Capítulo 51 - Confrontando

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Mi mano ardía por darle otra bofetada. Nunca he justificado la violencia, pero cuando ella maldijo a mi hija, la rabia me cegó y busqué cerrarle la boca. No me importó esa mirada de un profundo odio y rencor. Era como si con solo los ojos me dijera más de mil insultos, pero no me sentí menos que ella, por el contrario, supe que esa mujer aún con sus riquezas era la persona más vulgar que hubiera conocido en mi vida. Hablar despectivamente de mi hija era algo que nunca iba a permitir en mi vida. Más todo su odio pasó a convertirse en tan solo unos segundos en el papel de víctima.

Felipe miraba atento la mejilla enrojecida de su abuela, Por supuesto que la mujer fue la primera en hablar, buscando ganarse el favor de su nieto. Creí que él reaccionaría a favor de ella, pues no me sorprendería que buscará echarme la culpa y decir que yo la agredí sin ningún motivo, pero eso cambió cuando en lugar de confrontarme, él enfrentó a su abuela.

Durante todo el tiempo que lo he conocido nunca había visto en sus ojos tanto rencor y decepción como en ese momento, todo su cuerpo parecía sea inestable, sus ojos estaban inyectados de odio e irá con un rojo intenso qué acompañaban sus pupilas. Estaba haciendo un gran esfuerzo para no actuar violentamente.

—Felipe.

—¡No intentes negarlo la abuela! ¡He escuchado cada palabra qué ha sabido de tu boca!

—Hijo, has malinterpretado las cosas. Es esta mujer la que quiere que nuestra familia se destruya, no te das cuenta por culpa de ella terminaste con Isabel, te estás dejando manipular por esta víbora. Por favor abre los ojos —pidió con una desesperación casi creíble.

—Los ojos los tengo bien abierto, abuela. Y lo peor de todo es que he tenido que escucharlo de tu propia boca para poder entenderlo, no sé qué es lo que quieres lograr, ni a dónde quieres llegar, pero no puedo creer a todo lo que te has prestado con tal hacerme la vida miserable.

—¡Eso no es cierto, hijo! ¡Yo solo quiero tu propio bien! Esta familia me importa demasiado. Todos creen que yo soy una persona que vive simplemente con odio, pero en realidad solo busco proteger a mi familia.

—¿Y crees que mintiendo es la manera de proteger? ¿Esa es tu manera de querer? Tú e Isabel me engañaron con un falso embarazo, y lo peor es que tú estabas enterada de esto, que tenía una hija. Sabes lo que pasé desde niño, y aún así callaste durante tantos años que yo no pudiera saber de mi hija, ¿para qué? Solo para que no rompiera mi compromiso con Isabel.

—Esa niña te iba a limitar, además cómo estás seguro que es tu hija, puede ser de cualquier hombre. Esta mujer no quedó embarazada durante tres años, y milagrosamente lo estaba cuando se divorciaron, justo en el mismo tiempo que se casó con otro hombre.

—¡Es mi hija, abuela! —exclamó con una ira fuera de control—¡NO TRATES DE VERME LA CARA PORQUE NO ME VOY A TRAGAR TUS PALABRAS! ¡Se acabó la manipulación! ¡Se acabó todo, abuela! Nunca más te vas a meter en mi vida. ¡Ya perdí cinco malditos años! ¿¡Acaso querías que pasé toda mi vida viviendo en desgracia como mi abuelo!?

—Eres un malagradecido, no comprendes todo lo que hago por el bien de esta familia... Y aun así me reprochas.

—No —él negó con la cabeza—. Esto es el colmo, qué triste decírtelo, pero ya ni odio puedo sentir por ti. Simplemente me das lástima por lo miserable qué ha sido tu vida al tratar de buscar dañar a otros, y todo porque tú tampoco eres feliz.

La abuela de Felipe quedó en silencio, sus dos pupilas se agrandaron y sus labios se mantuvieron tensos.

—Nunca más... ¡Escúchame bien! Pero jamás en tu vida vuelvas a hablar así de mi hija —la señaló con el dedo—. Porque te juro que me olvidaré de ese lazo sanguíneo compartimos, soy capaz de hundirte si te atreves a hacerle algo a esa niña que lleva mi vida.

AHORA ESTOY DIVORCIADA (Adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora