Capítulo 59 - Quiero ver a papá

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Leonor se había ido a su habitación, en todo este tiempo jamás había tenido una conducta de esa manera. Siempre demostró ser una niña tierna y encantadora, sin embargo, esta vez sus ojos mostraron una profunda sensación de dolor, por lo que no pude evitar decepcionarme de mí misma.

—Creo que la salida no podrá ser por esta ocasión —le contesté a Felipe al mirarlo de reojo—. Deberías irte ahora. Él limpió bajo su nariz, y pestañeando más de una vez, asintió en dos ocasiones.

—Comprendo —fue todo lo que dijo, antes de dar un paso adelante y salir de la cocina.

—Trataré de hablar con ella, le explicaré las cosas. Es muy inteligente y sé que comprenderá.

—¿Vas a decirle que soy su padre? —preguntó parado bajo el umbral de la puerta.

— Felipe, eso no es tan simple, y tú mismo lo dijiste. Ella sabe que tiene un verdadero padre, pero nunca lo conoció, para ella tú eres solo un amigo. No tienes ni idea de que es sangre de tu sangre está asustada y confundida. No puedo simplemente decirle que tú eres su padre, eso podría provocarle un trauma de por vida, pues, aunque sea muy inteligente sigue siendo una niña.

—Sé lo que dije, estoy consciente de mis palabras, quiero ganarme el aprecio de mi hija, mas ya no lo tolero, no es fácil para mí escuchar que llama papá a otro —sus puños se apretaron, golpeando el marco de la puerta—. Pero tampoco quiero obligarla a que me lo diga.

—Primero le haré entender qué no eres malo. Leonor te tiene un gran cariño, pero al ver esto, le ha afectado y cuando sepa que tú eres su padre estará muy confundida.

—¿Por qué debería estar confundida? Somos sus padres —dio media vuelta con la intención de acercarse a mí. Pero esta vez yo puse mi brazo en medio, manteniendo la distancia entre ambos.

—Somos sus padres, pero no estamos juntos. No quiero que mi hija se confunda, ¿de acuerdo? Lo que hiciste hace un rato no debe volver a ocurrir, podría malinterpretarse para una niña tan pequeña.

—Letizia...

—Supongo que ya conoces el camino a la salida. Cuando salgas, cierra la puerta por favor. Corrí por las escaleras para llegar a la habitación de mi hija, a los pocos segundos escuché el ruido de un motor encenderse, por lo que di por sentado que era Felipe marchándose. Encontré a mi niña sentada en su cama, mientras abrazaba una fotografía de Alonso. Delante de ella estaba Camilo arrodillado, tratando de consolar sus ojitos rojos.

—Tranquila, nenita. Mira, aquí está tu mami dijo al verme entrar. Mi pequeña alzó su vista y apenas me vio, bajó de su cama para correr a abrazarme.

—Mi niña no llores, cariño aquí está mamá para ti —le susurré al oído mientras la cargaba en mis brazos.

—Ya no lo quiero, mami. Pensé que era mi amigo, pero él es malo.

—Cariño, déjame explicarte las cosas. Camilo intercambió la mirada conmigo y entendiendo la situación, decidió dejarnos a solas, por lo que antes de salir cerró la puerta.

—Él quiere que dejes de querer a mi papi Alonso, yo no quiero eso.

—A ver cariño, ambas nos sentamos sobre su cama y mientras yo limpiaba sus mejillas con mis pulgares, la miré directamente a los ojos—. Una cosa no cambiará la otra. A tu papi Alonso lo voy a querer por toda mi vida, nada en este mundo hará que salga de mi corazón.

—Pero el señor te estaba besando, eso solo lo hacen los que están casados, y si te casas con él, olvidarás a mi papi.

—No cariño. Escucha, lo que viste... —traté de hallar las palabras para explicarle, pero ni yo misma podía explicarme—. Leonor, a veces los adultos nos equivocamos y hacemos cosas sin pensar en las consecuencias que estás tendrán, tal vez ahora no lo entiendas, sin embargo, cuando crezcas podrás comprenderme. Pero lo que sí es cierto es que no debes odiarlo. A él le dolió mucho que le dijeras eso.

AHORA ESTOY DIVORCIADA (Adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora