AHORA ESTOY DIVORCIADA (Adaptación)

Capítulo 61 - Tu papi está aquí

Mami... ¿Quién es? —preguntó mi hija, mirando a Isabel con curiosidad.

—Ella... —la señaló—. No puede ser... Tiene que ser una broma, ¿verdad?

—Princesita...—Felipe se aproximó, cuando sus ojos fueron a parar en Isabel, quien no necesitó explicaciones, para entender lo que estaba ocurriendo—. ¿Qué haces aquí? —su pregunta fue directa y dura.

—Esa niña... —la mirada de ella fue hacia mi hija y luego a la de él, solo para negar con la cabeza, más cuando estaba por abrir la boca, Felipe lo hizo antes.

—Ten cuidado con lo que digas, hasta ahora he sido muy piadoso con quienes no lo merecen, y no querrás conocerme.

—¡Eso no puede ser posible! —exclamó con total enojo, aunque parte de su expresión también era decepción.

Mi niña dio un salto por el susto que se llevó, por lo que, pensando en su bien, la levanté en mis brazos y me la llevé a otro lugar. No iba a esperar a que ella dijera miles de cosas que podrían lastimar a mi pequeña. Si su problema era conmigo o con Felipe, era otro tema, mi hija no debía escuchar sus disparates.

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POV Isabel

Mi cabeza apenas estaba procesando lo que acababa de descubrir. Esa mujer había tenido una hija, y peor aún... ¡Era de Felipe! Porque no necesitaba explicaciones para darme cuenta de ello.

—Es tu hija... ¡T-tienes una hija con esa! —le reclamé con un sentimiento total de indignación.

— A ver tú no tienes nada que reclamar ni yo tengo por qué darte explicaciones, si es mi hija o no, a ti no tiene porqué importarte, no formas parte de mi vida, ni lo volverás a ser.

—¡Merezco una explicación! Fui tu prometida durante cinco años. No puedes simplemente decir ahora qué no me incumbe. Los ojos de Felipe me miraron con mayor dureza.

—¿Mi prometida? —preguntó con rabia, apretando los dientes y manos—. ¡Fuiste mi pesadilla durante cinco años! ¡Tuve que aguantarte cinco malditos años que desperdicié en ti, y desampare a una niña que apenas y me conoce?

—Cinco años... —murmuré, entiendo el tiempo de la niña.

—Así es, una maldita agonía a tu lado que sólo fue como una enfermedad, una peste que no dejaba de atormentar mi día y noche. No te imaginas cómo maldigo cada día, cada minuto, cada segundo de esos años. Tuve que verte la cara sin sentir absolutamente nada, y todo con tal de corregir mi error.

—¿Y qué hay de mí? ¿Crees que eres el único que ha perdido? Yo también dejé pasar cinco años de mi vida. Me prometiste matrimonio y no lo cumpliste.

—¿Y tienes el cinismo de decírmelo? ¡Me arruinaste la vida! ¡Me quitaste todos los años importantes que jamás voy a poder recuperar de mi hija! Llama padre a otro hombre, idolatra a un tipo que ni siquiera llegó a conocer bien, pero lo ama más que a mí.

—Esa mujer me va a escuchar, ella no puede. Al tratar de ir a reclamarle a esa mujer por haberse atrevido a tener un hijo de quién era mi prometido, él me sujetó con fuerza de los brazos.

—¿A dónde piensas ir? ¿¡Qué demonios pretendes!?

—¡A decirle sus verdades a esa entrometida! ¿Quién se cree para tener una hija tuya? Cuando tú estabas comprometido conmigo.

—No... Tú perdiste la razón. Escucha, hay muchas personas viéndonos, no quiero perder mi control frente a los ojos de mi hija, así que, de la manera más educada te pido que te largues y no vuelvas a aparecer ante nosotros.