Capítulo 63 - Cuidado con lo que dices

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Apenas iba recuperándome, el jugo había salido por mi nariz, por lo que me era difícil articular palabras, sin contar con que mis mejillas estaban enrojecidas y que mi corazón latía haciendo esfuerzo.

—Toma, reina —Camilo volvió con servilletas y papel para limpiar los restos, empezaba a sentirme mejor.

—Cariño... Eso no pasará. Mami no tendrá otro bebé.

—Pero mi papi lo dijo, y yo vi cuando se dieron besitos.

—Leonor, eso no quiere decir que yo vaya a darte un hermanito. Mi pequeña se llevó un dedo a los labios, tratando de pensar en alguna solución a su insistencia, y luego sonrió.

—Entonces tienen que darse más besitos, y yo tendré a mi hermanito.

Camilo notó mis mejillas más rojas que nunca, y lo mucho que me estaba costando poder hablar en ese momento.

—Eh... Leonor, vayamos a la mesa. Tu desayuno se enfría.

Raúl soltó a mi niña para que Camilo se la llevara. Sintiendo mis músculos relajarse, exhalé mirando al suelo.

—Debí tener más cuidado.

—¿Letizia? —entonces recordé que Raul seguía presente y fue otro momento lleno de incomodidad.

—Emm... Los niños y sus curiosidades —me esforcé por sonreír.

—Bueno, no creo que eso haya sido simple curiosidad, es como si realmente anhelara una familia. Por otro lado, he notado que la niña ya sabe de su padre.

—Era justo que lo supiera.

—Eso quiere decir que tú y él han retoma...

—Que él y yo somos los padres de Leonor —lo interrumpí—. Es lo único que diré. Mi hija quería conocer a su padre, ese es un hecho que yo ignoré por mucho tiempo, pero ahora que estoy enterada, y no pienso dejar que mi hija sienta esa ausencia. Él asintió, rascando su barbilla con duda.

—Entonces lo del bebé y el beso.

—Prefiero no entrar en detalles, y más bien. Dime ¿a qué debo tu visita?

—Letizia, ¿por qué estás a la defensiva conmigo? Te siento lejana.

Me pareció absurdo que preguntara algo así, ¿Qué esperaba después de decirme que yo le gusto? No iba a fingir que todo estaba de maravilla y que podíamos seguir siendo aquellos amigos cercanos.

—Sabes la razón, Raul.

—¿Fue por confesión? ¡Letizia, es verdad! —levantó la voz para reafirmar sus palabras.

—Escucha, tal vez estés confundido, y en parte es mi culpa. Decirte que me gustabas fue una locura, no debí haberlo hecho, así que te pido que borres eso de tu mente.

—Es que no lo voy a olvidar, ni quiero hacerlo —acercándose a mí, impuso su altura para demostrar la seriedad de sus palabras. En estos momentos odio tener este tamaño—. Saber que yo te gustaba, me da la satisfacción de saber que esos besos si tuvieron significado para ti.

—Raúl, hay una gran diferencia entre gustar y querer.

—Puedo hacer que me quieras —ante esto último, entrelazó sus dedos a los míos—. Llegué a gustarte, puedo lograrlo una vez más.

—Eso no sucederá, Raúl.

—Si tu idiota ex marido no supo ver lo que tenía en frente, yo lo haré. Letizia... —su aliento a menta impregnó mis fosas nasales, el mismo sabor de aquel último beso que él me robó—. Letizia... —su boca se acercó, llegando a juntar su nariz a la mía.

AHORA ESTOY DIVORCIADA (Adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora