59.-THE 100 (BELLAMY BLAKE)

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Creo que todo el mundo ama al chico de pecas porque aquí estamos de nuevo. Este en concreto me lo pidió PandicornioG3.
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- Jasper, se que eres tú, sal ya-Me quejé, esperando que el chico saliera de entre los árboles. Escuché un ruido de nuevo- en serio, no tiene gracia-Me giré al escuchar como la capa de hojas caídas crujían por el peso de un cuerpo y solo me dio tiempo a chillar antes de que el Terrestre me golpeara la cabeza y me dejara inconsciente.

Cuando volví a abrir los ojos me encontraba en lo que parecía una cueva, estaba sentada contra la pared, con las piernas estiradas hacia delante y los tobillos atados, a demás tenía las manos atadas a la espalda con cuerdas. Miré a mi alrededor buscando una forma de liberarme, en un saliente se encontraban mis cosas, la cuerda para las trampas y la radio.

Al verlas una idea pasó por mi cabeza, me dejé caer de lado de forma que pudiera pasar las piernas hacia atrás, volví a incorporarme, pero esta vez de rodillas y así pude deshacer el nudo que me ataba los tobillos. De vez en cuando me detenía para escuchar en silencio por si el terrestre volvía.

Cuando tuve las piernas liberadas me arrastré cual gusano por el suelo de la cueva hasta llegar al saliente, no había encontrado nada que pudiera usar para cortar la cuerdas de las muñecas y no llegaba al nudo para deshacerlo, pero si conseguía coger la radio podría avisar de mi condición. Eso era lo primordial, luego buscaría como liberarme. Al llegar al saliente estiré una pierna y le di leves empujoncitos para que callera sobre mi cuerpo y evitar que se dañara en la caída.

La dejé caer al suelo y acerqué las mano para cogerla, luego volví a la pared en la que me encontraba al principio, que estaba al lado de la salida de la cueva.

Tanteé el aparato en busca de la ruleta de encendido y sonreí cuando escuché el click y la estática, busqué una frecuencia en la que estuvieran hablando, al encontrarla descubrí que los que hablaban eran Bellamy y Miller.

-Bellamy, ya es muy tarde, tienes que volver, no la vas a encontrar de noche.

-No pienso dejar de buscar.-Aseguró, sonreí al suponer que hablaban de mí.

-¿Bellamy? ¿Miller?

-Ivy, ¿Dondé estás? ¿ Estás bien?-Noté la preocupación en la voz de Bellamy.

-Estoy bien, pero no sé dónde estoy, un terrestre me noqueó y me ha dejado en una cueva.

-¿Puedes moverte?, ¿Hay algo que te resulte familiar?-Preguntó Miller esta vez.

-Me tenía atada de pies y manos, pero he conseguido liberar las piernas, pero no puedo salir, la entrada tiene barrotes.

-¿Puedes asomarte a la puerta y decir que ves?- Bellamy parecía exhausto, como si hubiera estado corriendo.

Me incorporé de nuevo e intenté levantarme, al tercer intento lo conseguí y me acerqué a los barrotes.

-Solo veo árboles y vegetación.-Una idea pasó por mi cabeza- Miller, ¿Puedes buscar a Monty? Tengo una idea-El chico aceptó y escuché como desconectaba la radio, dejándonos a Bell y a mí "solos".

-¿Donde estás tú?-le pregunté mientras seguía mirando por los barrotes.

- Dando vueltas por el bosque, intentando encontrarte-solté una pequeña risa-¿recuerdas cómo era el terrestre que te cogió-Preguntó en susurros, por lo que me quedé confundida, pero le hice caso y recordé lo que pude ver del terrestre. Se lo describí a Bell y le escuché murmurar y maldecir.-Ivy apaga la radio, creo que ya vuelve a la cueva-Por un momento me quedé paralizada, pero luego apagué la radio y volví a la pared y me senté juntando las piernas para aparentar que estaban atadas y recé por qué el terrestre no me descubriera.

Al rato escuché el repiqueteo de metal y la puerta de barrotes se abrió y por ella pasó el hombre terrestre, me miró y pronunció unas palabras en un idioma que yo no conocía, no dije nada, solo le miré por un rato, el hombre se acercó a mí y yo me deslicé hacia un lado, alejándome de la puerta y del hombre,por encima de su hombro vi asomarse los rizos negra de Bellamy, luego apareció el resto del cuerpo, llevaba una piedra grande en las manos, la cual usó para darle un golpe en la cabeza al hombre, al cual pilló desprevenido y calló inconsciente sobre mí. El pelinegro me quitó al terrestre de encima pues yo seguía con las manos atadas y tiró de mi cintura para levantarme, me di la vuelta y con su cuchillo me desató las manos.

-Oh, por fín-Dijo mientras me abrazaba, cosa a la que yo correspondí encantada, luego se separó de mí y me miró detenidamente preocupado.

-¿Te ha hecho algo?¿Estas herida? -Sonreí enternecida.

-Estoy bien, volvamos a casa-Dije dandole la mano.

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Siento haber tardado tanto en subir, pero no me venía la inspiración.

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