Capítulo 48 - Conociendo más de mi hija

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No sé cómo, pero lo hicimos, terminamos totalmente cubiertos de harina, sin embargo, los cupcakes estaban listos. Terminé de rellenar el último y cuando fui al comedor para comerlos juntos, encontré a Felipe limpiando las mejillas de mi hija.

—Aún tienes harina en toda la cara —le comenta.

—Nunca me había divertido tanto en la cocina.

—Ya veo, con qué te gustan los postres.

—Sí, pero soy mejor comiéndolos, ¿Y tú sabes hacer postres?

Felipe le sonríe, y tras quitar la última mancha del rostro de Leonor, suspira.

—En realidad no, soy pésimo, pero conocí a alguien que preparaba unos muy buenos, tal vez el aspecto no era tan llamativo, pero el sabor era incomparable, ¿y sabes la razón?

—¿Por qué?

—Porque ella lo hacía con amor, no era una experta, pero se esforzaba por hacer lo mejor. Incluso algunas veces se lastimaba, seguía intentándolo hasta lograr que le quedara bien, y se propuso mejorar esa habilidad, hasta alcanzarlo.

—¿Y lo hizo?

Él asintió.

—Ehem... Traje los postres —interrumpí, entrando con la bandeja llena—. Pero esperen, traeré algo para acompañar los bocadillos. Volví a la cocina para llevar el zumo que tomaríamos, y tan pronto lo coloqué en la mesa, dos pares de ojos se iluminaron.

—¡Zumo de manzana! —dijeron al unísono.

Felipe miró perplejo a Leonor, sorprendido de ese descubrimiento.

—¿Te gusta el zumo? —le pregunta.

—Me encanta, pero mi favorito es el de manzana.

—Tu favorito... Qué sorpresa —sus ojos claros se posan en los míos—. También el mío.

—Le gustan las frutas, pero no las verduras —digo, mientras cada uno me acerca su vaso.

—Eso suele suceder, a mí tampoco me gustan las verduras, especialmente...

—El brócoli —responde mi hija.

Creo que seguir ocultando a Felipe el hecho de que Leonor es su hija, no hubiera resultado. Ambos son tan iguales, en gustos y demás cosas.

—Pues el brócoli no tiene nada de malo —afirmo, tomando asiento al lado derecho de mi hija—. Es delicioso en ensaladas y... No puedo terminar de decir lo que pienso, pues padre e hija se ponen a hablar.

—A mami le gustan las verduras, pero siempre me dice que las coma para estar sana.

—Entonces debes comerlas, los postres son deliciosos, pero si enfermas, tu madre se preocupará, ¿quieres eso?

—No —niega con la cabeza—. Porque el que se preocupa enferma y no quiero ver a mi mami enferma. Voy a comer toda mi comida.

Levantando mi mano, acaricio la mejilla de mi hija.

—Me parece bien.

—Emm, disculpen que interrumpa —Camilo había entrado al comedor, en lo que nosotros degustábamos de los postres—, pero van a ser las 3:00 pm.

—Mis clases de pintura, ya debo irme, mami.

—Primero debes cambiarte, no irás con la ropa cubierta de harina.

—Oh...

—¿Va a clases de pintura? —pregunta Felipe interesado en saber más.

—De pintura y ballet —le comento, algunos días va a sus clases de pintura y otros a los de ballet. Incluso tiene un estudio con todas sus pinturas.

AHORA ESTOY DIVORCIADA (Adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora