Capítulo 43 - No estoy triste

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POV Letizia

Llego a casa tras haber terminado mi horario, en realidad aún tenía muchos pendientes por culminar, sin embargo, decidí llevarlos conmigo.

—Ya casi está la cena —me avisa Camilo, desde el pasillo, mientras que yo estoy en mi habitación, tratando de borrar todas las marcas que han quedado en mi cuerpo.

—Bajaré pronto —respondo, mirando en el espejo mi apariencia.

—De acuerdo, pero date prisa. Leonor ya está en la mesa.

—Solo cinco minutos.

Dicho esto, empiezo a pensar que será inútil tratar de esconder algo que es notorio a simple vista, es decir, las marcas en el cuello son fáciles de ocultar, sin embargo, la de mi rostro y oreja son algo complicadas.

—Bueno, al menos las de mis piernas puedo ocultarlas con un pantalón largo o falda, pero mis labios siguen igual de hinchados e incluso creo que me lastimó el labio inferior. Debí haberle dado más fuerte dónde más le dolía, así aprenderá a no volver a cometer tales cosas conmigo. Me dejé el cabello suelto, ocultando mi oreja derecha; la cual había sido lastimada producto de la mordida de los dientes de Felipe.

—Será inútil, de cualquier modo, en algún momento tendrán que verlo. Rendida, salí de mi habitación a reunirme con mi hija y Camilo en el comedor.

—Mami, tardaste en bajar —dice mi pequeña en lo que toma su cuchara para comer los alimentos.

Tratando de mantener mis labios ocultos tras mis manos le respondo que me tardé en la ducha.

—Bueno aquí te traigo tu pla... Camilo se queda a mitad de las palabras, cuando logró observar en un descuido mío mis labios, él no dice nada, simplemente pone una expresión de interrogante y señala sus propios labios. Con mi dedo le hago la señal de que mantenga silencio delante de mi hija a lo que él se muestra algo confundido, hasta que finalmente parece comprender y sonríe de lado, acompañado de un guiño en el ojo.

La cena transcurre con normalidad, aunque, de vez en cuando mi hija nos comenta sobre el regalo que le hizo a Felipe, realmente parece estar interesada cuando me pregunta sobre él, de cuánto tiempo lo conozco, o si vive muy lejos, es impresionante, ya que ni por Raul se muestra tan interesada a pesar de conocerlo durante largo tiempo.

Cuando mi hija termina su cena la acompaño a su habitación, no tarda en cepillarse y colocarse el pijama, lista para irse a dormir, sin embargo, cuando estoy por apagar la luz para dejarla descansar hasta el día siguiente, ella sostiene mi mano.

—Mami, ¿tú crees que mi papi Alonso se moleste porque le regale mi peluche de delfín al señor qué me ayudó?

—No cariño, tu papi Alonso está muy contento de que seas una niña que sepa compartir.

—Es que cuando tengo un poco de miedo en las noches, abrazo a mi juguete con fuerzas para sentirme más valiente, pero creo que ese señor no tiene a quién abrazar, sus ojos son muy tristes.

Me sorprende que, siendo tan pequeña, mi niña sepa reconocer muy bien los sentimientos.

—¿Y tú no te sientes triste por ya no tener tu juguete?

Ella me sonríe y niega con la cabeza.

—Yo tengo a mami, y no me siento triste.

Mirando mi hija con ternura, me inclinó a dejarle un beso en la frente y luego acariciar su mejilla con delicadeza.

—Y yo estoy feliz de tenerte a ti. Descansa mi pequeña. Regresó al comedor, donde encuentro a Camilo recogiendo los platos.

—Te ayudaré a lavarlos —le digo.

AHORA ESTOY DIVORCIADA (Adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora