído cinco. Pero, me detuve y miré a Penny- ¿Descanso?
-Por favor- contestó, casi un suspiro y se apoyó en mi regazo con rapidez para plantarme un beso en los labios, más intenso que todos los anteriores.
Solté el libro, dejándolo en el piso y la agarré de las caderas. Nunca había tenido tanto... deseo de besar alguien, de estar con alguien así, más que en ese momento. Por primera vez en mi vida, no quería leer.
Pasé una mano por toda su espalda, subiéndola en una caricia hasta su cuello y apretar con suavidad su nuca.
-¿Evan?- otra vez mi nombre en suspiros, pero me afectó más que otras veces.
-¿Mm?- murmuré nada más.
Corrí su pelo detrás de su hombro, para acercarme a su cuello y empezar a dejar leves besos en el. Porque a ella le encantan y a mí también. Olía tan bien su perfume desde ahí.
Soltó un sonido antes de seguir.
-Que leas Edgar Allan Poe vestido así, debería ser ilegal- habló, acariciándome el pelo.
Solté una risa, pero sin separarme y me acerqué a su oído para contestarle.
-¿Ah sí?- pregunté y soltó otro sonido, también moviéndose encima de mi, cosa que hacía que toda esta situación, me afectara aún más- ¿Por qué?
Ella misma rompió la posición, agarrándome de las mejillas y haciendo que la mirara de cerca. Tenía los ojos más vidriosos y con las pupilas más dilatadas. Respiraba acelerada, igual que yo y tenía los labios húmedos.
-Porque... Porque si... Estás tan sexy. De verdad, Dios- respondió y suspiró.
Tragué con dificultad al escuchar esas palabras. Mí estómago, dio un gran vuelco y escuché mi corazón latir muy fuerte en mis oídos.
-También tu- no sabía muy bien que contestarle, pero obviamente, que no le estaba mintiendo.
Soltó una risa, para ahora ella acercarse a mí y... besar mi cuello. Ay no. Cerré los ojos con fuerza, porque el sentimiento era enorme. Mí cuerpo se derritió y reaccioné moviéndome un poco, lo que hizo, que Penny se acomodara y se rozara más contra mí.
Esos besos en mi piel, estaban haciendo una locura dentro de mí y me fascinaba.
Me arriesgué a hacer algo, porque no estaba pensando con claridad. Metí las manos por debajo de su blusa y le acaricié la espalda con suavidad.
Soltó un gemido, porque si, eso fue más que otros sonidos anteriores. Se separó de mí cuello, para ir a los labios y rápidamente empezó a desabrocharme la camisa.
Ni siquiera me importó, quería que lo hiciera, que hiciera lo que quisiera. Me estaba sintiendo demasiado increíble, como para pensar en parar.
Tocó la piel de mi pecho con los dedos, casi jugueteando ahí y el que gemí fui yo.
-Eres extraordinario, Evan.
-Eres maravillosa, Penny.
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Cartas de amor a escritores 📖
Teen FictionEdgar Allan Poe, dijo una vez que no hay belleza sin un poco de extrañeza. Y Agatha Christie, estipuló que la cara, no es solamente una máscara de lo que verdaderamente es el corazón humano. Por esto mismo, no hace falta ver a alguien para poder ena...