AHORA ESTOY DIVORCIADA (Adaptación)

Capítulo 65 - Efectos inesperados I

Solo bastó que Letizia llegara, impidiendo que mis manos acabaran en el cuello de aquel maldito que me vio la cara. ¿Qué lo había motivado? ¿Qué tenía contra mí? No lo sé, pero de ninguna manera iba a permitir que se quedara con Letizia.

—Esto es muy extraño, ¿por qué los dos están juntos?

— Letizia... —toda la actitud de creerse capaz de enfrentarme, desapareció.

—Raúl, ¿puedes explicarme, ¿qué está sucediendo?

— Letizia, yo...

—Anda, ten el puto valor para decírselo, porque tú y yo sabemos lo que ella debe enterarse —dije, apretando las manos, impidiendo que la sangre llegara a mis dedos.

—¿Qué sucede, Raúl?

—Doctor, su paciente lo espera —volvió a llamar la enfermera.

—Lo lamento, pero me necesitan —respondió, alejándose dos pasos, mas antes de dar media vuelta, miró a Letiziay bajó la cabeza. Era un cobarde, un maldito que fingía muy bien delante de ella, que con su cara de no matar a una mosca y ser el amigo ideal, esconde secretos a su conveniencia.

—¿Sabes qué es lo que Raúl tenía que decirme?

Realmente quería contárselo, decirle que su querido amigo era un maldito delincuente que falsificó los papeles del supuesto embarazo de Isabel, que su maldito juego me llevó a tomar decisiones de las que ahora no puedo recuperarme y que han pesado durante años en mi vida, como lo fue divorciarme de ella, pero no lo haré. ¿Cuánta posibilidad existía de que me creyera? Probablemente ninguna. Lo más seguro sería que ella me golpearía, me calificara de mentiroso y defendiera a su amigo.

—Que sea él quien te lo explique. Si realmente es un hombre, que tenga las agallas de mirarte a los ojos y decir lo que ha hecho.

Yo no iba a quedar como el malo, para que él quedara como la víctima, estaba cansado de ese estúpido papel de modo que retrocedí dos pasos frente a ella, buscando el camino para que alguien me diera información de mi abuelo. Sin embargo, Letiziame detuvo al pasar su mano en mi hombro.

—No sé de qué se trata todo este juego, pero lo importante aquí y ahora es hallar a tu abuelo.

—¿Y qué crees que hago, ahora?

—Pues vas en el camino equivocado. Antes de encontrarte, pregunté y me dieron la información.

Al final, Letizia terminó conduciéndome dónde se hallaba la persona en estos momentos más me preocupaba. Apenas nos presentamos como familiar y persona cercana al paciente, el doctor que lo atendió procedió explicarnos los detalles de su situación.

—Su abuelo deberá quedarse en observación, usted sabe que a esa edad este tipo de cosas son más complicadas.

—Haga lo que crea necesario, yo correré con todos los gastos, así que, si tiene que...

—La cuestión no es el dinero, señor. No me dice médico por interés, lo hago por servicio y vocación.

—Pues muy pocas personas son como usted. Por otro lado, también se me informó que mi abuelo fue encontrado con una fotografía.

—Cierto —aquel hombre de blanco metió su mano en el bolsillo, entregándome una fotografía en las manos, lo cual para mí al ver la imagen fue creer que se trataba de una broma.

—Esto no puede ser posible —miré la fotografía y luego a Letizia, comparando la gran similitud que hay entre ambas mujeres.

—¿Qué sucede? — Letiziase acercó y observó lo mismo que yo miraba, sin embargo, ella sonrió.