¿Capítulo 30 - Que paso? Parte 1

45 6 0
                                    

POV Letizia

Montar no es una actividad que yo consideraría como mi favorita, pero no puedo negar la adrenalina que se siente, mi pecho salta y mi sonrisa no puede borrarse.

—Esto es fantástico, aunque da algo de miedo —dije, regresando a quien me había enseñado a no temerle al animal.

—Te dije que te gustaría —me respondió Raul, esperando a que yo llegara.

—Por suerte es muy manso, nunca imaginé estar montada sobre tan grande animal, parece una locura, ¿no lo crees? Después de que el caballo estuviera seguro, Raul me alcanzó su mano, para que yo pudiera descender sin el temor de lastimarme.

—Ten cuidado al bajar, levanta la pierna y apoya tus manos en mis hombros, no voy a dejar que te resbales de mis manos.

—Eso espero.

Si bien había montado sola, bajar era otro asunto que no me gustaba, así que, al final en lugar de apoyar mis manos en los hombros de Raul, me aferré a él como un koala a su madre, por lo que las manos de él no tuvieron otra opción que deslizarse a mi cintura.

—¿Ya pisé suelo?

—Estás en mis brazos —me susurra sin soltarme—. No te resististe a mí —bromea.

—Que gracioso, déjate de tonterías. Raul me sonríe, bajándome a tierra firme, más cuando retira sus manos; estos se deslizan en mi piel. Intento acomodarme la camiseta, pues tanto mi cintura como mi abdomen han quedado al descubierto, y es ahí cuando descubro una marca roja.

—¿Y esto? —me pregunté—. No tenía esta mancha en la mañana. Raul observó la marca, pero para estar más seguro se arrodilló.

—¿Puedo? —me preguntó al querer tocar. Asentí sin ningún problema. Las grandes manos de Raul, levantaron ligeramente mi camiseta para tener una mejor visión.

—¿Te arde?

—Un poco. Seguro de sí mismo, se enderezó y me pidió que lo acompañara.

—Vamos adentro, te colocaré algo que te hará bien.

—¿Pero ¿qué es? No parece un golpe.

—No, no lo es, es una quemadura, la soga del caballo debe haberse frotado con rudeza contra tu piel y por la adrenalina, ni lo notaste.

—Con razón ni lo noté.

—No hay de qué preocuparse, eso suele ocurrir por la fricción.

—¡Mami! ¡Mami! , vi a los ponys. Muy feliz por su recién hallazgo, Leonor llegó con la sonrisa en su rostro.

—Me alegra tanto, cariño.

—La señora me dejó tocarlos, son pequeñitos, como yo.

—Pero tú serás muy grande, vas a seguir creciendo, y cuanto menos lo esperes estarás del tamaño de mamá.

—Sí, y podré subirme sola a los caballos. La señora me dijo que les dará de comer, ¿puedo ayudar?

—En este caso es mejor que esperes, Leo. Los animales podrían juntarse y te lastimaras ¡Auch! —me quejé cuando mi camiseta hizo ligera fricción con mi quemadura.

—Mami, ¿te hiciste daño?

—No, es algo muy pequeño.

—¿Todo bien? —preguntó la esposa del dueño, quien se había hecho presente.

—Perfectamente.

—Letizia tiene una ligera quemadura —me interrumpió Raul—. Pero tengo algo especial entre mis pertenencias.

AHORA ESTOY DIVORCIADA (Adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora