Capítulo 41 - Vas a recordarlo

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POV Letizia

Algo tibio está en mi rostro, y el aire es cálido en mi frente, parpadeo ligeramente, logrando observar que alguien está sobre mí.

—¿Qué? ¡AHH! —gritó, haciendo un movimiento violento con mi mano derecha, la cual terminó estrellándose en la mejilla de quien estaba conmigo. El fuerte golpe del sujeto al caer al suelo, recién logra despertarme por completo, me incorporo en mi cama, solo para encontrarme a Felip levantarse con un rostro imperturbable.

—Oh cielos, yo... —me sorprendí al ver su mejilla enrojecida, la clara muestra de mis dedos en su piel—. ¿Qué hacías sobre mí? —le pregunto, poniéndome de pie al instante en que él se frota ligeramente la mejilla.

—¡Ugh! T-Te traje a tu habitación, te quedaste dormida en mi auto.

Miré la habitación, y comprobé que si estaba en la mía.

—Un, gracias me hubiera dolido menos —confesó, fingiendo una mueca de dolor.

—Es tu culpa, me asustaste, ¿qué querías que piense si te encuentro sobre mí? Creí que me querían hacer daño.

Él suspiró, sin quitar la mano de su mejilla.

—Es lo único que hago contigo, ¿verdad? Comprendo. Me despides de tu hija, ya no hay nada que pueda hacer.

—Ay no seas dramático, por supuesto que se puede hacer algo. Solo colócate un poco de hielo y bajará la hinchazón. Aún no te vayas, le diré a Camilo que te traiga un poco de hielo, no quiero que después andes con la cara roja reclamándome por el golpe.

—No haré eso, pero admito que fue mi culpa por haber acercado tanto mi rostro.

—Bueno, al menos lo reconoces. Espera aquí —le dije, al levantarme por completo y salir de la habitación.

—¿Camilo? —lo busqué, aún con mis ojos algo adormilados.

—Aquí estoy —respondió, apareciendo tras de mí—. Ya dejé a Leonor en su habitación, pero creí que estabas durmiendo o Felipe te despertó.

—Emm, algo así, necesito que traigas algo de hielo.

—¿Hielo? —se mostró confundido.

—Sí —me rasqué el mentón con el índice—. Es para su mejilla.

—¿Su mejilla? ¿Pero qué fue lo que sucedió? Se resbaló o...

—Le di un golpe en la cara, no fue mi culpa, y antes de que hagas otra pregunta, él se lo buscó. Dejé a Camilo con un gran signo de interrogante en todo el rostro, antes de ir a la habitación de mi hija. Al encontrarla durmiendo con una sonrisa en los labios, me acerqué a contemplarla de cerca.

—Mi niña —dije, pasando mis dedos en su cabellera—. Es evidente que sientes algo cuando tu padre está cerca. Amas a Alonos como si fuera tu verdadero papá, pero no lo es... No sé cómo decirlo, ni cuánto tiempo más pueda seguir ocultando esto, pero independientemente de todo lo que haya sucedido, tú sí mereces tener una buena relación con él. Solo sé paciente con mami, déjame pensarlo bien, antes de decidir decírselo. No quiero que te ilusiones y después resultes lastimada. Las personas pueden cambiar de un momento a otro, y eso incluye a tu padre. Ahora puede estar tranquilo, pero en su fase de descontrol, dice cosas muy hirientes y lastima. No quiero verte llorar mi niña, no quiero que te lleves una gran decepción, al saber que tu padre no es lo que idealizas.

—¡Ay! —oí un quejido, razón que me llevó a levantarme para dirigirme a mi habitación. Ahí encontré a Camilo prácticamente sobre Felipe, tratando de ponerle el hielo.

AHORA ESTOY DIVORCIADA (Adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora