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🌻Dallon🌻

Matame por favor.

Brendon no me respondía a ninguno de mis mensajes, cuando lo encontraba por la calle y le mencionaba sobre salir a pasear algún día, solo miraba a otro lado y decía que no podía.

En pocas palabras: Brendon me estaba evitando.

Así como yo evitaba los sentimientos hacía el que cada día crecían mas.

Ayer me decidí a ir a su casa, nunca nos habíamos visto ahí, por lo que tuve que preguntarle a varias personas para poder descubrirlo.

Pero al llegar me dijeron que no estaba, mas bien, que nunca estaba.

Que siempre estaba en la casa de uno de sus amigos.

Y así fue como estuve todo el día investigando las direcciones de cada uno de ellos, hasta de los que recientemente estaban con ellos.

Las ultimas dos direcciones estaban juntas, osea, eran vecinos, asi que no caminaría mas.

En la primera que pregunté por Brendon, me recibió un wey con la ropa toda desacomodada, el cual me insultó y después me lanzó un nopal que estaba en el suelo.

Obviamente salí corriendo hasta la casa que estaba al lado, esta no tenía ningún cadáver de conejo en el jardín.

Al golpear levemente la puerta nadie abrió, pero al asomarme por la ventana pude ver a personas de todo su grupo.

Y en un sillón estaba el, riéndose levemente por algo que decía un chico con cara de adicto a la cocaína.

¡No!

¿Porque me tardé tanto?

¡Ya me lo están robando!

Salí corriendo de ahí, tenía que pensar en algo para poder comunicarle lo que me hacía sentir cuando siquiera me miraba.

La casan donde estaban todos ellos estaba algo lejos de la mía, así que tenía bastante rato para pensar en algo.

Caminé lentamente por las oscuras y frías calles divagando en que hacer, hasta que sentí algo afilado contra mi chaqueta.

–Saca todo lo que traigas o te rajo.

Esperen.

Yo conocía esa voz.

Al voltear me encontré con Pete.

Ahora ya entendía todos los rumores que decían que era un asaltante, pensé que era por otra razón.

–Oh Dallon! ¿Que onda, compah?– tomó mi mano y la sacudió.

–Hola Pete ¿Puedes alejar tu navaja de mi espalda?

–No es mi navaja. . .

–. . . ¿Que?

–Que es broma wey, andas muy paranoico– guardó su arma y me dedicó una sonrisa.

–¿Porque estas aquí intentando robar?– levanté una ceja.

–Ah, pos las flores para el Patrick no son gratis we– se encogió de hombros.

–¿Le mandas flores?

–Wey no mames, cada pinche cosa que dices es una pregunta.

–Oh lo lamento, te dejo en tu trabajo de esquina– levanté mis brazos y caminé.

–¿Cual pinche esquina?– fruncio el ceño.

–Pete, se que esto te sorprenderá, pero estamos en una esquina.

F E M! • Joshler Jalex Kellic Perrentes Frerard Peterick BrallonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora