AHORA ESTOY DIVORCIADA (Adaptación)

Capítulo 97- Esperanzas

POV Felipe

—¿Qué es lo que pasa? ¿Por qué guardan silencio abruptamente?

Letizia rápidamente acomodó su cabello, y sonrió con total despreocupación.

—No es nada, simplemente Camilo me estaba contando sobre que él quería acompañarme a probarme los vestidos.

Al mirarlo, comprendí que eso no era verdad, los ojos de él y su expresión de temor no pasaban desapercibidos.

De modo que lo apunté con mi dedo, y me acerqué a él.

—Vas a decir la verdad, ¿qué es lo que ocurre?

— Felipe, ya te he dicho que no es nada.

—Mi reina, yo no puedo callar, él será tu esposo, debes saber todo lo que te ocurre.

Camilo parecía querer ocultarme algo, sin embargo, él decidió contarme.

—He encontrado una mancha en la nuca de...

—¡Seguro son por el tiempo que hemos compartido juntos! Recuerda lo intenso que eres... —ella me guiñó un ojo, restándole importancia a lo que Camilo acababa de decirme.

—También la encontré a punto de desmayarse.

—Es verdad, pero pienso que las razones pueden ser otras, quizás después de tanto intentarlo, al fin estoy embarazada, no estoy tan segura, pero...

Repentinamente, sentí escalofríos, y pasé saliva, ¿por qué ocurría esto ahora? No tenía sentido esta sensación que ahogaba mi pecho. Con un extraño dolor tan insoportable como lo era la soledad, toqué mi pecho.

—Camilo, llama a la señora que se encarga del vestido de novia, dile que Letizia no irá.

—Pero Felipe, la señora es una mujer muy ocupada, otro día...

—Esto es más importante, Letizia. Nos vamos al hospital ahora mismo, tenemos que saber qué es lo que te ocurre.

—Quizás estoy embarazada, ya ha pasado un tiempo desde que fuimos a la cabaña...

—Por favor, mi reina. No mientas, tú te has sentido cansada durante un largo tiempo, siempre tomabas agua frecuentemente.

—No tiene nada de malo que beba agua, es bueno para la salud.

—Haz lo que te dije, Camilo. Vámonos Letizia —dije mi última palabra.

—Bien... —aceptó, bajando los hombros—. Ya verás que no es nada malo, te estás preocupando en vano.

—Cuando se trata de la salud, nunca está de más preocuparse.

—Muy bien, solo espérenme afuera, aún no he terminado de cambiarme.

Camilo y yo salimos de la habitación de Letizia, dejándola a solas para que pudiera cambiar su ropa libremente.

Mientras caminaba por el pasillo, Camilo me detuvo.

—Señor Felipe, por favor. Cuál sea el resultado del doctor, no dude en comunicármelo, yo siempre estaré lealmente a los servicios de mi reina, y el de usted.

—¿Tú crees que esas manchas sean...?

—Prefiero no creer nada. No estoy listo para recordar algunas cosas, pero... —su voz se ahogó, sin embargo, trató de seguir hablando—. Rezaré por ella.

Letizia salió, encontrándonos en el pasillo, mientras ambos conversábamos.

—¿Qué es lo que están planeando ustedes dos?