El año de la felicidad parte 2 (capítulos 201 en adelante)

Yojimbo (parte 15)

Ranma ½ no me pertenece.

Mas en momentos de desasosiego quisiera ser como Rumiko y portarme mal con los fans.

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Fantasy Fiction Estudios presenta

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El año de la felicidad

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Yojimbo

(parte 15)

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—¿Cuáles son los planes para hoy, amigo Tendo? —preguntó Genma mientras los dos hombres avanzaban por los pasillos del edificio de la compañía Tendo.

Los pisos eran tan lustrosos que llegaban a reflejar las figuras de los dos hombres vestidos de traje, Soun con el cabello suelto y bien cepillado, y Genma ocultando su calva de unos pocos cabellos con el sombrero.

—En la mañana debo reunirme en mi oficina con algunas inversionistas para futuros proyectos —respondió Soun, luego bajó la voz y se cubrió la boca con una mano para que solo Genma pudiera escucharlo—. Pensamos expandirnos a toda Asia con nuestros trabajos.

—Vaya, vaya —comentó Genma asombrado—. ¿Así que las empresas Tendo podrían estar construyendo los próximos rascacielos en Taiwan o China?

—Bueno, ya veremos, ya veremos —Soun rio—. Lo intentaremos, pero siempre se empieza por trabajos pequeños, ¿verdad? Pensábamos más bien en una asociación con empresas chinas.

—Interesante propuesta, amigo mío.

—Hoy en día el negocio florece y hay que aprovecharlo, ¿verdad? Hace un par de años que Nabiki insiste con que el futuro está en China —dijo Soun—. No estaba seguro de hacerle caso, aunque mi pequeña es tan buena para los negocios que rara vez se le escapa algo.

—Una jovencita de mente muy afilada y práctica, me he dado cuenta —comentó Genma.

—Demasiado, diría yo, a veces me da miedo —dijo Soun, y luego rio, como si fuera una broma, aunque no lo era.

Genma también se rio del chiste.

Cuando llegaron al área de su despacho, Soun saludó a los que trabajaban allí, y Genma secundó el saludo quitándose el sombrero. Una jovencita de cabello largo y negro corrió hacia ellos haciendo varias reverencias.

—Muy buenos días, señor Tendo —saludó—. ¿Desea algo? ¿Café, té, algunas galletas? También puedo traerle agua mineral.

—Ah... creo que un café estará bien, señorita... —Soun carraspeó—. Lo siento, creo que no recuerdo su nombre.