AHORA ESTOY DIVORCIADA (Adaptación)

Capítulo 54 - El mismo destino

POV Letizia

—Virgen de las santas...

—¡Shhh! —tuve que callar a Camilo antes de que su grito de sorpresa despertara a mi hija—. No hagas un escándalo —le susurré tapando su boca con mis manos.

Él apartó aún sorprendido mis manos para recorrer mi apariencia.

—Pero, ¿qué te pasó? ¿Te atacó un perro o qué? Trajeron tu camioneta, y no me dieron una explicación. Te llamé todo el día y no contestaste, y ahora apareces así.

—Tuve un problema en la oficina, y terminé en el hospital, ¿cómo está Leonor? ¿Preguntó por mí?

—Sí, pero le dije que tal vez llegarías tarde, pero dime qué te pasó, porque no creo que hayas salido a esta hora del hospital.

Solté un largo suspiro de cansancio, caminando a la sala, para descansar en el sofá.

—Dame un minuto, estoy exhausta.

—¿Y cómo no? Mira tu cara, estás sudada y tú... ¡Dios mío! Tu cuello —señaló al ver la herida—. ¿Qué clase de animal te atacó?

—Nadie me atacó, vengo de la casa de Felipe.

—Ah, bueno eso tiene más sentido —pasó saliva al comprender lo que había pasado—. ¡Espera! ¡Tú y él!

—Baja la voz —volví a repetirlo—. No quiero que mi hija me vea así.

—No puedo creerlo... Entonces ustedes...

—Sí —confirmé, parándome para ir a la cocina por un vaso de agua—. Pasó eso. El líquido refrescó mi garganta, pero no fue suficiente y me serví otro poco más.

—¿Eso quiere decir que ustedes van a volver?

Dejé el vaso sobre la mesa, y negué con la cabeza.

—Absolutamente no.

—Pero...

—El sex0 no amarra a nadie, Camilo. Que me haya acostado con Felipe no significa que vaya a regresar con él. Fue algo que él quería y en cierta parte yo también, pero se quedó allí y culminó.

—No comprendo, ¿qué te dijo él?

—No lo sé, me fui antes de que despertara, y con esta noche, he comprobado que tener sex0 no significa que tenga que haber sentimientos de por medio.

—¿Estás segura de lo qué dices?

—Camilo, ese ha sido mi pensamiento desde que decidí volver a levantarme. La única persona que tiene mi amor incondicional es mi hija, y solo a ella amaré hasta el fin de mis días.

—Entiendo, pero ese es un amor materno, pero debes comprender que ella crecerá, y en algún momento de su vida, buscará su camino, ¿no temes estar sola?

Yo sonreí y negué con la cabeza.

—No le temo a la soledad, Camilo, ya la enfrenté y gané. Ni siquiera a la muerte que fue mi peor enemiga.

Camilo me miró con compasión.

—Ay Letizia...

—El único hombre que amaría sería Alonso. Si él estuviera vivo... Las cosas serían distintas.

—Pero no lo está... Reina, está bien que experimentes y disfrutes de tu vida, pero piénsalo, el que juega con fuego, se quema.

—Tengo esa lección muy bien aprendida, y ya me quemé, pero en aquel tiempo fui tan tonta. Además, es insólito pensar que Felipe deba sentir algo por mí, a él solo le interesaba apagar su calentura, ambos aprovechamos. Lo más probable es que después de esto, ya no tendrá la necesidad de besarme o tocarme. Nadie salió lastimado, porque no hay sentimientos.