Capítulo 65

11 3 0
                                    

Evan

Entré a la habitación y lo vi acostado en la camilla, con una bata, tapado con la sábana y con una especie de pulsera, conectada a una máquina, que noté que le medía las pulsaciones.

Me acerqué sin ninguna expresión, parándome a su lado, sin decir nada. Él solo me miró, entendiendo como me sentía.

-Estoy bien, chico- me sonrió y le creí, porque se le notaba.

-Yo no- le dije- Mi abuelo, me ocultó la cosa más importante de su vida.

-Ya sabes donde tengo guardado "Hamlet"- respondió y lo miré con la peor de las caras, porque no dejaba de bromear, no dejaba de hacer como si esto no fuera importante- De acuerdo, está bien- se dio cuenta- Lo lamento mucho, Evan.

-No puedo creer que no me lo dijeras a mí- solté decepcionado.

-Evan... hay veces que uno no quiere decir lo que pasa, porque lo hace débil ante los ojos de los demás- empezó serio- Porque crees que puedes solo y puedes equivocarte. Yo me equivoqué- siguió- Todos tenemos secretos, porque no podemos con la idea, de que alguien más lo sepa.

Lo entendía, porque yo pasaba por lo mismo siempre. Que los demás sepan cosas de mí me hacía vulnerable, no poderoso.

-Bueno...- mi papá entró a la habitación, cansado- Te van a dar el alta ahora- siguió- Una enfermera vendrá a sacarte todo eso- señaló la máquina- Y el médico, vendrá a darte indicaciones.

-Perfecto- contestó mi abuelo sonriendo.

-Cámbiate, yo firmaré los papeles y te vas a quedar con nosotros esta noche. No hay discusión- habló serio, una obligación y estaba cien por ciento de acuerdo.

-¿Dónde voy a dormir?- le preguntó.

-Papá...- suspiró enojado, así que intervine.

-En mi cama- ambos me miraron al mismo tiempo- Yo me voy para tu casa y tu te quedas en mi cama- aclaré.

-Punto, ya está- mi papá salió de la habitación otra vez.

Saqué aire, mucho aire. No sabía cuanto lo había estado manteniendo adentro.

-¿Estás enojado conmigo?- me preguntó y en los ojos, lo vi que tan arrepintiendo estaba, de haber manejado toda esta situación como lo hizo.

-No- aseguré- Pero, no más secretos entre nosotros, por favor.

Sonrió.

-No más secretos.

📖📖📖

-¿Seguro?

-Por favor, solo... has estado aquí lo suficiente. En serio te lo agradezco, pero... ya es mucho.

Penny no quería irse y yo no quería que se fuera tampoco. Que haya venido hasta aquí solo por escuchar lo que había pasado, me derritió el corazón y, por Dios, lo que necesitaba ese abrazo de ella, no tiene nombre.

Pero, no podía seguir obligándola a quedarse aquí porque si, ya todo estaba bien. Además, de que... si sigue haciendo cosas lindas por mí, voy a terminar con besarla de nuevo y, estoy muy seguro, de que aún no puedo.

-No me molesta estar aquí contigo- aseguró y fue inevitable sonreir- Pero en serio, si tu abuelo no le molesta que esté un rato en su casa, puedo...

-Para nada, siempre bienvenida- él, ya cambiado y listo para irse, apareció detrás de ella con una sonrisa y Penny se dio vuelta sorprendida- ¿Quién es esta linda señorita?- preguntó acercándose a nosotros. Se dio cuenta, por supuesto que se dio cuenta- O es un... ¿secreto?- levantó las cejas, haciéndome entender que estaba obligado a decírselo.

-Es Penny- dije simplemente.

-Terrence Phillips- mi abuelo le extendió la mano y ella se la estrechó unos segundos.

-Es un gusto. Lamento que... nos conozcamos así- le dijo.

-El gusto es mío, querida- respondió- Y para nada, no te preocupes- le sonrió y la miró atentamente por unos segundos- Me pareces familiar... tu personalidad- le dijo, y Penny, claramente no le contestó. Por Dios, ¿que estaba haciendo? Se encogió de hombros unos segundos después- Debo usar mejor mis... pequeñas células grises del cerebro, tal vez, y lo recordaré.

Cartas de amor a escritores 📖Donde viven las historias. Descúbrelo ahora