7. UNA GRAN BODA

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Hoy es el día de mi boda. Mi abuelo insistió en que pasara la noche en su casa para que todos pudiéramos ir juntos a la iglesia como una gran familia. Anoche, incluso hizo que mis primos y tíos también se quedaran a dormir para compartir un momento familiar. Hacía mucho tiempo que no convivía así con ellos y, sinceramente, no me agradó. Nuestra relación es cordial pero distante, y yo ya me había acostumbrado a eso. Sin embargo, mi primo Sebastián intentó acercarse y entablar conversación como si fuéramos amigos íntimos.

Sus miradas fueron tan intensas y burlonas que me hizo preguntarme si sabía algo. Solo mi círculo más cercano tiene conocimiento de lo que ocurrió con Juliana. Algunas preguntas de Sebastián eran tan específicas que activaron todas mis alarmas. ¿Quién, en su sano juicio, pregunta cuántos días llevo sin hablar con mi prometida? Noté que en la mano derecha de Sebastián llevaba un anillo, así que cuando tenga tiempo y el video haya sido revisado, espero poder ampliar la imagen para ver con más detalle ese anillo y aclarar mis sospechas.


Sebastián no es precisamente el hombre más astuto, por eso el abuelo no lo consideró para dejarle el mando, a pesar de que me lleva dos años de ventaja. Levanté mi copa y brindé con todos, sonriendo ampliamente, ya que no puedo evitar imaginar la expresión que pondrá Sebastián cuando vea que realmente me caso. La mujer que me esperará en el altar no es la belleza deslumbrante y famosa que todos conocen, y eso sin duda generará rumores, pero sabré cómo manejar la situación.

 Ahora estoy bajo la protección del equipo de seguridad de mi abuelo, así que Roberto se está ocupando de que Isabella llegue a la iglesia unos minutos después de mi entrada. Debo admitir que la iglesia quedó preciosa, así que eso es mérito de Juliana. Estoy de pie en el lugar donde el novio siempre espera, y, tal como se muestra en las películas, la marcha nupcial empieza a sonar justo cuando la novia aparece en la puerta de la iglesia. Sin duda, debo darles una buena bonificación a Jessica y Stella, porque la mujer que camina hacia mí es la perfección misma.

Isabella se ve hermosa, inocente y delicada. Es curioso haber pensado en esa última cualidad, pero así fue. Definitivamente ella es un diamante, y si con solo un ligero pulido ya brilla así, estoy ansioso por ver el resultado final. Sonrío como un tonto mientras la observo, y eso parece alterar la expresión extraña que tiene mi abuelo.

Roberto la lleva del brazo y parece tomarse muy en serio su papel, ya que me advierte de nuevo, aunque esta vez mi respuesta no es sarcástica.

—Prometo cuidarla y hacer todo lo posible por que sea feliz, incluso intentaré hacerla realmente feliz —mis palabras parecen sorprender a Roberto, quien finalmente mira a Isabella y le dice:

—Isabella, Alexander es el hombre con quien te vas a casar, esta es tu boda, así que compórtate como una mujer que está feliz de casarse —Isabella asiente y muestra una sonrisa suave, que, estoy seguro, es más que suficiente para convencer a todos.

Isabella suelta el brazo de Roberto y toma el mío para finalmente recorrer el camino hacia el altar. Todas las miradas están puestas en nosotros y noto admiración en muchos rostros, aunque en otros veo algo de desconcierto. No me importa, lo importante es que en este momento no me cambiaría por ningún otro hombre del planeta. Una vez que salgamos de aquí, seré un hombre casado y mi abuelo tendrá que cumplir su palabra. No me dará todo el control de inmediato, pero seré presentado oficialmente como su sucesor y, cuando llegue el momento, mi hijo, es decir, yo, tomaré el mando.

La ceremonia transcurre con normalidad, y cuando el sacerdote dice:

—Puede besar a la novia —me acerco a ella y finalmente siento la textura de sus labios.

Ella me responde con un beso suave, que estoy seguro se habrá borrado rápidamente de su memoria, pero la sensación de sus labios sobre los míos permanece en la mía, despertando en mí una curiosidad nueva. No sé si es por el hecho de que ahora estamos unidos, o si es por el hechizo que su belleza, envuelta en delicado encaje blanco, me ha lanzado hoy, pero sus labios me parecieron inusualmente suaves y tentadores.

ADICTA A SUS BESOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora