Capítulo 56 - Protegeré a nuestra hija

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¿Cómo es eso de que te dijeron que era un secreto? ¿Dónde fue? ¿Quién te lo dijo? —me sentí angustiada al pensar que algún extraño pudiera hacerle daño a mi hija.

—Fue en la salida, Camilo estaba comprando unos helados para mí, pero esa señora siempre ha estado fuera de la escuela. Yo la he visto siempre desde un auto.

Esto era algo que yo iba a permitir, ¿quién estaba vigilando a mi hija?

—¡ Camilo! —lo llamé, saliendo a buscarlo por los pasillos.

—Estoy en la cocina, Leti —me contestó. Bajé a encontrarlo, y tan pronto me vio, su sonrisa cambió a una de preocupación.

—Ay reina, ¿qué sucede con esa cara de malas noticias?

—¿Sabías que hay alguien que los está vigilando?

—¿Cómo? —él dejó lo que estaba haciendo—. ¿A qué te refieres con vigilar?

—Mi hija acaba de decirme que ha visto a la misma señora de rostro cubierto más de una vez.

—¿Señora de rostro cubierto? Pero si yo no he visto a nadie de ese aspecto. Oh bueno, tal vez sí, son muchos los padres que van a recoger a sus hijos, no me he fijado en los demás, quizás Verita se confundió.

—No, Camilo. Yo creo en mi hija, y si ella dice que vio a una señora así, es porque la vio. Además, le dijo que no me contara nada, que sería su secreto. Camilo se espantó, y cubrió sus labios con preocupación.

—Eso es más peligroso. Ya sé, vamos a llamar a la escuela, que pongan seguridad o en todo caso hablemos con la policía.

Camilo miró a mi hija y se colocó en cuclillas, acariciando su mejilla.

—¿Por qué no me lo dijiste antes?

—¿Hice mal en no decirlo? No pensé que estaba mal.

—Cariño —intervine—. No está bien hablar con desconocidos y menos callar.

—Lo siento, mami.

—Sé que eres muy inteligente —besé su frente, sonriendo para que ella confiara—. Puedes contarle a mamá todo lo que quieras, nunca lo dudes.

—Ya debemos irnos, pequeña —añadió Camilo —. Ve por tu mochila que ya es hora de ir a la escuela.

— Camilo —lo miré, y él entendió.

—Hablaré con la directora de la escuela.

—Pero yo quería quedarme con mami —objetó mi pequeña, aferrándose a mi cintura.

—Mami tiene que descansar, ella estará cuando vuelvas —contestó Camilo.

Los ojos de mi hija brillaron, y dando saltos de alegría, aplaudió con emoción.

—Te prometo que en la tarde te lo compensaré, cariño. Haremos lo que más te gusta. Solo de ese modo, mi hija se fue muy feliz, ansiando que llegara la tarde para pasar tiempo juntas.

......

Me quedé en casa, absorbida por la sensación de peligro que corría mi hija. Ella era mi única debilidad, y si alguien la lastimaba...

—No, Alonso no permitas que eso ocurra —pedí, juntando mis manos. Pero es obvio que rezando no iba a ser suficiente. Regresé a mi habitación con la intención de buscar mi celular, al hallarlo, busqué su número y pensé en si era necesario que él lo supiera.

—Es el padre de mi hija, debe estar enterada —me dije, antes de llamarlo. Fue solo unos minutos después que él contestó.

—Letizia —respondió, y por su tono de voz se notaba la sorpresa. No había que pensar mucho, para saber que la razón era por la nota que le dejé en su mesa de noche.

AHORA ESTOY DIVORCIADA (Adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora