Capítulo 82 - ¿Esto es verdad?

92 9 4
                                    

Entre besos Raul me mordia sutilmente los labios, pero pronto eso se torno mas agresivo, ambos nos desebamos, ni siquiera hacian falta las palabras. Y sin que ambos lo planearamos, terminamos acariciandonos en la intimidad de su habitacion mientras nuestras ropas caian al suelo.

Ninguno dijo nada, porque sabíamos que eso lo arruinaría. Raúl y yo nos entregamos al placer de sentirse y de disfrutar del otro. Sus movimientos y gemidos opacaban los míos, yo apenas me sostenía de su espalda, y él tiraba de mi cabello para besar mi garganta.

¿Qué pasaría después? Realmente no me importaba, solo sabía que tanto él como yo, estamos teniendo el mejor polvo de nuestras vidas.

...

Al amanecer, encontré a Raúl, despierto, vestido con sus pantalones y ajustándose la camisa.

—¿Ya te vas?

—A diferencia de ti, debo trabajar —me responde sin un ápice de emoción—. Cuando estés lista para irte, no olvides cerrar la puerta.

—¡Ja! ¿Solo eso vas a decir?

—Oye —él me mira—. No fui yo el que buscó al otro. Fue bueno, me gustó, ninguna otra me ha dado el placer que tú me das, pero solo eso y ya.

—Como yo no vas a encontrar a nadie, amor.

—Como sea —volvió a darme la espalda—. No quiero verte rondando mi casa.

—¿Por qué? Si ambos la pasamos bien cuando nos encontramos. Recuerda lo que ocurrió en tu consultorio. Esa vez no fui yo la que inició el beso.

Raúl hizo una mueca de frustración y se fue, por lo que no pude evitar soltar más sonoras carcajadas. A él le gusta jugar, yo también puedo hacerlo.

———————————

POV Felipe

Dos días después.

—Adelante, hijo. No te preocupes. Yo me quedaré a cargo.

—Gracias, abuelo. Me hubiera gustado ir durante el fin de semana, sin embargo, esos días los aprovecho para pasarlo con mi hija, y creo que mientras más alargue el tiempo, me será difícil hacerlo.

—Te comprendo, Felipe, y descuida por el resto.

Contando con qué Álvaro acompañaría a mi abuelo en la oficina, me retiré durante un par de horas. Por lo menos hasta que pudiera hacer aquello que tengo en mente. Letizia no estaba presente, así que, ella no tenía idea de lo que yo estaba haciendo. Ella también llegaría un poco tarde, debido a que le quitarían los puntos de la mejilla, de modo que, yo también aproveché el tiempo. Hacer ese tipo de cosas no era lo mío, ni siquiera yo me atrevo a reconocerme al ver lo que hago.

...

Tras haber manejado durante cuarenta minutos y luego de qué Camilo me diera la información, estaba en el mismo lugar donde muchas veces Letizia venía a dejar flores. Por lo bien cuidada que estaba la lápida y las flores aún vivas, se veía el cariño que ella le tenía a Alonso.

—Hola —dije, mientras leía su nombre—. Puede que te parezca raro que esté aquí, aunque probablemente después de la carta lo hayas intuido —me senté a un lado mientras buscaba en mi bolsillo una fotografía—. Mira ella es Leonor, mi hija, tal como tú lo pensabas, estoy acercándome a ella. No sé si estoy haciéndolo bien o si seré un buen padre, pero estoy tratando. No tengo el ejemplo de quién seguir, tan solo actúo de acuerdo a mis instintos, mas como sabrás, ese no es el único motivo de mi visita —levantando la mirada al cielo exhalé lentamente.

No sé cómo te enteraste de aquello que he tratado de guardar durante tiempo, y supongo que eso fue el motivo de que pensaras que yo iba a regresar. Si supieras realmente cómo son las cosas... Mi verdadera intención era dejarla para que fuera feliz, y que no tuviera que cargar con algo que no debería, sin embargo... No creo que necesite explicarte. Tú mismo debes saberlo, Letizia no es como ninguna otra mujer que pudiera atravesarse en el camino, cuando la volví a ver, pretendí seguir con mi plan, y que te puedo decir... No puedo evitarlo, cuando la miro, cuando ella sonríe, cuando hace cualquier tipo de gesto. Mis ojos quedan prendados de ella, mis sentidos ya no me pertenecen, todo mi mundo gira alrededor de ella.

AHORA ESTOY DIVORCIADA (Adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora