93. Y COLORÍN COLORADO

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Hacía muchos años que no sentía que éramos realmente una familia. Estábamos en el apartamento de Noah, bebiendo, hablando y poniéndonos al día. Aquella reunión parecía un confesionario donde nos dijimos lo tontos que habíamos sido y cuánto nos arrepentíamos de distintas cosas. Ya nos hemos perdonado mucho.

Al final, solo quedamos en pie Noah, Sebastián y yo, así que volví a tomar la palabra. Mi intervención fue especialmente larga; tenía mucho que decir, y el licor suavizó la salida de todo lo que tenía atravesado entre pecho y espalda.

—La vida es demasiado compleja —dijo Noah—. En un momento me siento el dueño del mundo: tengo a la mujer que amo, voy a ser padre y luego, ¡puf! —acompañó ese último sonido con un movimiento de manos—. Hola soledad, bienvenida nostalgia.

Entendí su punto. Así me siento con Isabella: como el hombre más afortunado del mundo, como el dueño del diamante que más brilla. Y hace dos días, alguien lo había robado de mis manos. Casi enloquecí. Ahora veo a Noah y sé exactamente cómo se siente.

—Ella no está, pero tienes una razón por la cual debes obligarte a continuar —dijo Sebastián—. La pequeña Elizabeth te necesita.

Noah sonrió al pensar en su pequeña.

—Lo sé, pero eso no hace que duela menos, solo me obliga a seguir adelante a pesar del dolor. Gracias, muchachos, por todo esto. La familia de Mía es buena, pero no es lo mismo que tenerlos a ustedes. No saben cuánto valoro el apoyo que nos ha brindado Sophia en estos días; es una gran mujer.

—Lo es, pero tiene un temperamento muy difícil —dijo Sebastián.

—No entiendo de qué hablas; creo que es una mujer muy dulce —respondió Noah.

Sebastián rió con ironía y vació el contenido ambarino de su vaso antes de contestar un mensaje de texto.

—Sebastián me ha contado lo sucedido y cómo terminó todo. Me alegra que todo haya salido bien —dijo Noah, mirándome—. Ese hombre es realmente de admirar y temer, así que es mejor que sigas teniéndolo como amigo; es lo mejor que puedes hacer por la familia.

—¿Volverás con nosotros?

Ya no me importa el liderazgo; mis prioridades han cambiado, y si Noah regresa, no tendré inconveniente en aceptarlo como cabeza de familia.

—Creo que es lo mejor. Me ha quedado claro que no se puede escapar sin afectar a alguien, y si sobreviví tanto tiempo afuera, fue gracias a que ustedes estaban ahí para cubrirme. Además, Elizabeth necesitará a su familia.

Nos tomó a Sebastián y a mí por el cuello antes de seguir hablando.

—No se demoren en tener hijos; mi niña necesitará primos para jugar.

—Ya están muy tomados; nos vamos —dijo Sebastián, levantándose del sofá y evitando que Noah siguiera divagando sobre ese tema—. Lo mejor es que por esta noche la niña se quede con mamá, además estoy seguro de que no querrá soltarla. Así Sophia podrá dormir bien hoy. Vámonos, mañana será el día más difícil: el entierro.

Me levanté de la silla y luego llegamos al hotel, donde encontramos a Isabella y Sophia dormidas. No me parecía bien despertar a Sophia, pero la verdad es que quería dormir al lado de mi mujer, así que Sebastián despertó a mi cuñada y la acompañó a su habitación. Isabella dormía plácidamente, y yo solo la miraba, la miraba como si fuera un maldito acosador. Detallé su rostro y me maravillé de lo sedosa que era su piel.

Antes de que el sueño me alcanzara, pensé en las palabras de Noah: "La pequeña Elizabeth necesitará primos para jugar".

El sonido de una alarma y el movimiento de Isabella para tratar de encontrar el celular entre las cobijas me despertaron, y juntos disfrutamos del cierre emocional y físico que necesitábamos. El golpeteo en la puerta me recordó que nos esperaban; hoy era el entierro de Mía, así que nos obligamos a salir de los brazos del otro y nos arreglamos para despedirla como debía ser. No tuve el gusto de conocerla, pero por lo que Noah compartió con nosotros ayer, ella fue una gran mujer y habría sido una excelente madre.

Se realizó una ceremonia sencilla y luego la cremación del cuerpo. El ambiente, obviamente, no era festivo, pero tampoco tan lúgubre como llegué a imaginar, pues según entendí, Noah llevaba meses preparándose para esto.

—Me dijo que rehiciera mi vida, que Elizabeth merecía conocer el amor de una madre. Pero no sé cuánto tiempo puede pasar para que algo así ocurra; no imagino a otra mujer en mi vida, ni siquiera en mi cama.

Todos volvimos a Nueva York unos días después, cuando mi tío Liam y la tía Rous lograron regresar al país y se quedaron con Noah. Estaban tristes por lo que acababa de pasar su hijo, pero emocionados por recuperarlo y conocer a su primera nieta. Obviamente, el abuelo tampoco se quería ir, pero antes de poder retirarnos, Sebastián y yo fuimos víctimas de su discurso sobre querer más niños en la familia y que, para eso, tenía una casa grande con jardín y piscina.

Treinta minutos después, por fin terminó su discurso.

—¿Y tú por qué no me estás peleando? —preguntó el abuelo a Sebastián.

Este solo miró hacia el piso mientras respondía:

—Por nada, tal vez un día de estos te sorprenda —luego sonrió.


──── ∗ ⋅◈⋅ ∗ ────

El tiempo pasa y, poco a poco, las cosas van cayendo en su sitio. Isabella y yo nos mudamos a nuestro nuevo apartamento, a pesar de los esfuerzos del abuelo por convencernos de lo contrario. Sin embargo, su argumento de ser un pobre y solitario viejecito ya no tuvo el mismo peso para Isabella. Me alegra mucho que haya sido así, porque quiero disfrutar un poco más de mi esposa solo para mí. Entre el abuelo, el trabajo y ahora la universidad, prácticamente no teníamos tiempo a solas.

Con el regreso de Noah al seno de la familia, la pequeña Elizabeth ahora cuenta con un patio de juegos increíblemente grande para correr y jugar. Aunque no es la única beneficiada, pues inesperadamente la familia creció, lo que hizo que el abuelo se olvidara un poco de nosotros y nos diera más espacio. Exactamente dos años después de nuestra primera boda, celebramos otra ceremonia. Esta vez me aseguré de hacer las cosas bien: mi esposa recuerda todo, y su hermano llegó al país justo a tiempo para entregarla en el altar, tal como es debido.


✿ ----- FIN ----- ✿

NOTA DE AUTOR

Gracias a todos por haberle dado la oportunidad a esta historia. Los invito a que le den seguimiento a mis otros proyectos, desde el 19 de agosto iniciaré en actualización diaria la historia de Sebastián, EL CALOR DE SU PIEL.
Ahora sí, me encantaría conocer su opinión en general de como han sentido esta novela. ¿Qué le habrían cambiado? ¿Qué fue lo que más les gustó? ¿Qué sensación les dejó esta historia una vez que la terminaron?

ADICTA A SUS BESOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora