—¿Estás bien?
Letizia no me responde, pero me mira con reproche, cruzando sus brazos sobre su pecho.
—Puedo comprarte pastillas para...
—Solo maneja —contesta mirando por la ventana de su camioneta.
Después de habernos quedado hasta la madrugada repitiendo una y otra vez lo que comenzamos, el agotamiento había llegado. Letizia apenas podía levantarse del escritorio, daba unos pocos pasos y sus rodillas se doblaban. Sinceramente, creo que no medí mi fuerza.
Por lo tanto, ahora estábamos en su camioneta, y como ella estaba agotada, decidí manejar para llevarla a su casa. Bajé la vista a sus piernas, y noté que ella se frotaba el muslo, exactamente la zona donde yo había dejado la marca de mis dientes.
—Deja de mirar —me advirtió, cuando se percató que mis ojos estaban fijos en sus piernas—. ¿No tuviste suficiente? Ay —se quejó, apretando los labios, mientras frotaba con su mano—. Esto va a doler mucho en la mañana.
Supe que decir algo no lo solucionaría, yo fui el responsable de haber causado eso, así que, en silencio encendí el motor y manejé a la farmacia más cercana.
—Este no es el camino —dijo ella, al mirar por la ventana.
—No lo es, primero hay algo que buscar.
—Felipe, no estoy jugando. Solo llévame a casa, estoy agotada y quiero dormir.
—De acuerdo, duerme. Yo te llevaré.
—¿Me crees tonta? —contestó, soltando una singular risa—. Eres capaz de aprovecharte de mí.
—Yo no haría tal cosa, te aseguro que no haré nada pervertido. Ahora, si quieres permanecer despierta, está bien —giré a la derecha, buscando llegar a la farmacia.
—Por supuesto que estaré despierta, solo quiero llegar a casa.
Pero al parecer el sueño pudo más con ella, y lo descubrí, cuando su cabeza cayó en mi hombro. Traté de acomodarme para no tener que despertarla, hasta que finalmente encontré el lugar que buscaba. Acomodé a Letizia, dejándola sola por unos instantes, y apenas tuve en mis manos lo que necesitaba, regresé al auto. Pensé en despertarla para entregárselo, pero ella se veía muy agotada como mantenerse despierta, así que...
—Ojalá no busque una roca para darme con ella —abrí el paquete que compré, junto a la pomada para el moretón y herida que le había dejado en su muslo, levanté ligeramente su falda, solo hasta tener a plena vista la zona dañada.
Su piel es muy suave y delicada que, ante cualquier succión, quedaba marcas. Para mí era muy excitante cuando veía su cuello y pechos con la marca de mis labios, era una sensación que inexplicablemente me convertía en un ser sediento de más. Tras dejar el parche cubriendo esa zona, me acomodé en mi asiento. Ella estaba profundamente dormida, al parecer el cansancio la venció.
......
El camino fue tranquilo, muchas de las calles estaban vacías, así que no me costó llegar a su casa. Miré que todo estaba a oscuras, era seguro que estaban durmiendo, así que, busqué en el bolso de Letizia, y afortunadamente hallé el objeto que necesitaba. Con las llaves en la mano, llevé a Letizia en mis brazos, por un momento ella hizo un gesto gracioso con los labios, uno de sus cabellos le fastidiaba.
—Nunca te ha gustado el cabello en la cara, por eso solías usarlo recogido —pensé, inclinando mi rostro para soplar ese mechón rebelde. Logré ingresar a su casa, apenas podía ver la figura de sus muebles, pero afortunadamente las luces se encendieron.
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AHORA ESTOY DIVORCIADA (Adaptación)
RomanceBueno! Aqui voy con mi primera adaptación. Con amor para todos ustedes <3