Capítulos 10 - No tendrás más de mi

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POV Felipe

—¿Qué haces aquí, Isabel?

Estaba preparándome para salir de la oficina, cuando ella apareció bajo el marco de la puerta.

—Mi amor, ya sé que estás molesto por lo de hoy en la mañana, pero entiende que no fui yo quien lo provocó. Tu abuela presenció todo, esa mujer me desautorizó, se burla de mí, ¿por qué mejor no vamos a casa, y te preparo algo delicioso para cenar?

Tratando de buscar la manera de convencerme, se acerca y sube sus manos a mis hombros, moviendo sus dedos suavemente, pero lo único que deseo en ese momento es estar solo.

—Si quieres irte a casa, está bien. Dile a uno de los empleados que te prepare algo de comer, yo llegaré tarde.

—Pero Felipe, yo pensé que podríamos estar juntos, al menos por esta noche, ¿acaso no te gusto? —ella se metió entre mis brazos, buscando mi calor y manos—. Mi amor, quiero sentirte, ya no me rechaces, por favor. Me siento tan sola... —sollozó—. Desde nuestro bebé, ya no hay nada que me haga sentir feliz.

Mirando sus ojos, siento un extraño sentimiento.

—Comprendo, no llores —le respondo, sacando el pañuelo de mi bolsillo, para entregárselo en sus manos—. Pero también compréndeme, necesito mi espacio.

Entonces, decido alejar su presencia de la mía, saliendo de la oficina.

—¡FELIPE!

Entro al ascensor y espero llegar al primer piso, ahí me despido de mis empleados, hasta llegar al estacionamiento, donde me encuentro a Alvaro.

—Por esa cara pareces haber recibido malas noticias, y creo saber quién es la causante —dice, siguiendo con la mirada a cierta mujer que sube a un taxi—. Y se acaba de ir.

—No te hagas el gracioso —le respondo, sacando mis llaves—. No tengo humor para tales idioteces.

—De acuerdo, parece que no es el momento para hablar, aunque pensándolo bien, nunca es el momento, siempre traes esa cara de mal humor, sin embargo, hoy estás peor que otros días.

—Dime, ¿qué es lo que realmente buscas? ¿Acaso se te malogró el auto de nuevo?

—¿Me estás llamando interesado?

—¿Vas a decirme que no se te malogró algo y que por eso estás como un idiota ahí?

Alvaro hizo una mueca de indignación, pero terminó asintiendo.

—Bueno, sí, pero también te vi angustiado.

—¡Yo no estoy angustiado! —respondí exaltado, al mismo tiempo que di un golpe en la puerta de mi auto.

AHORA ESTOY DIVORCIADA (Adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora