Capítulos 13 - ¿Te atreves a insultarme?

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POV Letizia

—¡Mami! ¡Mami! Moviendo sus manos en mis hombros, desperté para encontrarme la sonrisa de mi hija.

—¿Qué sucede, cariño?

—Hoy iremos al acuario, dijiste que así sería. Tomé mi despertador y miré que eran las 4:00 am.

—Cariño, aún es muy temprano.

—Pues es mejor, así no hacemos fila.

—Leo mi amor!, ni siquiera han abierto, llegaríamos y estaríamos largas horas con frío y hambre.

—Oh, no pensé en eso.

—Yo te avisaré cuando sea hora, además, veo en tu carita que aún tienes sueño.

—Un poquito —respondió bostezando.

—Obedece a mami. Asintiendo, bajó de mi cama y se fue corriendo a su habitación.

—Que pequeña tan divertida —pensé, saliendo de mi cama para empezar mi día. Si quería pasar un agradable día con mi hija, debía terminar con esos diseños. Sonsoles me había enviado unos dibujos que ella había hecho, muy importantes para tomarlos en cuenta.

—¿Tan temprano, y ya trabajando? De repente, Camilo asomó su cabeza al verme revisando los diseños en mi carpeta, volteé y le mostré mi sonrisa acostumbrada.

—Ya sabes cómo atesoro cada minuto.

—Pero ni siquiera el sol ha salido. Deberías dormir un poco más.

—Estaré bien, además es el momento perfecto para tener mi mente trabajando, la inspiración llega cuando menos lo esperas. (Camilo apretó su bata a su cintura.)

—No estoy seguro que tanto pueda ayudar la madrugada, todo está muy oscuro.

—Eso es lo bueno —contesté, tomando mi bata para usarla—. La mente trabaja mejor, cuando no hay algo más que lo interrumpa.

—Oh, lo siento —se disculpó, al pensar que me refería a él.

—No, no hablo de ti. Me refiero a las pequeñas distracciones que suelen estar en el ambiente. Aunque hay casos donde te ayudan.

—No entiendo nada —respondió.

—Ja, ja, ja. Lo mismo decía yo, cuando Alonso me lo explicó. Ante la nostalgia, sentí un nudo en mi garganta y mis ojos se aguaron sin mi consentimiento.

—Una mente hiperactiva puede ser una bendición, pero también una maldición si no se usa adecuadamente—pronuncié aquellas palabras que él una vez me dijo.

—¿Lo extrañas, ¿verdad?

—Mucho, él fue mi inspiración para vivir. Ojalá pudiera retribuir todo lo que ha hecho por mí —sintiendo una gran pena, llevé mis manos a mi pecho.

AHORA ESTOY DIVORCIADA (Adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora