Capítulo 81

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Penny

-Cierra los ojos- le dije a Evan al oído, detrás de él.

-Ok...- se rió y lo hizo- ¿Puedo confiar en ti?- bromeó.

-Espero- también solté una risa y me senté en el sillón, a su lado- Quiero darte a pronar algo, nada más.

Estábamos en "Libros acaramelados", vinimos justo después de que saliéramos de la escuela. Nos vinimos caminando, tomados de la mano y sin mucha charla.

Pedimos unos cafés, yo caramel macchiato y Evan solo café con leche. Él los agarró, los llevó a los sillones con las mesitas ratonas y los dejó ahí, mientras yo, buscaba algo para comer.

Dejé los dos platos en la mesa y agarré un tenedor. Corté un pedazo de una y se la acerqué.

-Abre- algo confundido, me hizo caso y le metí la porción la boca. La masticó unos segundos y percibí que le gusto- ¿Qué tal?

-Mmm... Muy buena- contestó sonriendo- ¿Selva negra?- preguntó.

-Si- respondí- Mi favorita.

-¿Puedo abrir los ojos?

-Aún no- solté una risa y agarré un pedazo de el otro pastel- Uno más, abre- seguí. Me hizo caso otra vez y sonrió al instante, casi sin siquiera probarlo realmente.

-Mi favorito- dijo y sonreí también- Pie de limón- me mordí el labio y dejé el tenedor en la mesa, para acercarme y darle un beso en los labios de varios segundos. Me separé unos centímetros nada más y lo miré, tan lindo como siempre, por Dios- Ok, lo cambio, ese es mi favorito- se rió y yo hice lo mismo, completamente acalorada por solo esa frase.

Abrió los ojos y miró bien los míos, aún así de cerca. Evan, era realmente el chico más tierno del mundo, en todo sentido, y jamás, me iba cansar de repetirlo. Era tan... puro.

-No sabía lo del pie de limón- solté.

-Linda coincidencia- contestó sonriendo y le devolví el gesto- ¿Viste algún libro que te gustara?- siguió.

-Rainbow Rowell me respira en la nuca- contesté- Leí "Eleanor y Park" el año pasado, me encantó. Y encontré uno que se llama "Fangirl"- expliqué.

-Oí de "Eleanor y Park", si- asintió, agarrando el tenedor y comiendo más el pie- ¿"Fangirl"?- preguntó, levantando una ceja.

-Una chica que escribe fanfictions en la universidad...

Se escuchó un ruido contra la madera del piso, y ambos miramos hacia una chica que se le había caído el cartel no muy grande, que estaba poniendo cerca de la caja, creo que era la misma que me atendió, cuando le dejé los libros a Evan.

"50 años de Carrie 🩸🔪👑  ¡Semana se descuentos en todos los libros de Stephen King!"

Suspiré.

Dios mío, como me bajó la presión, cuando escuché esas palabras de la Señorita Evergreen ni bien entró, porque sabía que le preguntaría algo a Gabe. Y él, solamente hace las cosas peor con indirectas, no lo puedo creer.

-Hey...- sentí la mano de Evan en mi espalda y volví a él, intentando sonreír, pero obviamente, también había visto el cartel- ¿Estás bien? Digo...

-¿Tu estás bien?- interrumpí- Porque... tu no tienes la culpa de nada. De verdad, lo lamento Evan, que tengas que pasar por todo esto y...- saqué aire- Yo tengo la culpa de todo...

-No, claro que no- aclaró- No tienes que pedirme perdón por nada, Penny. En serio- aseguró.

Lo abracé por la cintura y me hundí en su pecho, porque sabía que solo así, me sentiría mejor. Él me rodeó también con su brazo y dejó descansar su mano en mi cadera, moviendo el pulgar despacio por la zona.

No podía comprender, como esa acción tan mínima y absurda, podía estar llevando tanta cantidad de sensaciones a mi cuerpo. Se sentía increíble, y ni siquiera, estaba tocándome la piel.

¿Qué voy a hacer cuando toque mi piel? En la casa de su abuelo, llegó a tocar un pedacito de mi cintura con un solo dedo y ya fue lo suficiente, y la mañana siguiente, apenas rozó mi rodilla con el dedo. Definitivamente, voy a explotar el segundo en que toque (con todo el sentido de la palabra) piel... que bese mi piel.

O peor... Cuando yo lo toque a él, cuando lo bese en algún lugar que no sea la boca o la mejilla ¿Qué mierda voy a hacer?

Miré mi mano, descansando en mi regazo, y sin pensar, la levanté y la puse en su torso, sobre esa linda camisa que tenía, y empecé a mover los dedos. Solo me concentré en eso, los dedos. Pero, era imposible, no sentir que debajo de esa ropa, había cosas... cosas que se sentían tan bien, cosas que eran tan bonitas.

Lo noté respirado un poco más acelerado, y eso, solo hizo que me encantara más.

Evan no era el más musculoso, eso lo podía ver, pero ahora lo estaba sintiendo y... si tenía músculos. Ese pensamiento, me estaba volviendo loca, por favor.

Podría haber seguido, pero gracias al cielo, Edgar se subió al sillón donde estábamos, de un salto y nos sorprendió. Volví a la tierra y me separé un poco de Evan, para saludar al gato.

-Hola, amigo- le dijo él y lo acarició- No te vimos en la entrada.

-Poe y Edgar- solté, también tocándole la cabeza- Para los libros de historia.

Cartas de amor a escritores 📖Donde viven las historias. Descúbrelo ahora