¿Capítulo 31 - Que paso? Parte 2

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—Es la primera vez que me lo dices —me dijo con la emoción en sus palabras, haciendo círculos con su índice en mi pecho—. En todo este tiempo he soñado con que lo dijeras, y hoy por fin lo he escuchado, soy tan feliz.

Tomé su mano y besé su palma.

—Sé que no lo dije antes, tenía la cabeza llena de ideas estúpidas, y no sé qué me hiciste, pero fue imposible seguir resistiéndome a ti, derretiste el hielo de mi corazón. Te amo, amo todo de ti.

—¿Y me amas más que a ella?

—¿De quién hablas?

—Bueno, tú mencionaste que amabas a otra, nunca me dijiste quien era, pero... Recordando mis propias palabras, la subí a mi cadera, aún estábamos desnudos en la cama, y tuve que aclarar sus dudas.

—No empezamos de la mejor manera, y soy consciente de ello. Si te lastimé, perdóname, por favor. Hay tantas cosas de mí que ni siquiera yo puedo controlar. Nunca tuve amor, Letizia. No sabía lo que era amar o sentirse amado, pero tú me lo demostraste, y no sé si soy digno de ello, pero sé que no quiero repetir una vida miserable, cuando mi corazón es tuyo.

—¿Por qué dices que no recibiste amor? Tu abuelo...

—Mi abuelo es una buena persona, pero más allá de la bondad, siempre van a estar los intereses.

—Como el de mi padre —contestó.

—Así es, las personas hacen de todo para que sus intereses crezcan y no se pierdan en el tiempo, como forzar un matrimonio entre dos personas que no se aman, con el único fin de engendrar un hijo que unirá la riqueza de ambas familias. Y yo no quería repetir eso.

—No tenía idea de eso.

—En mi familia esa ha sido la costumbre, y así llegué yo al mundo, por un acto de ambición. Mis padres no se amaban y ninguno de ellos mostró interés en mí. Mi abuelo estaba metido en sus negocios, únicamente estaba mi abuela; ella solía darme dulces o alguna cosa que calmara mi ansiedad.

—¿Nunca recibiste tratamiento?

Negué—. Para ellos era un despilfarro de dinero. Así que me eduqué solo, tuve que volverme independiente desde que tengo uso de razón.

—Lamento que hayas pasado eso.

—No, no lo lamentes, yo no lo hago. Fue la vida que me tocó, no pretendo dar lastima, solo quiero que sepas todo de mí, sin secretos—besé su frente—. Mi padre salía con otras mujeres y madre hacía igual, ninguno estaba en casa, pero creo que era lo mejor, porque cuando ellos estaban juntos, solo discutían y se decían cosas hirientes. En el fondo deseaba no haber nacido o morirme para no presenciar eso.

—Pero tu madre era la esposa de tu papá, la madre se su hijo, ¿cómo pudo no amarla y seguir casado?

—Pues por apariencias, mi padre solía decirle: Tu trabajo está hecho, me diste un hijo varón, podrías morir y será igual, y así fue. Ella murió cuando yo era muy pequeño.

—¿Y cómo lo afrontaste?

—Pues solo, yo la quería, pero de qué servía querer a quien no te ama. Después de eso, mi padre se la pasó controlando mi vida, al igual que mis abuelos lo hicieron con él. Estudié lo que querían, mis ratos libres ya estaban decididos, toda mi vida ya estaba planeada por ellos, sin embargo, llegaste tú. Pensar que estaba condenado a pasar lo mismo que mis padres, me hizo revivir el rencor guardado, pero tú me enseñaste lo que no aprendí en toda mi educación. Aprendí a amar.

—Yo me enamoré de ese jovencito que me encontró llorando, y desde entonces he deseado con todas mis fuerzas que el tiempo pase para declararte mi amor.

AHORA ESTOY DIVORCIADA (Adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora