Capítulos 18 - Mis Recuerdos

51 6 1
                                    

POV Felipe

El día recién empezaba y ya era frustrante tener que llegar en un auto que no era mío.

—Te acostumbrarás —dice Álvaro, bajando del mismo vehículo que yo.

—Es curioso que hayas aparecido en el mismo taxi. A veces pienso que estás cuando las cosas son una mierda. El conductor recibió su dinero, y yo me di la vuelta para encaminarme a mi oficina.

—Oye, eso duele. Fue casualidad, ¿crees que yo puedo saber que taxi usarás? Suspiré, metiendo las manos en mis bolsillos.

—No lo sé, en realidad no ha sido la mejor semana. Tenía tantas cosas en la cabeza, pero lo de ayer superó todo.

—¿Hablas de tu separación con Isabel?

—¿Cómo? ¿Y tú cómo sabes?

—Ayer fui a visitar a mi hijo, e Isabel estaba allí. Por un momento me aventaron el lío, pero logré llevarme a mi pequeño a dar un paseo.

—No sé cuál es tu afán por querer a un hijo que no es tuyo.

—Felipe, ya hemos hablado de esto. Yo lo he visto nacer, estuve con él desde que estaba en el vientre de su mamá.

—Pero eso no te hace su padre. Estás tomando un rol que no te corresponde, esa mujer te engañó, ¿y tú solo la toleras por el temor a que no te deje ver al niño?

—Por lo menos yo tengo un motivo, Felipe. Ella y yo estamos casados, pero ambos vivimos en casas separadas.

—Precisamente por eso, me llamas estúpido, pero tú no puedes amarrarte los pantalones.

—Mejor dejemos el tema hasta ahí. No quiero pelear contigo. Ambos ya pasamos suficiente con las hermanas Santorius.

—Creo que, por una vez, te daré la razón —contesté, sintiendo esa sensación de libertad—. Hoy en la noche iré a hablar con su padre, si quiero cortar con este tema, es necesario acabarlo, del mismo modo como empezó.

—El señor Santorius es un hombre comprensivo, estoy seguro que te escuchará.

—Es comprensivo con quien quiere, a mí no me ve con buena cara por vivir durante cinco años en un eterno compromiso.

—Sabrá oírte, a mí me ha escuchado muchas veces y después de mi hijo, es el segundo de esa familia que me agrada. Miré mi reloj de mano, sabiendo que al menos por esta vez no tuve tantos contratiempos.

—¡Vaya! —exclamó Álvaro, mirando la camioneta que recién llegaba. Pero aquel no era cualquier tipo de auto, era el que yo había elegido, ¿cómo Diablos estaba aquí? Cuando el inepto vendedor dijo que otro cliente se había interesado y lo había comprado.

—Quien sea el dueño, tiene un exquisito gusto, ese vehículo está muy bien equipado para espacios duros, sin dejar de ser lujoso. Lo que decía Álvaro era muy cierto. Yo estaba seguro que era el mismo auto que yo había querido comprar, ¿quién sería el maldito imbécil que lo compró? Fue entonces, que ambas puertas se abrieron, bajando de un lado Sonsoles y del lado del conductor...

AHORA ESTOY DIVORCIADA (Adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora